La detonación, posiblemente un coche bomba, se produjo cerca de una estación de policía.
Una bomba en el corazón comercial de Ankara se cobró este domingo la
vida al menos de 27 personas y provocó cerca de 75 heridos, según
fuentes oficiales.
El ataque ha puesto de nuevo a la capital de Turquía en estado de alerta, ya que hace menos de un mes que un ataque de un grupo armado kurdo mató a 28 personas también en pleno centro de la ciudad.
El suceso ocurrió a las 18.41 de la tarde (una hora menos en España), cuando se escuchó una fuerte explosión junto a una parada de autobús en el cruce del bulevar Atatürk y la avenida Ziya Gökalp, es decir el centro neurálgico de la ciudad, y donde cada día –más aún los fines de semana- se concentran miles de personas para ir de compras, salir con los amigos o pasear por las cercanas calles peatonales.
El atentado –que se cree fue cometido con coche bomba, aunque no se descarta la posibilidad de un ataque suicida- provocó que varios vehículos ardiesen y causó daños en edificios cercanos. “Todo el suelo está lleno de cristales rotos.
La explosión afectó incluso a gente que se encontraba a cien metros del lugar”, explicó el periodista de Hürriyet Soner Gürel, en el lugar de los hechos.
Numerosas ambulancias han acudido al área donde se produjo el atentado, adonde también se han desplazado artificieros de la policía.
Los agentes de seguridad han acordonado la zona y evitan que cualquiera pueda acercarse, por miedo a una segunda explosión
. Fuentes oficiales indican que al menos 22 de las víctimas fallecieron en el lugar del ataque y cinco ya en el hospital a causa de las heridas.
El Consejo Supremo de la Radiotelevisión de Turquía emitió una orden prohibiendo a los canales de televisión emitir imágenes del lugar de los hechos y de los cadáveres, mucho antes de que cualquier autoridad política compareciese o emitiese algún comunicado explicando qué ha pasado.
Turquía ha visto cómo en el último año se han producido los atentados más graves de su historia: el pasado julio, un terrorista se hizo estallar en la localidad de Suruç, matando a 33 personas; en octubre, otro atentado acabó con un centenar de vidas en una manifestación pacifista en Ankara, y el pasado enero, otro yihadista se suicidó en la plaza de Sultanahmet de Estambul, llevándose consigo a 11 turistas alemanes.
El ataque ha puesto de nuevo a la capital de Turquía en estado de alerta, ya que hace menos de un mes que un ataque de un grupo armado kurdo mató a 28 personas también en pleno centro de la ciudad.
El suceso ocurrió a las 18.41 de la tarde (una hora menos en España), cuando se escuchó una fuerte explosión junto a una parada de autobús en el cruce del bulevar Atatürk y la avenida Ziya Gökalp, es decir el centro neurálgico de la ciudad, y donde cada día –más aún los fines de semana- se concentran miles de personas para ir de compras, salir con los amigos o pasear por las cercanas calles peatonales.
El atentado –que se cree fue cometido con coche bomba, aunque no se descarta la posibilidad de un ataque suicida- provocó que varios vehículos ardiesen y causó daños en edificios cercanos. “Todo el suelo está lleno de cristales rotos.
La explosión afectó incluso a gente que se encontraba a cien metros del lugar”, explicó el periodista de Hürriyet Soner Gürel, en el lugar de los hechos.
Numerosas ambulancias han acudido al área donde se produjo el atentado, adonde también se han desplazado artificieros de la policía.
Los agentes de seguridad han acordonado la zona y evitan que cualquiera pueda acercarse, por miedo a una segunda explosión
. Fuentes oficiales indican que al menos 22 de las víctimas fallecieron en el lugar del ataque y cinco ya en el hospital a causa de las heridas.
El Consejo Supremo de la Radiotelevisión de Turquía emitió una orden prohibiendo a los canales de televisión emitir imágenes del lugar de los hechos y de los cadáveres, mucho antes de que cualquier autoridad política compareciese o emitiese algún comunicado explicando qué ha pasado.
Turquía ha visto cómo en el último año se han producido los atentados más graves de su historia: el pasado julio, un terrorista se hizo estallar en la localidad de Suruç, matando a 33 personas; en octubre, otro atentado acabó con un centenar de vidas en una manifestación pacifista en Ankara, y el pasado enero, otro yihadista se suicidó en la plaza de Sultanahmet de Estambul, llevándose consigo a 11 turistas alemanes.
Además, el pasado 17 de febrero, un atentado contra varios autobuses de
transporte de funcionarios y personal militar mató a 28 personas e hirió
a 61 en Ankara, un ataque reivindicado por el grupo armado Halcones de
la Libertad del Kurdistán (TAK), que se presenta como una escisión del
PKK.
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