Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 feb 2016

Penúltimos archisílabos................................................................................ Aurelio Arteta

Son tantos y tan graves los problemas públicos que nos acucian, que prestar atención a un fenómeno lingüístico caracterizado por alargamiento innecesario de las palabras suena a frivolidad impropia del buen ciudadano.

 

Ya lo advirtió Horacio.
Fue al elogiar en su Arte poética a quienes evitaban las “palabras ampulosas y rimbombantes”, y a las que llamó sesquipedalia verba por medir “un pie y medio” de largo.
Como quizá algunos lectores recuerden, aquí las he bautizado como archisílabos y aventuré que ese gusto por el alargamiento innecesario —aunque no siempre incorrecto— responde al probable afán de sobresalir de los demás.
 Un gusto contagioso, sin duda.
No vayan a pensar entonces que, el silenciarlos desde hace un par de años, denote un decaimiento en el uso y abuso de estos vocablos que coleccionamos.
Lo que pasa es que son tantos y tan graves los problemas públicos que nos acucian, que prestar atención a este fenómeno lingüístico suena a frivolidad impropia del buen ciudadano.
 Craso error.
 El ciudadano es antes que nada un hablante y, por alejados que parezcan, la calidad del uno dice

Ya lo advirtió Horacio. Fue al elogiar en su Arte poética a quienes evitaban las “palabras ampulosas y rimbombantes”, y a las que llamó sesquipedalia verba por medir “un pie y medio” de largo. Como quizá algunos lectores recuerden, aquí las he bautizado como archisílabos y aventuré que ese gusto por el alargamiento innecesario —aunque no siempre incorrecto— responde al probable afán de sobresalir de los demás. Un gusto contagioso, sin duda.
No vayan a pensar entonces que, el silenciarlos desde hace un par de años, denote un decaimiento en el uso y abuso de estos vocablos que coleccionamos.
Lo que pasa es que son tantos y tan graves los problemas públicos que nos acucian, que prestar atención a este fenómeno lingüístico suena a frivolidad impropia del buen ciudadano. Craso error. El ciudadano es antes que nada un hablante y, por alejados que parezcan, la calidad del uno dice mucho también de la calidad del otro.
 A la postre, ambas figuras pueden incurrir en parecido empobrecimiento o indiferencia ante el deterioro de lo común.

Al hilo de ciertos prefijos y sufijos, y ahorrándonos los centenares de torpes polisílabos recogidos en ocasiones pasadas, entremos de nuevo en materia.
 Por ejemplo, en aquellos que pretenden subrayar la diferencia entre un acto y su proceso de llevarlo a cabo. ¿Quién no ha oído hablar de esa desvalorización que equivale a una “devaluación”?
¿Acaso no es cierto que la autoridad se ejerce mediante actuaciones en vez de por “acciones”?
Una contratación administrativa goza de mayor empaque que un mero “contrato”, dónde va a parar, y los fabricantes de automóviles se enorgullecen de exhibir sus variadas motorizaciones (o sea, sus “motores”).
Si va usted para locutor, elija siempre incrementación o incremento, sea de los accidentes de tráfico o de los precios, y nunca su “aumento”.
 Causa perplejidad conocer que una banda musical está en ascensión, y no en “ascenso”, pero las cosas se complican cuando la “compartimentación” desemboca en el trabalenguas de la compartimentalización o el “clientelismo” engendra la clientelización.
Habrán observado asimismo que la notable afición a destacar la cualidad abstracta de las cosas lleva a menudo a sustituir la cosa misma por ese rasgo abstracto que encarna.
De modo que la “equidad” de un acto equitativo acdad abstracta de las cosas lleva a menudo a sustituir la cosa misma por ese rasgo abstracto que encarna.
De modo que la “equidad” de un acto equitativo acaba trocándose en equitatividad, y la “variación” deja paso a la variabilidad.
 Por esa misma ley no escrita, la unitariedad se impone sobre la “unidad”, lo mismo que preferimos la confortabilidad del sillón a su “confort” o el precario estado de marginalidad al de “marginación”. Una “excepción” a la regla se cita como excepcionalidad
. En cuanto algún aparato cumple una “función”, el experto sentencia que posee funcionalidad.
  Un ilustre abogado sugiere someterse no tanto a la “letra”, sino más bien a la literalidad de la ley. Y ciertos políticos proponen ahora una ley de transitoriedad jurídica, es de suponer que para perfeccionar la mera “transición”.
 El “vértigo” es ocupado por la vertiginosidad, igual que la dimensionalidad arrincona a la más simple “dimensión”.
 Eso sí, no me pregunten por el significado de la intermodalidad, que hasta ahí no llego.
Causa perplejidad conocer que una banda musical está en ‘ascensión’ y no en “ascenso”
En el vergonzante empeño por que nuestro lenguaje cotidiano se transforme en spanglish, procuremos que lo “diferente” alcance siempre el grado de diferencial y no hagamos ascos al comunicacional ni al conversacional.
  Las ondas “vibratorias” de toda la vida deben bautizarse como vibracionales, en una operación parecida a la de denominar componente nutricional a lo que calificábamos de “nutritivo”. 
Me cuesta adjudicar sentido al novedoso

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