La noción
de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de
los minirrelatos.
Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único
rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones
verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta
medida para el escritor, resalte de manera especial.
Fue, en efecto, la
primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de
esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de
allí, admiración.
Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción
es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o
diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e
igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que
podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o
de palabras, y no de páginas ni de párrafos.
Pesan en este sentido la
tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi
instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que
conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra
propia literatura o en una distinta de ella.
¿Habremos de aceptar, se
pregunta, una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o
hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos
que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características
que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido
por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden.
El rayo que cayó dos veces en el mismo sitio, de Augusto Monterroso (1921-2003), escritor guatemalteco, de origen hondureño, conocido por sus relatos breves, que apareció publicado en su obra La oveja negra y demás fábulas (1969).
El medio y la época en que se formó, la Guatemala de los últimos treinta y los primeros cuarenta, del dictador Jorge Ubico y de la Segunda Guerra Mundial, contribuyeron sin duda a su pensamiento.
Al estallar en 1944 las revueltas contra el dictador, desempeñó un activo papel que le llevó a la cárcel, pero logró escapar y pedir asilo en la embajada de México.
Tras la revolución de octubre de ese año encabezada por Jacobo Arbenz, Monterroso fue designado para un cargo en el consulado de Guatemala en México, donde permaneció hasta 1953.
Tras la caída de Arbenz se exilió en Chile, donde trabajó como secretario de Pablo Neruda, para retornar a México en 1956, país en el que se estableció definitivamente hasta su muerte
. Narrador y ensayista, empezó a publicar sus textos a partir de 1959, año en que se publicó la primera edición de Obras completas y otros cuentos, conjunto de incisivas narraciones donde comienzan a notarse los rasgos fundamentales de su narrativa: una prosa concisa, breve, aparentemente sencilla
Es considerado como uno de los maestros de la mini-ficción, en la que aborda temáticas complejas y fascinantes, con una provocadora visión del mundo y una narrativa que deleita a los lectores más exigentes.
El año 2000 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
EL RAYO QUE CAYÓ DOS VECES EN EL MISMO SITIO
Hubo una vez un Rayo que cayó
dos veces en el mismo sitio;
pero encontró que ya la primera
había hecho suficiente daño,
que ya no era necesario,
y se deprimió mucho.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos.
Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
Este encantador relato está hecho por
HArendt es el seudónimo del autor del blog en Internet.
HArendt es el seudónimo del autor del blog en Internet.
Tiene 69 años, dos hijas, tres nietos y dos gatos.
Sacado del Blog Trópico de Cancer. Un Blog que me encanta y que el señor del Blog tiene a bien leer alguno de mis textos y yo se lo agradezco muchisimo es de las Islas Canarias como yo.
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