Sundance estrena un documental y una película que recuperan la historia de Christine Chubbuck la presentadora de TV que se pegó un tiro durante un informativo.
La balada triste de la periodista que se disparó en directo
Sundance estrena un documental y una película que recuperan la historia de Christine Chubbuck la presentadora de TV que se pegó un tiro durante un informativo.
“De acuerdo a la política del Canal 40 de brindarles lo último en sangre y entrañas a todo color, están a punto de ver otra primicia”.
Fue decir estas palabras y Christine Chubbuck sacó su mano de debajo de la mesa, donde escondía su revólver del calibre 38, y se pegó un tiro detrás de su oreja derecha.
En directo, con una sonrisa torcida y mirando a la cámara.
Su cuerpo humeante cayó sobre el escritorio, la cámara que le apuntaba siguió grabando y el realizador no hizo un fundido a negro hasta pocos segundos después, pensando que todo había sido una broma de pésimo gusto de la presentadora del talkshow Suncoast Digest de la WXLT-TV de Sarasota (Florida), una cadena afiliada a la ABC.
Chubbuck no estaba bromeando y tampoco los telespectadores que aquel 15 de julio de 1974 llamaron al 911 para avisar de que si no les fallaba la vista, acababan de ver una presentadora suicidándose en la pantalla de su televisor.
Chubbuck lo tenía todo preparado.
Lo había escrito en una escaleta personal que desconocía el resto de su equipo.
Tras dar un par de titulares, introduciría su suicidio en directo.
Como una noticia más del día.
Una intervención de lo más metódica que llegó después de un fallo técnico.
Lo tenía por escrito, pero no le dio tiempo a decir que fallecería unas horas después en el hospital (y así fue, murió 14 horas después en el Sarasota Memorial).
Ella sabía que para conseguir su objetivo no le valdría la espectacularidad de un tiro en la frente o en la boca.
Mejor dispararse en la nuca. Lo sabía porque se lo había contado un jefe de policía tres semanas antes, cuando realizó un reportaje sobre el suicidio para su cadena.
Seguía las órdenes de su jefe, obsesionado con emitir noticias de “sangre y entrañas”.
Tres días antes de suicidarse en antena, Chubbuck se había pelelado con él porque cambió una de sus historias por un segmento sobre un asesinato.
Pedían “sangre y entrañas”.
Ella las dió en vivo y en directo. Tenía 29 años.
¿Les suena de algo esta historia? Sí, su premisa separece sospechosamente a la de Howard Beale, el ‘profeta furioso de la televisión’ que dirigió Sidney Lumet en Network, un mundo implacable un par de años después (con aquel “estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!” como mantra vital de Peter Finch).
La película que puso en evidencia al cinismo y la tiranía de los medios de comunicación (Andrew Sorkin asegura que el guión de Paddy Chafesky ha sido el faro de su carrera) estaba inspirada en el fatal desenlace de la periodista de Ohio.
Tres décadas después de cuestionar, y de qué manera, los límites del periodismo, dos cintas recuperan ahora la historia de Chubbuck y confluyen estos días en el festival de Sundance en Salt Lake Ciky, donde se han estrenado mundialmente.
La primera es Christine, una película protagonizado con Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona) poniéndose en la piel de Chubbuck y con Michael C. Hall (Dexter) como coprotagonista.
La segunda es Katie plays Christine, un documental de Robert Greene (Actress), en el que una actriz que interpretará a la periodista revive los últimos pasos de la presentadora.
La balada triste de la periodista que se disparó en directo
Sundance estrena un documental y una película que recuperan la historia de Christine Chubbuck la presentadora de TV que se pegó un tiro durante un informativo.
Chubbuck lo tenía todo preparado. Lo había escrito en una escaleta personal que desconocía el resto de su equipo. Tras dar un par de titulares, introduciría su suicidio en directo. Como una noticia más del día. Una intervención de lo más metódica que llegó después de un fallo técnico. Lo tenía por escrito, pero no le dio tiempo a decir que fallecería unas horas después en el hospital (y así fue, murió 14 horas después en el Sarasota Memorial). Ella sabía que para conseguir su objetivo no le valdría la espectacularidad de un tiro en la frente o en la boca. Mejor dispararse en la nuca. Lo sabía porque se lo había contado un jefe de policía tres semanas antes, cuando realizó un reportaje sobre el suicidio para su cadena. Seguía las órdenes de su jefe, obsesionado con emitir noticias de “sangre y entrañas”. Tres días antes de suicidarse en antena, Chubbuck se había pelelado con él porque cambió una de sus historias por un segmento sobre un asesinato. Pedían “sangre y entrañas”. Ella las dió en vivo y en directo. Tenía 29 años.
¿Les suena de algo esta historia? Sí, su premisa separece sospechosamente a la de Howard Beale, el ‘profeta furioso de la televisión’ que dirigió Sidney Lumet en Network, un mundo implacable un par de años después (con aquel “estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!” como mantra vital de Peter Finch). La película que puso en evidencia al cinismo y la tiranía de los medios de comunicación (Andrew Sorkin asegura que el guión de Paddy Chafesky ha sido el faro de su carrera) estaba inspirada en el fatal desenlace de la periodista de Ohio. Tres décadas después de cuestionar, y de qué manera, los límites del periodismo, dos cintas recuperan ahora la historia de Chubbuck y confluyen estos días en el festival de Sundance en Salt Lake Ciky, donde se han estrenado mundialmente.
La primera es Christine, una película protagonizado con Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona) poniéndose en la piel de Chubbuck y con Michael C. Hall (Dexter) como coprotagonista. La segunda es Katie plays Christine, un documental de Robert Greene (Actress), en el que una actriz que interpretará a la periodista revive los últimos pasos de la presentadora.
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