Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

12 ene 2016

Charles Perrault y los finales que no te contó Disney...........

Google cambia su logotipo por el 388 aniversario del nacimiento del escritor de cuentos.

La 'Caperucita Roja' de Charles Perrault
Una ilustración del cuento 'Caperucita Roja'. / Getty

Google rinde homenaje al escritor francés Charles Perrault en el aniversario número 388 de su nacimiento con un doodle que ilustra sus cuentos
. Perrault es reconocido por ser escribir los cuentos infantiles como Caperucita Roja, La Cenicienta, La Bella Durmiente, El Gato con Botas, Pulgarcito, aunque no se le atribuye a él la creación original de todas las historias.

A sus 55 años, escribió Cuentos del Pasado, más conocidos como Cuentos de Mamá Ganso y donde se encuentran la mayoría de sus historias más famosos
. Sus versiones eran más crueles y poco tienen que ver los cuentos con finales felices que ahora muestra Disney.
En homenaje a Perrault, a continuación reproducimos un texto publicado en EL PAÍS por Lola Galán en 1977 que cuenta la verdadera historia de Caperucita Roja.
La imposible muerte de Caperucita
Trescientos años después de que Charles Perrault escribiera los cuentos qué por transmisión oral habían ido conservándose a lo largo de la Historia, los títulos de estos relatos siguen siendo el gran hallazgo de la literatura infantil de nuestros días.
 A pesar de las nuevas ideas en pedagogía, a pesar de las nuevas concepciones respecto a la mentalidad infantil, los cuentos de nuestro hijos han sido nuestros cuentos, como lo fueron de nuestros padres y de nuestros abuelos.
Al margen de honrosas excepciones de escritoras como Gloria Fuertes o Ana María Matute, dedicadas, sobre todo en el caso de la primera, a la literatura infantil, lo cierto es que este inmenso y problemático campo sigue casi desierto de novedades, mientras se actualizan y remozan Caperucitas, Cenicientas o Heidis, en un alarde preocupante de falta de imaginación.
Existen, cómo no, algunas muestras dignas de autores como Saint-Exupéry, que de vez en cuando hicieron una escapada a la infancia, pero sin dejar por ello de perpetuar en su obra un mundo adulto, caso de El pequeño príncipe, o Jacques Prevert, que un buen día nos escribe Cuentos para chicos traviesos, pero el niño como lectores un sujeto difícil y prácticamente desconocido.
No hace mucho han aparecido en el mercado español, editados por Lumen, unos pocos cuentos escritos por dos feministas italianas, Adela Turin y Nella Bosnia, con un marcado interés por romper con el cero ideológico que desde la infancia se dedica a establecer papeles, a construir un mundo de niños y niñas, de futuros hombres y mujeres perfectamente definidos.
Una feliz catástrofe, Rosa caramelo, con un breve apunte «a favor de las niñas», y Arturo, y Clementina, dos tortugas problemáticas e insólitas, son los primeros títulos de esta vía nueva que no acaba de ser aceptada.
El verdadero libro infantil es la televisión
En la misma línea, y también publicado por Lumen, está Los tambores, aunque en este caso el tema es la guerra, y la tesis es de un marcado antibelicismo, que difícilmente puede competir con las historietas de héroes más o menos cómicos tipo Astérix o personajes televisivos, todos ellos en una línea combativa y guerrera cien por cien.
Porque, todo hay que decirlo, el verdadero libro infantil es la televisión. Su influencia es decisiva y total a la hora de comprar un cuento u otro.

 

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