La Comisión Europea reclamará un doloroso ajuste fiscal adicional al próximo Gobierno.
Bruselas
. La Comisión Europea ha mantenido una exquisita distancia desde las elecciones con el complicado panorama político.
El brazo ejecutivo de la UE ha dejado claro que reclamará un doloroso ajuste fiscal adicional al próximo Gobierno, pero el informe España 2016, que se hará público en febrero y analiza los graves desequilibrios que aún arrastra la economía, resulta mucho más explícito y advierte “riesgos políticos” en el país.
“Las dificultades para formar Gobierno podrían desacelerar la agenda de reformas y provocar una pérdida de confianza y un deterioro del sentimiento del mercado”, dice con inusual contundencia el borrador del texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
Bruselas reclama “estabilidad” en España desde el 20-D. La Comisión Europea ha mantenido una exquisita distancia
desde las elecciones con el complicado panorama político. El brazo
ejecutivo de la UE ha dejado claro que reclamará un doloroso ajuste
fiscal adicional al próximo Gobierno, pero el informe España 2016, que
se hará público en febrero y analiza los graves desequilibrios que aún
arrastra la economía, resulta mucho más explícito y advierte “riesgos
políticos” en el país.
“Las dificultades para formar Gobierno podrían desacelerar la agenda de reformas y provocar una pérdida de confianza y un deterioro del sentimiento del mercado”, dice con inusual contundencia el borrador del texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
“Vulnerabilidad” es la palabra clave del informe España 2016, que la Comisión Europea hará público en unas semanas. Bruselas constata que la economía se recupera,
vuelve a crear empleo y sus numerosos puntos débiles mejoran
paulatinamente.
Pero subraya los “enormes desequilibrios” que persisten, en particular los altos niveles de deuda —pública, privada y exterior— y paro.
“El país es vulnerable a la volatilidad en los mercados”, resume el documento, cuyo principal mensaje es que la economía española empieza a cicatrizar sus heridas tras el rescate de mediados de 2012, pero quedaría expuesta ante una nueva andanada de crisis.
Ese nuevo despertar de la crisis puede llegar por los emergentes y por la periferia del euro, con la banca italiana hecha unos zorros y Portugal y Grecia en dificultades.
Más aún en un entorno de incertidumbre política en España.
El brazo ejecutivo de la UE se mete por primera vez en la política española tras el 20-D. Bruselas lleva un mes con un mensaje monocorde:
“España necesita estabilidad política. Espero que esté a la altura”, dijo hace unos días el jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker. El informe va más allá y analiza los “riesgos a la baja” para el crecimiento a corto plazo: si remiten los vientos de cola que tiran del PIB español (las medidas del BCE, el desplome del petróleo), España sería “vulnerable” a un nuevo episodio de turbulencias.
“Las dificultades para formar Gobierno podrían desacelerar la agenda de reformas y provocar una pérdida de confianza y un deterioro del sentimiento del mercado”, dice con inusual contundencia el borrador del texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
Pero subraya los “enormes desequilibrios” que persisten, en particular los altos niveles de deuda —pública, privada y exterior— y paro.
“El país es vulnerable a la volatilidad en los mercados”, resume el documento, cuyo principal mensaje es que la economía española empieza a cicatrizar sus heridas tras el rescate de mediados de 2012, pero quedaría expuesta ante una nueva andanada de crisis.
Ese nuevo despertar de la crisis puede llegar por los emergentes y por la periferia del euro, con la banca italiana hecha unos zorros y Portugal y Grecia en dificultades.
Más aún en un entorno de incertidumbre política en España.
El brazo ejecutivo de la UE se mete por primera vez en la política española tras el 20-D. Bruselas lleva un mes con un mensaje monocorde:
“España necesita estabilidad política. Espero que esté a la altura”, dijo hace unos días el jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker. El informe va más allá y analiza los “riesgos a la baja” para el crecimiento a corto plazo: si remiten los vientos de cola que tiran del PIB español (las medidas del BCE, el desplome del petróleo), España sería “vulnerable” a un nuevo episodio de turbulencias.
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