La carta abierta del marido de una víctima del Bataclan conmociona a Francia.
“El viernes por la noche robasteis la vida de un ser de excepción, el
amor de mi vida, la madre de mi hijo, pero no tendréis mi odio”.
Antoine Leiris, periodista de la radio France Bleu, escribió estas líneas el lunes después de la tragedia
. Por la mañana había ido a reconocer el cuerpo de su esposa, Helène, de 35 años, una de las 89 fallecidas en el ataque de los terroristas a la sala de conciertos Bataclan de París
. La carta abierta la colgó en su perfil Facebook y rápidamente dio la vuelta al mundo. El diario Le Monde la publicó en portada, se compartió en Facebook más de 220.000 veces y generó más de 10.000 tuits en diferentes idiomas.
“Responder al odio con la ira sería ceder a la misma ignorancia que hizo de ustedes lo que son”.
Las palabras de Leiris han servido de bálsamo en una sociedad herida, que se debate entre el temor y la voluntad de no ceder ante los terroristas.
“Queréis que tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con recelo, que sacrifique mi libertad por seguridad.
Habéis perdido”, añade en otro extracto de la carta. “Por supuesto, estoy devastado por la pena, les concedo esa pequeña victoria, pero será de corto plazo (…) De hecho, no tengo más tiempo para dedicaros, tengo que ocuparme de Melvil que se despierta de la siesta
. Tiene apenas 17 meses, se comerá la merienda como cada día, jugaremos como cada día y toda su vida, este niño les hará la afrenta de ser feliz y libre.
Porque no, tampoco tendrá su odio”.
Leiris confiesa que la tentación de la desconfianza y de la ira la ha sentido, como todos. “No soy un ser de luz que toma siempre la decisión acertada”, dice el periodista, de 34 años, en una entrevista con EL PAÍS en el hotel Best Western Montcalm de París.
“La carta era también un manifiesto para mí mismo, para recordarme que no hay que caer en la estupidez, en las conclusiones rápidas, que hay que elegir siempre la reflexión, al igual que hizo Hélène tras los atentados de enero” contra la revista Charlie Hebdo y un supermercado judío. “Fuimos a poner flores con Melvil, porque a Hélène, como a mí, le afectó mucho
. Atentaron, como ahora, contra parte de lo que compone nuestro estilo de vida, contra la libertad de cada uno”, recuerda.
“Es normal tener esos sentimientos negativos, pero no hay que ceder”.
La carta la escribió el lunes, tras visitar el cuerpo de su esposa por la mañana y recoger al pequeño de la guardería.
“Después de verla, fui a buscar a Melvil y le hice la comida”, recuerda. “En ese tiempo las palabras me venían una tras otra.
Acosté al niño, me puse delante del ordenador y empecé a escribir. Son palabras por supuesto elegidas, fruto de la reflexión, pero las frases fluyeron rápidamente.
Hice un par de correcciones y supe que era el momento de enviarla”.
Lo hizo en su cuenta de Facebook para dejar constancia de ello y compartirlo si acaso con sus amigos. Nunca imaginó su repercusión. Formalmente dirigida a los terroristas, conmocionó a decenas de miles de personas.
Cientos de ellas de todas partes del mundo le respondieron, con “cartas largas, sentidas, muy personales”. Leiris no se dio cuenta hasta el día siguiente, porque como indica en su misiva, tras enviarla volvió a su día a día. “Muchas personas me han querido decir que estaban a punto de ceder y que mi carta les ayudó a no hacerlo. En realidad, la frontera entre las dos reacciones es muy fina y se trata al final de una decisión personal.
Podemos elegir otra respuesta que la violencia”.
Entre su vida de padre, los encuentros con sus amigos, los preparativos de los funerales y sus necesarios momentos de intimidad para vivir su duelo,
Leiris acepta ahora dar contadas entrevistas.
Lo hace para trasladar un mensaje a todos los que le han escrito
. “Quiero que sepáis que he recibido vuestras cartas y que me han hecho mucho bien”. Con el tiempo espera poder contestar a todas y en algún momento incluso visitar a algunos de sus autores de diferentes partes del mundo. “Me sentará bien, creo que llevaré a Melvil conmigo. Quiero entender qué es exactamente lo que tanto ha emocionado a la gente”
Yo no soy una heroina del dolor ni del perdón a esos locos que matan en nombre de Dios, Dios tiene muchos nombres, yo los maldigo con todas mis fuerzas, no quiten la vida en nombre de nadie sino de ustedes mismos locos embrabecidos por la sorpresa de saber que siguen habiendo lobos sedientos de sangre, a Dios lo asesinaron y según Saramago Cristo en la Cruz dijo" Perdonen a mi Padre, que no sabe lo que hace.
Pero ustedes fanáticos ignorantes atados con las cuerdas de su ignorancia y desprecio al ser humano se creen dioses que dan o quitan vidas, pueden matarse todos en conjunto sean valientes en nombre de su dios, maténse ,no ataquen lugares dónde el factor sorpresa hará que haya más víctimas, son jóvenes y tienen el regalo de tener vida mientras otros luchan contra enfermedades mortales, donen sus órganos y vuelen en mil pedazos, escoria de seres "humanos" y además feos, que feos son por dentro y por fuera.
Piensen que les odiamos, porque son unos asesinos , piensen lo que les de la gana, pero matense entre ustedes, suicidense unos menos que buscarles sitios para su vida, mientras otros luchan todos los dias por mantener a los suyos.
Así no comerán ni cantarán ni dormirán
Mueránse con el asco que les tengo y si les tendré odio hasta que desaparezcan no pertubarán mi paz que mucho me ha costado conseguirla.
Autoinmolesen todos juntos en una orgia de muerte y sangre y que ese Dios que dicen que existe no siga mirando para otro lado.
.
Antoine Leiris, periodista de la radio France Bleu, escribió estas líneas el lunes después de la tragedia
. Por la mañana había ido a reconocer el cuerpo de su esposa, Helène, de 35 años, una de las 89 fallecidas en el ataque de los terroristas a la sala de conciertos Bataclan de París
. La carta abierta la colgó en su perfil Facebook y rápidamente dio la vuelta al mundo. El diario Le Monde la publicó en portada, se compartió en Facebook más de 220.000 veces y generó más de 10.000 tuits en diferentes idiomas.
“Responder al odio con la ira sería ceder a la misma ignorancia que hizo de ustedes lo que son”.
Las palabras de Leiris han servido de bálsamo en una sociedad herida, que se debate entre el temor y la voluntad de no ceder ante los terroristas.
“Queréis que tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con recelo, que sacrifique mi libertad por seguridad.
Habéis perdido”, añade en otro extracto de la carta. “Por supuesto, estoy devastado por la pena, les concedo esa pequeña victoria, pero será de corto plazo (…) De hecho, no tengo más tiempo para dedicaros, tengo que ocuparme de Melvil que se despierta de la siesta
. Tiene apenas 17 meses, se comerá la merienda como cada día, jugaremos como cada día y toda su vida, este niño les hará la afrenta de ser feliz y libre.
Porque no, tampoco tendrá su odio”.
Leiris confiesa que la tentación de la desconfianza y de la ira la ha sentido, como todos. “No soy un ser de luz que toma siempre la decisión acertada”, dice el periodista, de 34 años, en una entrevista con EL PAÍS en el hotel Best Western Montcalm de París.
“La carta era también un manifiesto para mí mismo, para recordarme que no hay que caer en la estupidez, en las conclusiones rápidas, que hay que elegir siempre la reflexión, al igual que hizo Hélène tras los atentados de enero” contra la revista Charlie Hebdo y un supermercado judío. “Fuimos a poner flores con Melvil, porque a Hélène, como a mí, le afectó mucho
. Atentaron, como ahora, contra parte de lo que compone nuestro estilo de vida, contra la libertad de cada uno”, recuerda.
“Es normal tener esos sentimientos negativos, pero no hay que ceder”.
La carta la escribió el lunes, tras visitar el cuerpo de su esposa por la mañana y recoger al pequeño de la guardería.
“Después de verla, fui a buscar a Melvil y le hice la comida”, recuerda. “En ese tiempo las palabras me venían una tras otra.
Acosté al niño, me puse delante del ordenador y empecé a escribir. Son palabras por supuesto elegidas, fruto de la reflexión, pero las frases fluyeron rápidamente.
Hice un par de correcciones y supe que era el momento de enviarla”.
Lo hizo en su cuenta de Facebook para dejar constancia de ello y compartirlo si acaso con sus amigos. Nunca imaginó su repercusión. Formalmente dirigida a los terroristas, conmocionó a decenas de miles de personas.
Cientos de ellas de todas partes del mundo le respondieron, con “cartas largas, sentidas, muy personales”. Leiris no se dio cuenta hasta el día siguiente, porque como indica en su misiva, tras enviarla volvió a su día a día. “Muchas personas me han querido decir que estaban a punto de ceder y que mi carta les ayudó a no hacerlo. En realidad, la frontera entre las dos reacciones es muy fina y se trata al final de una decisión personal.
Podemos elegir otra respuesta que la violencia”.
Entre su vida de padre, los encuentros con sus amigos, los preparativos de los funerales y sus necesarios momentos de intimidad para vivir su duelo,
Leiris acepta ahora dar contadas entrevistas.
Lo hace para trasladar un mensaje a todos los que le han escrito
. “Quiero que sepáis que he recibido vuestras cartas y que me han hecho mucho bien”. Con el tiempo espera poder contestar a todas y en algún momento incluso visitar a algunos de sus autores de diferentes partes del mundo. “Me sentará bien, creo que llevaré a Melvil conmigo. Quiero entender qué es exactamente lo que tanto ha emocionado a la gente”
Yo no soy una heroina del dolor ni del perdón a esos locos que matan en nombre de Dios, Dios tiene muchos nombres, yo los maldigo con todas mis fuerzas, no quiten la vida en nombre de nadie sino de ustedes mismos locos embrabecidos por la sorpresa de saber que siguen habiendo lobos sedientos de sangre, a Dios lo asesinaron y según Saramago Cristo en la Cruz dijo" Perdonen a mi Padre, que no sabe lo que hace.
Pero ustedes fanáticos ignorantes atados con las cuerdas de su ignorancia y desprecio al ser humano se creen dioses que dan o quitan vidas, pueden matarse todos en conjunto sean valientes en nombre de su dios, maténse ,no ataquen lugares dónde el factor sorpresa hará que haya más víctimas, son jóvenes y tienen el regalo de tener vida mientras otros luchan contra enfermedades mortales, donen sus órganos y vuelen en mil pedazos, escoria de seres "humanos" y además feos, que feos son por dentro y por fuera.
Piensen que les odiamos, porque son unos asesinos , piensen lo que les de la gana, pero matense entre ustedes, suicidense unos menos que buscarles sitios para su vida, mientras otros luchan todos los dias por mantener a los suyos.
Así no comerán ni cantarán ni dormirán
Mueránse con el asco que les tengo y si les tendré odio hasta que desaparezcan no pertubarán mi paz que mucho me ha costado conseguirla.
Autoinmolesen todos juntos en una orgia de muerte y sangre y que ese Dios que dicen que existe no siga mirando para otro lado.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario