Hablamos con el hijo del Conde Lecquio y Antonia Dell’Atte sobre techno, los intrusos del mundillo, su visión de la escena y su familia.
Una charla más sustancial de lo que a priori pueda parecer.
A mitades de septiembre saltó una noticia que dio mucha vidilla a los
que disfrutan de la prensa rosa (la de verdad, la de antes de los realities). Clemente Lequio, el hijo mayor del Conde Lequio y Antonia Dell’Atte,
no sólo había moldeado su cuerpo hasta convertirlo en algo escultural y
apolíneo, sino que era DJ y había publicado música en Cocoon, el sello
del káiser del techno, Sven Väth.
No queríamos quedarnos en la superficie de semejante bombazo y movimos cielo y tierra para ponernos en contacto con el ínclito.
Y lo conseguimos.
Por email hablamos con el pinchadiscos y le preguntamos sobre todo lo que nos carcomía por dentro: la escena berlinesa, sus ídolos de la electrónica, esos famosos intrusos en el mundillo y, claro, su padre, madre y hermano MC, Álex.
Él accedió a contestar amablemente a todo, sin poner restricciones de ningún tipo y explayándose bien en las respuestas.
Todo empezó en febrero de 2009, cuando Clemente se estrenó a los platos en una fiesta en el Luz de Gas barcelonés en la que también actuaban Fangoria, Nena Daconte y Nancys Rubias.
A partir de ahí ha intentado desarrollar su carrera como DJ. “No le da para vivir” y por eso fichó por una cadena hotelera, “una decisión que tomó porque se había cansado del mundo de la noche”.
Así que cuando tiene rato libre, se junta con Stephan Lieb, capo de Resopal, uno de los sellos más importantes del techno en Berlín y capital en la época minimal, y pincha aquí y allá y produce temas. Ha estado en Panorama Bar, en Space y Amnesia, pero aunque le encanta la capital alemana, no le importa demasiado el tamaño del recinto siempre que “la gente sienta la música y sepan del tema”.
Las sesiones con Lieb, con quien ha creado el alias Cavaan, beben de nombres claves del techno (Carl Craig, Aphex Twin, “el viejo” Richie, Ben Klock, Aril Bricka, Joey Beltram y un largo etcétera) y suenan clásicos de ayer y de hoy
. Hay novedades sí, pero no faltan clásicos “como ‘Energy Flash’ de Joey Beltram o ‘Loop’ de F.U.S.E. y LFO o ‘20 hz’ de Capricorn o ‘Born Slippy’ de Underworld o ‘Blue Monday’ de New Order”.
De hecho su interés por los himnos de toda la vida de la música de baile es tal que hasta han remezclado el “Halle Bopp” de Der Dritte Raum y le encantaría hacer lo propio con “’Electrica Salsa’ de papa Sven Väth o ‘Welcome To The Pleasure Dome’ de Frankie Goes To Hollywood”.
Y estos gustos no parecen herencia de sus padres, pues de pequeño escuchaba Frank Sinatra, Depeche Mode o Rolling Stones.
“Música que hoy en día ya es difícil de escuchar ya que falta calidad en el ambiente pop/rock”.
Con 27 años Clemente tiene ideas muy claras en el panorama musical.
Por ejemplo, de la escena de Milán, ciudad en la que reside, comenta que esta música está de moda porque es “underground, aunque pocos entienden realmente lo que es. La escuchan porque está de moda y creen que es cool’.
Es lo mismo que pasa en Ibiza. Van porque se sienten obligados a ir”, reflexiona.
Exactamente lo contrario que pasa en Berghain, cuya estricta política de admisión defiende. “El concepto es simple: no quieren gente ‘posh’. Quieren gente normal que quiere ir a divertirse.
No quieren al pijo de turno. Ese es el estilo que le han dado al local y si funciona y sigue estando lleno es también gracias a esto”.
Se toma el oficio de pinchar muy en serio. “Intento no beber hasta el final de la sesión, lo cual a veces es difícil, pero hay que resistir. Desafortunadamente muchos (por no decir casi todos) asocian el mundo de la noche con drogas.
Yo tengo bastante personalidad y consigo divertirme y sentir la música estando sobrio”, asegura
. Un caso radicalmente opuesto al de Ricardo Villalobos del que al recordarle sus últimos desfases dice que “es un verdadero artista”.
Reconoce que “muchas veces se ha pasado y no sabia ni él dónde estaba” pero es quien es y “la gente va a verlo igualmente, algo que sólo los grandes consiguen”.
Además, se quiere desmarcar del concepto celebrity DJ. De hecho, cuando empezó a ponerse en serio junto a Stephan cogieron ese alias para que no les persiguiesen, pero tarde o temprano la prensa rosa se enteró de quién era. “No soy uno de estos pseudo DJs como Paris Hilton (sólo para nombrar una persona y no nombrar los otros miles que hay, también en España como Kiko Rivera)”
. Con todo, no hace ascos a la fama, aprovecha su apellido pero de manera razonable, con apariciones esporádicas en Sálvame Deluxe o saraos junto a su madre.
“Me aportaba dinero fundamental para financiar mis estudios, mi trabajo y mis proyectos. No me arrepiento y soy consciente de lo que he hecho. Siempre he vivido entre la fama y el anonimato, lo cual me ha hecho crecer de manera sana”.
De su madre, antigua musa de Armani, comparte el amor por la moda y la firma italiana en particular. “Es un gran artista, de esos que nace cada 100 o 200 años.
He desfilado para Giorgio y abrí el desfile de Emporio Armani en 2013”, recuerda
. Entonces tenía la planta de sus padres, pero no aún el portentoso físico que luce ahora. “Siempre he hecho deporte, pero el estilo de vida del mundo de la noche no te lleva a buenos resultados en ámbito físico/deportivo
. El hecho de dejar casi de pinchar en el último año y medio me ha permitido que pudiera concentrarme en estar bien conmigo mismo”.
Ah, y no escucha música en el gimnasio porque le distrae y suenan canciones “comerciales y horribles a todo volumen”, así que le proponemos encargarse del hilo musical.
“Me has dado una buena idea, así que quien quiera un buen DJ set para su gimnasio puede contactarme”, se ofrece jocosamente.
Como decíamos antes, aunque sus padres no escuchaban música estrictamente de club, tanto de padre y madre le viene esta pasión.
Hasta el punto que su hermano, Alex, ya hizo sus pinitos como MC lanzando puyas a los paparazis. ¿Fue flor de un día? Para nada.
“Tiene una gran pasión y canta muy bien, aunque a él le encanta el hip hop, y a mí depende del tema”. ¿Potencial colaboración? “Siempre es posible, ya que tiene estilo”.
Si estáis en este artículo es posible que recordéis el disco que su madre, Antonia, lanzó hace quince años.
“No estaba mal. Desafortunadamente no estuvo bien producido y eso no fue culpa suya
. Las letras de ciertos temas me gustaban y por lo que sé gracias a amigos, hay temas que aún se suenan en discotecas gays, así que algo bueno hizo”.
En cuanto a su padre, Alessandro, antaño figura esencial del canalleo español (suya es una de las portadas más icónicas de “Interviu”), también tiene algo que decir ahora que ya se ha reconciliado del todo con él.
“Hace bastante tiempo que ha ‘asentado la cabeza’, por así decir.
Esos eran años locos como tú bien has dicho de los cuales tengo pocos recuerdos afortunadamente, porque era pequeño e iba al colegio, así que no le daba importancia a esas tonterías que se decían. Además mi madre siempre me ha mantenido al margen de estas frivolidades así que he sido afortunado de crecer de manera normal”.
Fuera prejuicios e ideas preconcebidas, escuchad sus producciones como Cavaan (si Sven Väth se fijó en ellos será por algo) y animaros a verle si al final va a festivales como el Sónar, en el que ha estado y en el que por supuesto que “le encantaría” pinchar.
No queríamos quedarnos en la superficie de semejante bombazo y movimos cielo y tierra para ponernos en contacto con el ínclito.
Y lo conseguimos.
Por email hablamos con el pinchadiscos y le preguntamos sobre todo lo que nos carcomía por dentro: la escena berlinesa, sus ídolos de la electrónica, esos famosos intrusos en el mundillo y, claro, su padre, madre y hermano MC, Álex.
Él accedió a contestar amablemente a todo, sin poner restricciones de ningún tipo y explayándose bien en las respuestas.
Todo empezó en febrero de 2009, cuando Clemente se estrenó a los platos en una fiesta en el Luz de Gas barcelonés en la que también actuaban Fangoria, Nena Daconte y Nancys Rubias.
A partir de ahí ha intentado desarrollar su carrera como DJ. “No le da para vivir” y por eso fichó por una cadena hotelera, “una decisión que tomó porque se había cansado del mundo de la noche”.
Así que cuando tiene rato libre, se junta con Stephan Lieb, capo de Resopal, uno de los sellos más importantes del techno en Berlín y capital en la época minimal, y pincha aquí y allá y produce temas. Ha estado en Panorama Bar, en Space y Amnesia, pero aunque le encanta la capital alemana, no le importa demasiado el tamaño del recinto siempre que “la gente sienta la música y sepan del tema”.
Las sesiones con Lieb, con quien ha creado el alias Cavaan, beben de nombres claves del techno (Carl Craig, Aphex Twin, “el viejo” Richie, Ben Klock, Aril Bricka, Joey Beltram y un largo etcétera) y suenan clásicos de ayer y de hoy
. Hay novedades sí, pero no faltan clásicos “como ‘Energy Flash’ de Joey Beltram o ‘Loop’ de F.U.S.E. y LFO o ‘20 hz’ de Capricorn o ‘Born Slippy’ de Underworld o ‘Blue Monday’ de New Order”.
De hecho su interés por los himnos de toda la vida de la música de baile es tal que hasta han remezclado el “Halle Bopp” de Der Dritte Raum y le encantaría hacer lo propio con “’Electrica Salsa’ de papa Sven Väth o ‘Welcome To The Pleasure Dome’ de Frankie Goes To Hollywood”.
Y estos gustos no parecen herencia de sus padres, pues de pequeño escuchaba Frank Sinatra, Depeche Mode o Rolling Stones.
“Música que hoy en día ya es difícil de escuchar ya que falta calidad en el ambiente pop/rock”.
Con 27 años Clemente tiene ideas muy claras en el panorama musical.
Por ejemplo, de la escena de Milán, ciudad en la que reside, comenta que esta música está de moda porque es “underground, aunque pocos entienden realmente lo que es. La escuchan porque está de moda y creen que es cool’.
Es lo mismo que pasa en Ibiza. Van porque se sienten obligados a ir”, reflexiona.
Exactamente lo contrario que pasa en Berghain, cuya estricta política de admisión defiende. “El concepto es simple: no quieren gente ‘posh’. Quieren gente normal que quiere ir a divertirse.
No quieren al pijo de turno. Ese es el estilo que le han dado al local y si funciona y sigue estando lleno es también gracias a esto”.
Se toma el oficio de pinchar muy en serio. “Intento no beber hasta el final de la sesión, lo cual a veces es difícil, pero hay que resistir. Desafortunadamente muchos (por no decir casi todos) asocian el mundo de la noche con drogas.
Yo tengo bastante personalidad y consigo divertirme y sentir la música estando sobrio”, asegura
. Un caso radicalmente opuesto al de Ricardo Villalobos del que al recordarle sus últimos desfases dice que “es un verdadero artista”.
Reconoce que “muchas veces se ha pasado y no sabia ni él dónde estaba” pero es quien es y “la gente va a verlo igualmente, algo que sólo los grandes consiguen”.
Además, se quiere desmarcar del concepto celebrity DJ. De hecho, cuando empezó a ponerse en serio junto a Stephan cogieron ese alias para que no les persiguiesen, pero tarde o temprano la prensa rosa se enteró de quién era. “No soy uno de estos pseudo DJs como Paris Hilton (sólo para nombrar una persona y no nombrar los otros miles que hay, también en España como Kiko Rivera)”
. Con todo, no hace ascos a la fama, aprovecha su apellido pero de manera razonable, con apariciones esporádicas en Sálvame Deluxe o saraos junto a su madre.
“Me aportaba dinero fundamental para financiar mis estudios, mi trabajo y mis proyectos. No me arrepiento y soy consciente de lo que he hecho. Siempre he vivido entre la fama y el anonimato, lo cual me ha hecho crecer de manera sana”.
De su madre, antigua musa de Armani, comparte el amor por la moda y la firma italiana en particular. “Es un gran artista, de esos que nace cada 100 o 200 años.
He desfilado para Giorgio y abrí el desfile de Emporio Armani en 2013”, recuerda
. Entonces tenía la planta de sus padres, pero no aún el portentoso físico que luce ahora. “Siempre he hecho deporte, pero el estilo de vida del mundo de la noche no te lleva a buenos resultados en ámbito físico/deportivo
. El hecho de dejar casi de pinchar en el último año y medio me ha permitido que pudiera concentrarme en estar bien conmigo mismo”.
Ah, y no escucha música en el gimnasio porque le distrae y suenan canciones “comerciales y horribles a todo volumen”, así que le proponemos encargarse del hilo musical.
“Me has dado una buena idea, así que quien quiera un buen DJ set para su gimnasio puede contactarme”, se ofrece jocosamente.
Como decíamos antes, aunque sus padres no escuchaban música estrictamente de club, tanto de padre y madre le viene esta pasión.
Hasta el punto que su hermano, Alex, ya hizo sus pinitos como MC lanzando puyas a los paparazis. ¿Fue flor de un día? Para nada.
“Tiene una gran pasión y canta muy bien, aunque a él le encanta el hip hop, y a mí depende del tema”. ¿Potencial colaboración? “Siempre es posible, ya que tiene estilo”.
Si estáis en este artículo es posible que recordéis el disco que su madre, Antonia, lanzó hace quince años.
“No estaba mal. Desafortunadamente no estuvo bien producido y eso no fue culpa suya
. Las letras de ciertos temas me gustaban y por lo que sé gracias a amigos, hay temas que aún se suenan en discotecas gays, así que algo bueno hizo”.
En cuanto a su padre, Alessandro, antaño figura esencial del canalleo español (suya es una de las portadas más icónicas de “Interviu”), también tiene algo que decir ahora que ya se ha reconciliado del todo con él.
“Hace bastante tiempo que ha ‘asentado la cabeza’, por así decir.
Esos eran años locos como tú bien has dicho de los cuales tengo pocos recuerdos afortunadamente, porque era pequeño e iba al colegio, así que no le daba importancia a esas tonterías que se decían. Además mi madre siempre me ha mantenido al margen de estas frivolidades así que he sido afortunado de crecer de manera normal”.
Fuera prejuicios e ideas preconcebidas, escuchad sus producciones como Cavaan (si Sven Väth se fijó en ellos será por algo) y animaros a verle si al final va a festivales como el Sónar, en el que ha estado y en el que por supuesto que “le encantaría” pinchar.
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