Jacky Sutton fue hallada ahorcada en un lavabo del aeropuerto de Estambul en un aparente suicidio, pero sus compañeros creen que alguien la mató.
La policía turca investiga las circunstancias que rodean la extraña
muerte de Jacky Sutton, antigua periodista de la BBC y actual directora
para Irak del Institute for War & Peace Reporting (IWPR),
en el aeropuerto Atatürk de Estambul.
El cadáver de la mujer, de 50 años, fue hallado ahorcado con los cordones de sus zapatillas, según la prensa turca, este fin de semana por unos turistas en un lavabo del aeropuerto tras haberse.
En un principio, la prensa local llegó a atribuir el incidente a una muerte por suicidio motivado porque Sutton había perdido el vuelo de conexión a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.
En efecto y según muestran las cámaras de seguridad del aeropuerto, Sutton, procedente de Londres, no llegó a tiempo de tomar el avión con destino a la ciudad iraquí y, desde la mesa de conexiones internacionales, se le conminó a comprar otro billete para lo que –según los medios turcos- no tenía dinero.
Sin embargo, otra agencia de noticias local afirma que se halló dinero en su posesión.
Los compañeros y amigos de Sutton no se creen la teoría del suicidio.
“Las circunstancias de su muerte no están claras y estamos tratando de establecer los hechos”, explicó en un comunicado el IWPR, una institución que apoya al periodismo local en países en conflicto. Sudipto Mukerjee, un alto cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –en el que también trabajó Sutton-, afirmó en un mensaje de Twitter que resulta “muy difícil creer que Jacky Sutton cometiese suicidio”.
Charlie Winter, investigador sobre yihadismo de la Quilliam Foundation, se reunió con ella la semana pasada precisamente para tratar algunos de los proyectos en que trabajaba Sutton.
“Sé que nadie puede decir realmente sobre otra persona si tiene tendencia al suicidio, pero cuando nos encontramos parecía realmente feliz, motivada y centrada en su trabajo”, explicó en las redes sociales.
“Hay mucho escepticismo entre los que la conocíamos.
No tiene sentido que se matase por perder un vuelo”, aseguró a The Guardian una compañera de estudios, Susan Hutchinson, describiendo a Sutton como una persona “dura” que había vivido en Afganistán e Irak en la última década.
“Es necesaria una investigación internacional y no solo una local”, pidió otra compañera de Sutton en Twitter, uniéndose al coro de voces de amigos y conocidos que exigen al Ministerio de Exteriores británico que se implique en tratar de desvelar qué ocurrió realmente.
Sutton era consciente del peligro de su trabajo como directora del IWPR en Irak, que había asumido en junio, y precisamente regresaba de Londres tras asistir a un acto de homenaje a su predecesor, Ammar al Shahbander, quien falleció en un atentado con coche bomba en Bagdad el pasado mayo.
“Jacky era una de las mejores profesionales del desarrollo en Irak y había dedicado cerca de diez años de su vida a ayudar al país”, explicó el director ejecutivo del IWPR, Anthony Borden.
Sutton había trabajado, además de en la BBC durante dos años, en diversas ONG y para varias agencias de la ONU.
“Era extremadamente brillante, muy competente y capaz de arreglárselas en ambientes peligrosos, y era muy querida.
Estamos completamente conmocionados”, añadió Borden.
El cadáver de la mujer, de 50 años, fue hallado ahorcado con los cordones de sus zapatillas, según la prensa turca, este fin de semana por unos turistas en un lavabo del aeropuerto tras haberse.
En un principio, la prensa local llegó a atribuir el incidente a una muerte por suicidio motivado porque Sutton había perdido el vuelo de conexión a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.
En efecto y según muestran las cámaras de seguridad del aeropuerto, Sutton, procedente de Londres, no llegó a tiempo de tomar el avión con destino a la ciudad iraquí y, desde la mesa de conexiones internacionales, se le conminó a comprar otro billete para lo que –según los medios turcos- no tenía dinero.
Sin embargo, otra agencia de noticias local afirma que se halló dinero en su posesión.
Los compañeros y amigos de Sutton no se creen la teoría del suicidio.
“Las circunstancias de su muerte no están claras y estamos tratando de establecer los hechos”, explicó en un comunicado el IWPR, una institución que apoya al periodismo local en países en conflicto. Sudipto Mukerjee, un alto cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –en el que también trabajó Sutton-, afirmó en un mensaje de Twitter que resulta “muy difícil creer que Jacky Sutton cometiese suicidio”.
Charlie Winter, investigador sobre yihadismo de la Quilliam Foundation, se reunió con ella la semana pasada precisamente para tratar algunos de los proyectos en que trabajaba Sutton.
“Sé que nadie puede decir realmente sobre otra persona si tiene tendencia al suicidio, pero cuando nos encontramos parecía realmente feliz, motivada y centrada en su trabajo”, explicó en las redes sociales.
“Hay mucho escepticismo entre los que la conocíamos.
No tiene sentido que se matase por perder un vuelo”, aseguró a The Guardian una compañera de estudios, Susan Hutchinson, describiendo a Sutton como una persona “dura” que había vivido en Afganistán e Irak en la última década.
“Es necesaria una investigación internacional y no solo una local”, pidió otra compañera de Sutton en Twitter, uniéndose al coro de voces de amigos y conocidos que exigen al Ministerio de Exteriores británico que se implique en tratar de desvelar qué ocurrió realmente.
Sutton era consciente del peligro de su trabajo como directora del IWPR en Irak, que había asumido en junio, y precisamente regresaba de Londres tras asistir a un acto de homenaje a su predecesor, Ammar al Shahbander, quien falleció en un atentado con coche bomba en Bagdad el pasado mayo.
“Jacky era una de las mejores profesionales del desarrollo en Irak y había dedicado cerca de diez años de su vida a ayudar al país”, explicó el director ejecutivo del IWPR, Anthony Borden.
Sutton había trabajado, además de en la BBC durante dos años, en diversas ONG y para varias agencias de la ONU.
“Era extremadamente brillante, muy competente y capaz de arreglárselas en ambientes peligrosos, y era muy querida.
Estamos completamente conmocionados”, añadió Borden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario