Groucho Marx dijo que el amor eterno es ese que no hay manera de quitarse de encima. Pero, en un pueblo de Teruel, vive una pareja que lo roza de verdad.
Parece casi imposible declararse feliz y no sonar cursi, pero en
Andorra, Teruel, vive una pareja que lo ha conseguido
. Ella se llama Pascuala Balaguer y él es José Iranzo, El Pastor de Andorra, gloria de la jota aragonesa.
Pascuala llegó a los 100 años el 30 junio y José los cumple el martes 20 de octubre.
Desde niños eran vecinos en la venta El Ventorrillo y siempre se gustaron. José comenzó a cuidar ovejas con ocho años
. Ella le oía cantar mientras trillaba en la era. José pensaba que Pascuala le iba a rechazar porque era pobre, feo, analfabeto y tenía la nariz muy grande.
Su boda fue la primera que se celebró en el pueblo después de la guerra, hace 76 años.
Se fueron de luna de miel a Zaragoza y regresaron a los tres días, cuando se acabaron “las perras”.
José ha dado la vuelta al mundo con su voz abrumadora, creó y popularizó La Palomica —su obra maestra—, y, a mediados de los sesenta, en Nueva York, interpretó una jota en inglés delante de Robert Kennedy.
Sin embargo, él solo quiere ser recordado como un pastor.
Tienen dos hijos, dos nietos y un bisnieto. Cada día celebran su locura de amor y de suerte
. Nunca han caído enfermos, nunca han discutido. José insinúa que nadie le ha enseñado a enfadarse. Dejan caer sus palabras con una sencillez apabullante, sin darse importancia, como si una vida como la suya estuviera al alcance de cualquiera.
Groucho Marx dijo que el amor eterno es ese que no hay manera de quitarse de encima
. Pero, en un pueblo de Teruel, vive una pareja que lo roza de verdad.
. Ella se llama Pascuala Balaguer y él es José Iranzo, El Pastor de Andorra, gloria de la jota aragonesa.
Pascuala llegó a los 100 años el 30 junio y José los cumple el martes 20 de octubre.
Desde niños eran vecinos en la venta El Ventorrillo y siempre se gustaron. José comenzó a cuidar ovejas con ocho años
. Ella le oía cantar mientras trillaba en la era. José pensaba que Pascuala le iba a rechazar porque era pobre, feo, analfabeto y tenía la nariz muy grande.
Su boda fue la primera que se celebró en el pueblo después de la guerra, hace 76 años.
Se fueron de luna de miel a Zaragoza y regresaron a los tres días, cuando se acabaron “las perras”.
José ha dado la vuelta al mundo con su voz abrumadora, creó y popularizó La Palomica —su obra maestra—, y, a mediados de los sesenta, en Nueva York, interpretó una jota en inglés delante de Robert Kennedy.
Sin embargo, él solo quiere ser recordado como un pastor.
Tienen dos hijos, dos nietos y un bisnieto. Cada día celebran su locura de amor y de suerte
. Nunca han caído enfermos, nunca han discutido. José insinúa que nadie le ha enseñado a enfadarse. Dejan caer sus palabras con una sencillez apabullante, sin darse importancia, como si una vida como la suya estuviera al alcance de cualquiera.
Groucho Marx dijo que el amor eterno es ese que no hay manera de quitarse de encima
. Pero, en un pueblo de Teruel, vive una pareja que lo roza de verdad.
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