Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

18 sept 2015

Viva Ingrid!, el corto del nieto de Bergman que conquistó Venecia.........................HÉCTOR LLANOS MARTÍNEZ

Alessandro Rossellini ha presentado un corto documental realizado a base de imágenes que la propia actriz rodó en su etapa italiana. Un homenaje más para celebrar el centenario de la actriz.

ingrid bergman 
 

 Antes de enamorarse de Roberto Rossellini, Ingrid Bergman lo hizo de su cine. Instalada en la cima tras los recientes éxitos de Casablanca (1942) y Por quién doblan las campanas (1943), la inquietud de la actriz le llevó a fijarse en una película italiana, Roma, ciudad abierta (1945). Estaba acostumbrada a la perfección de las producciones estadounidenses y la veraz desnudez de esa cinta le hizo ver algo único en ese director al que no conocía, explica de viva voz en Viva Ingrid!, el cortometraje documental que su nieto Alessandro Rossellini acaba de presentar en el Festival de Cine de Venecia.

 Esta cinta es solo una de las piezas de completo puzzle de homenajes en el centenario de su nacimiento, ocurrido hace apenas dos semanas.

La intuición de Bergman le hizo presagiar que había algo importante en esa obra –de hecho, estaba asistiendo al inicio del neorrealismo italiano–, pero prefirió esperar hasta descubrir si aquel talento era flor de un día. 

Tras visionar Paisà, decidió escribir una carta. “Querido señor Rossellini. He visto sus películas y las he disfrutado mucho. Si alguna vez necesita de una actriz sueca, que habla muy bien inglés, no ha olvidado su alemán, apenas se defiende en francés y lo único que sabe decir en italiano es ‘ti amo’, estoy dispuesta a ir a Italia a trabajar con usted”.

 Envió el escrito a los estudios Minerva, pero un inoportuno incendio le obligó a insistir, hasta que dio con su objeto de deseo. Tres hijos, seis películas y cientos de titulares críticos después, el que era el segundo matrimonio de la intérprete se disolvía, pero ese periplo italiano queda reflejado en los 20 minutos de cortometraje. 

 Registraba con su propia cámara de vídeo la fascinación que el país mediterráneo ejercía en ella y pronto aprendió a decir en el idioma de su marido mucho más que abruptas declaraciones de amor.

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