Sus siete nominaciones al Oscar -que nunca ganó- lo hicieron tan conocido como sus dos matrimonios con Elizabeth Taylor, pero sus viciosos últimos años terminaron por apagar su vida en 1984.
Richard Burton tuvo siete nominaciones al Oscar, pero nunca pudo llevarse el premio.
Foto: Archivo El Mercurio
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SANTIAGO.- Lo
tenía todo: belleza, talento, fama y a la mujer más bella del mundo,
pero el actor galés Richard Burton, protagonista de "Equus" o "La noche
de la iguana" ("The Night of the Iguana"), ocultó su vida de excesos,
tormentos, alcohol y frustración hasta completar un mito de cuya
desaparición se cumplen mañana 25 años.
Un derrame cerebral cerró el 5 de agosto de 1984 en Suiza la vida de Richard Jenkins, más conocido como Richard Burton, un actor sobrepasado por su visceralidad: la que canalizaba para sus mejores creaciones en la pantalla y en la escena, pero también la que dominó su vida personal hasta convertirlo en carnaza para la crónica social.
Richard Burton luchó toda su vida con el desprecio hacia su propia vocación:
Un derrame cerebral cerró el 5 de agosto de 1984 en Suiza la vida de Richard Jenkins, más conocido como Richard Burton, un actor sobrepasado por su visceralidad: la que canalizaba para sus mejores creaciones en la pantalla y en la escena, pero también la que dominó su vida personal hasta convertirlo en carnaza para la crónica social.
Richard Burton luchó toda su vida con el desprecio hacia su propia vocación:
"Es bastante ridículo
para una persona de 45 o 50 años tener que aprenderse palabras escritas
por otra gente, la mayoría de ellas malas, con tal de ganar unos
dólares", diría.
Sin embargo, nunca pudo dejar de hacer lo que mejor sabía.
Sin embargo, nunca pudo dejar de hacer lo que mejor sabía.
Ofrecer interpretaciones memorables en un buen puñado de
grandes películas, hasta el punto de optar siete veces al Oscar, un
premio que nunca ganó.
Nacido en Gales en 1925, pertenecía a la elite absoluta de la interpretación británica, compartiendo honores con Peter O'Toole, Laurence Olivier y John Gielgud.
Nacido en Gales en 1925, pertenecía a la elite absoluta de la interpretación británica, compartiendo honores con Peter O'Toole, Laurence Olivier y John Gielgud.
Fue nombrado "el mejor
'Hamlet' de su generación" y deslumbró en el teatro recorriendo todo el
repertorio shakespeariano con su apabullante control vocal, que le hizo
asimismo válido para musicales como "Camelot".
Como tantos actores de su nacionalidad, las tablas fueron su pasión y el cine de Hollywood (adonde se trasladó en 1952) su pasaporte a la posteridad.
Desde sus primeras apariciones destacables en la gran pantalla en "My Cousin Rachel" o "El manto sagrado" ("The Robe"), a su interpretación crepuscular en la adaptación cinematográfica de "1984", Burton dio vida y genio a personajes como Richard Wagner, Winston Churchill, Enrique VIII o Alejandro Magno.
"Lo malo es que todo el mundo quiere que interprete a un príncipe o un rey... siempre estoy llevando vestidos largos, faldas o algo extraño
Como tantos actores de su nacionalidad, las tablas fueron su pasión y el cine de Hollywood (adonde se trasladó en 1952) su pasaporte a la posteridad.
Desde sus primeras apariciones destacables en la gran pantalla en "My Cousin Rachel" o "El manto sagrado" ("The Robe"), a su interpretación crepuscular en la adaptación cinematográfica de "1984", Burton dio vida y genio a personajes como Richard Wagner, Winston Churchill, Enrique VIII o Alejandro Magno.
"Lo malo es que todo el mundo quiere que interprete a un príncipe o un rey... siempre estoy llevando vestidos largos, faldas o algo extraño
. Yo no quiero eso, no me gusta.
Odio tener
que me maquillen, que me atusen el pelo cada mañana, odio las medias y
las botas. Odio todo", protestaba.
Otras películas como "Equus", "El espía que surgió del frío" ("The Spy Who Came in From the Cold") o "La noched de la iguana", en la que interpretó a un sacerdote muy vulnerable a las pasiones y al alcohol -como él mismo-, demostraron que sus posibilidades iban mucho más allá del cine de época.
"Un actor es menos que un hombre pero una actriz es más que una mujer"
Otras películas como "Equus", "El espía que surgió del frío" ("The Spy Who Came in From the Cold") o "La noched de la iguana", en la que interpretó a un sacerdote muy vulnerable a las pasiones y al alcohol -como él mismo-, demostraron que sus posibilidades iban mucho más allá del cine de época.
"Un actor es menos que un hombre pero una actriz es más que una mujer"
. Bajo
esa perspectiva, es relativamente coherente que su vida acabara
fagocitada, pese a todo su talento, por los dos matrimonios que le
unieron a Elizabeth Taylor (en 1964 y en 1975), la mujer por la que
suspiró y contra la que despotricó.
En plenos años sesenta, mientras el sistema de estudios se desmoronaba -gracias también a la ruina causada por la película que les unió, "Cleopatra" (1963)- ellos rompieron también con la imagen cándida del estrellato: sus impúdicas discusiones y sus apasionadas reconciliaciones bajaron a lo terrenal el cándido olimpo amoroso de Hollywood.
"Podría huir de ella durante mil años y seguiría siendo mi pequeña.
En plenos años sesenta, mientras el sistema de estudios se desmoronaba -gracias también a la ruina causada por la película que les unió, "Cleopatra" (1963)- ellos rompieron también con la imagen cándida del estrellato: sus impúdicas discusiones y sus apasionadas reconciliaciones bajaron a lo terrenal el cándido olimpo amoroso de Hollywood.
"Podría huir de ella durante mil años y seguiría siendo mi pequeña.
Nuestro amor es tan furioso que
nos desgastamos el uno al otro", diría de su relación con Taylor, con la
que protagonizó títulos fundamentales para la carrera de ambos como
"Castillos de arena" ("The Sandpiper") o, sobre todo,
"Quién le teme a
Virginia Woolf" ("Who's Afraid Virginia Woolf?").
Pero fruto de tan intrincada relación personal, la afición de Burton por el alcohol empezó a dispararse.
Pero fruto de tan intrincada relación personal, la afición de Burton por el alcohol empezó a dispararse.
Según sus biógrafos, antes de conocer a la actriz
de los ojos violeta su bebida favorita era la cerveza. Después, sería el
vodka.
Séptimo hijo de un minero, venía ya educado para esa masculinidad tan mal entendida. "Mi padre consideraba que alguien que fuera a la iglesia y no bebiera alcohol era intolerable. Yo crecí con esa creencia", asumía el propio Burton.
Con los años, con unos kilos de más y mucho más litros de alcohol en la sangre, llegaría a decirle a un periodista
Séptimo hijo de un minero, venía ya educado para esa masculinidad tan mal entendida. "Mi padre consideraba que alguien que fuera a la iglesia y no bebiera alcohol era intolerable. Yo crecí con esa creencia", asumía el propio Burton.
Con los años, con unos kilos de más y mucho más litros de alcohol en la sangre, llegaría a decirle a un periodista
: "Puedes ser todo lo despiadado que quieras
conmigo. Sólo estarás haciéndome justicia".
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