La culpa, el silencio, los secretos y los prejuicios.
Con estos cuatro ingredientes básicos, Renée Knight construye la
narración de Observada, (Black Salamandra, traducción de Carlos Mayor) su primera novela, una hábil incursión en el terreno tan de moda del domestic noir.
Una mujer de clase acomodada, con una vida profesional exitosa y un
entorno familiar más que aceptable, vivió un episodio traumático en unas
vacaciones hace 20 años y calló.
Ese capítulo de su vida vuelve a
través de un libro, El perfecto desconocido, que le turba hasta el vómito
. Sabe que es ella, lo lee y se ve, tiembla al sentir que su secreto está al descubierto.
Con este planteamiento, Knight nos lleva de la mano a través de un thriller que sigue la huella de Gillian Flynn
o Paula Hawkins pero con sensibles diferencias.
Aquí lo que cuenta es
lo que el lector cree que lee, la cantidad de prejuicios que tenga a la
hora de juzgar a cada personaje
. Hay ritmo, hay capítulos que terminan
con golpes de efecto, pero no hay pirotecnia; la trama se descubre, se
explica y es ahí donde el lector se queda más intranquilo.
A él también
lo han descubierto, sus miserias quedan en evidencia, aunque nadie más
lo sepa.
La vida de Catherine Ravenscroft da un giro radical cuando cae en sus manos El perfecto desconocido,
un libro que no sabe de dónde ha salido, del que nadie ha oído hablar,
escrito por un autor desconocido y del que no encuentra referencias en
Google.
Un artefacto hecho a su medida, una pesadilla que entra como un
torpedo en su vida y la cambia para siempre.
Porque ese libro habla de
ella, de algo que hizo cuando estuvo sola con su hijo de cinco años en
España, de cómo el pequeño estuvo a punto de morir, por su culpa y cómo
al final fue el hijo de otros quien murió.
Y esta es la primera virtud
del libro: hay dos familias destrozadas de una u otra manera por
aquellos hechos, dos padres, dos madres, dos chicos
. Hay culpables y
víctimas, claro, pero nadie está libre.
La maternidad culpable, la
paternidad distante planean por el relato como cuervos amenazantes.
La narración está contada desde el punto de vista de
Catherine y desde el del autor del libro, un obsesivo anciano, solitario
y despiadado, o no tanto.
El punto de vista se sitúa desde algún punto
del presente pero con continuos flashback al pasado más
reciente y a aquel terrible verano en España.
En el momento en el que
las dos narraciones se cruzan se produce una explosión de la que el
lector disfruta con miedo.
Luego llega la desconfianza entre los
personajes, el odio y la incomprensión, la rabia y la violencia. Y, lo
mejor, es que esas mismas sensaciones se meten en la piel de quien tenga
el relato en las manos. El perfecto desconocido y Observada, tanto monta, la eterna historia del libro dentro del libro.
Lo que crees que es la verdad te da asco y te llena de
odio.
Este es Robert, el exitoso abogado casado con Catherine y padre de
Nick, después de descubrir lo que pasó en aquel agosto de los años
noventa:
“Supongo que veía la novela como una tarea como un Jack Russell que iba husmear hasta dar con su escondrijo y obligarla a salir a la superficie.
Sus dientes, puntiagudos y afilados, la dejarían al descubierto, le arrancaría and las personalidades falsas que había ido reuniendo
. Qué bien se había ocultado en aquel matrimonio largo y feliz, en su exitosa carrera profesional...
Y ejerciendo de madre, no había que olvidarlo. Qué disfraz tan útil. Sé sincera, joder. Reconoce lo que eres. A ver si luego puedes vivir tranquila”.
La parte final se dedica a las consecuencias.
La vida no
puede seguir igual para nadie y eso se cuenta al detalle, igual
demasiado al detalle. Lo que algunos pueden ver como ruptura del ritmo
extenuante de toda la novela es a mi modo de ver una manera de
terminarla sin trampas, sin nada artificial.
Cada personaje, frente a
sus hechos, sus mentiras, sus miserias y las consecuencias de todo ello.
No he leído a A. S. A. Harrison, pero ya saben que soy muy fan de
Gillian Flynn, de Perdida y de esa maldad llamada Heridas abiertas.
Esto es otra cosa. Lean y disfruten.
No hay comentarios:
Publicar un comentario