Un verano muy diferente es el que está viviendo la familia Vargas Llosa tras conocerse la relación sentimental del Premio Nobel de Literatura e Isabel Preysler.
Mientras la pareja más buscada de la prensa rosa ha estado de viaje hasta ayer que regresaron a Madrid,
los Vargas Llosa no han querido suspender el viaje familiar que tenían
programado desde hacía meses, tal y como informó Martín Bianchi en su
día, y de ahí que sigan disfrutando de la isla de Formentera, uno de los
enclaves más buscados de las Baleares.
Junto a sus tres hijos y sus nietos, Patricia Llosa intenta sobrellevar este momento tan complicado de encajar
y más con la presencia de muchos paparazis que saben que es el momento
de hacer su particular agosto.
Este fin de semana los Vargas acudieron a
uno de los restaurantes de moda de la isla y allí degustaron un menú
compuesto a base de makis y pescado de la zona en su idea de hacer lo
más llevaderas unas vacaciones que no están siendo nada fáciles.
Seguramente la presencia de los nietos sea la mejor medicina para la esposa del escritor peruano,
que ha querido hacer un paréntesis en todo este escándalo y dejar para
más adelante el momento de tomar las decisiones importantes.
Que se
sepa, hasta la fecha Llosa ni ha pedido el divorcio ni se ha puesto en
manos de abogados. El literato tampoco habría hablado con letrados para
estudiar su caso, por lo que el divorcio aún está muy lejos.
De gira por el Mediterráneo
Las vacaciones de Patricia Llosa y su familia comenzaron el
17 de julio. Empezaron su descanso en Ibiza y de allí fueron a
Formentera y Marbella. Cuando estas vacaciones se organizaron
originalmente en abril de este año –es decir, hace solo tres meses–
Mario y Patricia seguían juntos y por lo tanto se suponía que iban a
reunirse, como todos los años, con sus tres hijos y sus seis nietos.
Cuando el escritor decidió sorpresivamente marcharse de su casa el
pasado 4 de junio, Patricia y sus hijos consideraron la posibilidad de
cancelar el viaje, por el «shock» de lo ocurrido.
Sin embargo, al final
la mujer del Nobel decidió que las mantendrían, porque «lo más importante en el mundo para ella es conservar la cohesión familiar».
El discreto descanso del «clan» es el primer reencuentro de
la familia Vargas Llosa desde su última cita en Nueva York, el pasado 4
de junio, cuando Mario y Patricia celebraron sus bodas de oro. «Todos están haciendo un enorme esfuerzo por mantener la alegría»,
explicaba hace unos días a ABC una confidente de la mujer del escritor
que la está acompañando en estos momentos. «Pero no hay duda de que,
cada vez que se sientan a la mesa, a cada uno de ellos le duele le
ausencia del ‘‘abuelito Mario’’», revelaba esta amiga de la familia.
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