Si analizamos el libro como un tribunal de tesis, podrían surgir algunos peros en cuanto a la selección de los autores con que se rellena la casilla de cada país; la ausencia de ciertos países —Colombia— o la inclusión tangencial de otros —Perú—; la horquilla cronológica en la que se mueven entrevistados cuyas fechas de nacimiento oscilan entre Margo Glanz (1930) y Zambra (1975).
Pero selección implica amputación y el corte de Libertella aspira a funcionar como “cápsula de futuro”: las interacciones propician una lectura activa a la búsqueda de coincidencias que probablemente tienen que ver con el estado actual de la literatura latinoamericana.
Surge una red de condiciones de producción del texto que deriva en temas recurrentes: lo autobiográfico ficcional; el interés por una literatura política más preocupada en transgredir los géneros que por las realidades; la tensión entre referencialidad y centralidad del lenguaje; las conexiones con televisión y cine —Gumucio, Bizzio, Lissardi, Fuguet, Villoro, Pauls…—; el binomio, incluyente o excluyente, entre teoría y creación; cosmopolitismo y poliglotismo, así como la vinculación de los escritores con espacios que no son su territorio natal — Tánger y Rey Rosa, Berlín y Villoro, Nueva York y Molloy—; la dificultad de los jóvenes de matar al padre, al referente literario y político, una actitud que explica el conservadurismo de alguna de estas voces y nos lleva a reformular el significado del progresismo
. Las referencias a otros escritores dibujan un mapa de la literatura latinoamericana del siglo XX y de lo que va del XXI: desde la omnipresencia borgeana a Fogwill, Bolaño, Puig, Onetti, Poniatowska, Rivero, Conti, Levrero, Dalton, Lemebel, García Márquez…". Por MARTA SANZ
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