Un documental resalta la obra literaria de la poeta mexicana y refleja su personalidad única.
Guadalupe Amor (1918, México-2000, México), famosa poeta mexicana
de los años cincuenta, fue una mujer de contrastes.
Su talante ante la vida podría definirse de una desnudez ostentosa.
No solo por las innumerables ocasiones en las que exhibió sus pechos, sino también por sus versos. La poeta, más conocida como Pita Amor, solía cubrir su cuerpo con elegantes joyas, pero disfrutaba vistiendo con ropa de gasa transparente o dejando caer sus vestidos sin que le importara quién la viera.
Por la parte literaria, sus sonetos fueron “perfectos”, en palabras de Elena Poniatowska, y en ellos esta mexicana nacida en 1918 también consiguió expresarse sin tapujos.
Eduardo Sepúlveda Amor, sobrino de la poeta, presentó hace unos días en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México su documental Pita Amor, señora de la tinta americana, en coproducción con TV UNAM.
A través de entrevistas con amigos, artistas, familiares y críticos, la película resalta la obra poética de Amor sin ocultar su tan peculiar y única personalidad.
Nació en el seno de una familia conservadora, católica y porfirista (una época, entre 1876 a 1910, dominada por el presidente Porfirio Díaz), fue la última de siete hermanos y desde chica mostró su carácter caprichoso y vanidoso.
“Yo de niña fui graciosa, de adolescente llorona, en mi juventud cabrona y en mi verano impetuosa”, recitaría la poeta años más tarde.
Pita Amor desafió a las costumbres de su época.
Su vida amorosa fue intensa y variada, fue madre soltera, protagonista de varios escándalos y plasmó en sus versos sus dudas sobre Dios y angustias existenciales.
Posó desnuda para grandes pintores como Diego Rivera o Antonio Peláez
. Hoy, es considerada una precursora de la liberación sexual femenina.
Su vocación poética surgió por casualidad.
De joven buscó el éxito en el cine y el teatro, pero en ninguno destacó. Un día a los 27 años, según cuenta la propia poeta en un vídeo que rescata el documental, en una servilleta y con el lápiz con el que se pintaba los ojos escribió:
“Casa redonda tenía de redonda soledad: el aire que la invadía era redonda armonía de irrespirable ansiedad…”.
. Elena Poniatowska, sobrina segunda de la poeta, recuerda en el filme que sus poemas suscitaron muchas dudas: “Decían que no era posible que una mujer tan frívola los hubiera escrito….y es que sus sonetos eran perfectos”.
Amor aterrizó en lo que sería su época dorada. Publicó muchos poemarios más y participó en exitosos recitales.
Sin embargo, en 1961 su hijo Manuel, de menos de dos años y del que se hacía cargo una de sus hermanas, murió ahogado.
Un trágico accidente que recluyó a la escritora por varios años.
En los setenta, la poeta volvió a los escaparates de la prensa pero nunca con tanta fuerza como en los cincuenta.
“No tenía ningún pelo en la lengua, te decía lo que pensaba ya fuera destructivo o hiriente.
Tenía dos cosas impresionantes además del talento poético: su memoria, nunca se equivocaba al recitar a los poetas que le gustaban que eran sobre todo los clásicos españoles, y la segunda era su agudeza mental, no dejaba títere con cabeza”
, recuerda entre risas el director y productor del documental, que buscará transformarlo en un cortometraje. Michael Schuessler, uno de los biógrafos de Amor, define su poesía como autoreflexiva y la compara con el trabajo plástico de la pintora Frida Kahlo.
Además, asegura que así como ocurrió en la época de la kahlomanía ha llegado el momento de la pitamanía.
El documental, según Sepúlveda, busca resaltar la obra de Amor y provocar en el público la curiosidad por leerla.
El realizador la define como un huracán difícil de aguantar, pero que, paradójicamente, sus amigos adoraban:
“Todos tenemos claroscuros, y en Pita fueron extremosos, en los oscuros fue hasta borrascosa y en los claros, luminosa.
No he conocido a nadie a quien le valiera más madres [a quien le importara menos] lo que se pensara de ella”, afirma Sepúlveda, quien muestra su alegría porque una nueva escuela pública de Huautla, un pueblo del Estado de Oaxaca, al sur del país, ha decidido nombrar al centro educativo Guadalupe Amor.
La poeta, quien traspasó las fronteras de su país, sobre todo hacia España, murió el 8 de mayo del 2000 sin perder el egocentrismo, vanidad y seguridad que la caracterizaban: “…
Que todo morirá cuando yo muera imposible pensar de otra manera”.
Al final, amigos y críticos dejan definiciones variadas de la poeta: “Nunca he conocido persona más surrealista.
Personaje único, con una total libertad.
Era una especie de emperatriz de México.
Un concierto perfecto de pasión, talento e inteligencia. La loca más cuerda que he conocido”.
Todos coinciden en el remolino, belleza y talento que fue Pita Amor.
Su talante ante la vida podría definirse de una desnudez ostentosa.
No solo por las innumerables ocasiones en las que exhibió sus pechos, sino también por sus versos. La poeta, más conocida como Pita Amor, solía cubrir su cuerpo con elegantes joyas, pero disfrutaba vistiendo con ropa de gasa transparente o dejando caer sus vestidos sin que le importara quién la viera.
Por la parte literaria, sus sonetos fueron “perfectos”, en palabras de Elena Poniatowska, y en ellos esta mexicana nacida en 1918 también consiguió expresarse sin tapujos.
Eduardo Sepúlveda Amor, sobrino de la poeta, presentó hace unos días en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México su documental Pita Amor, señora de la tinta americana, en coproducción con TV UNAM.
A través de entrevistas con amigos, artistas, familiares y críticos, la película resalta la obra poética de Amor sin ocultar su tan peculiar y única personalidad.
Nació en el seno de una familia conservadora, católica y porfirista (una época, entre 1876 a 1910, dominada por el presidente Porfirio Díaz), fue la última de siete hermanos y desde chica mostró su carácter caprichoso y vanidoso.
“Yo de niña fui graciosa, de adolescente llorona, en mi juventud cabrona y en mi verano impetuosa”, recitaría la poeta años más tarde.
Pita Amor desafió a las costumbres de su época.
Su vida amorosa fue intensa y variada, fue madre soltera, protagonista de varios escándalos y plasmó en sus versos sus dudas sobre Dios y angustias existenciales.
Posó desnuda para grandes pintores como Diego Rivera o Antonio Peláez
. Hoy, es considerada una precursora de la liberación sexual femenina.
Su vocación poética surgió por casualidad.
De joven buscó el éxito en el cine y el teatro, pero en ninguno destacó. Un día a los 27 años, según cuenta la propia poeta en un vídeo que rescata el documental, en una servilleta y con el lápiz con el que se pintaba los ojos escribió:
“Casa redonda tenía de redonda soledad: el aire que la invadía era redonda armonía de irrespirable ansiedad…”.
Poemarios aclamados
Dos años más tarde publicó su primer poemario, Yo soy mi propia casa, que fue aclamado por la élite intelectual. Personajes como Juan Rulfo, Xavier Villaurrutia, Manuel González Montesinos y su mentor Alfonso Reyes aplaudieron su trabajo. Elena Poniatowska, sobrina segunda de la poeta, recuerda en el filme que sus poemas suscitaron muchas dudas: “Decían que no era posible que una mujer tan frívola los hubiera escrito….y es que sus sonetos eran perfectos”.
Amor aterrizó en lo que sería su época dorada. Publicó muchos poemarios más y participó en exitosos recitales.
Sin embargo, en 1961 su hijo Manuel, de menos de dos años y del que se hacía cargo una de sus hermanas, murió ahogado.
Un trágico accidente que recluyó a la escritora por varios años.
En los setenta, la poeta volvió a los escaparates de la prensa pero nunca con tanta fuerza como en los cincuenta.
“No tenía ningún pelo en la lengua, te decía lo que pensaba ya fuera destructivo o hiriente.
Tenía dos cosas impresionantes además del talento poético: su memoria, nunca se equivocaba al recitar a los poetas que le gustaban que eran sobre todo los clásicos españoles, y la segunda era su agudeza mental, no dejaba títere con cabeza”
, recuerda entre risas el director y productor del documental, que buscará transformarlo en un cortometraje. Michael Schuessler, uno de los biógrafos de Amor, define su poesía como autoreflexiva y la compara con el trabajo plástico de la pintora Frida Kahlo.
Además, asegura que así como ocurrió en la época de la kahlomanía ha llegado el momento de la pitamanía.
El documental, según Sepúlveda, busca resaltar la obra de Amor y provocar en el público la curiosidad por leerla.
El realizador la define como un huracán difícil de aguantar, pero que, paradójicamente, sus amigos adoraban:
“Todos tenemos claroscuros, y en Pita fueron extremosos, en los oscuros fue hasta borrascosa y en los claros, luminosa.
No he conocido a nadie a quien le valiera más madres [a quien le importara menos] lo que se pensara de ella”, afirma Sepúlveda, quien muestra su alegría porque una nueva escuela pública de Huautla, un pueblo del Estado de Oaxaca, al sur del país, ha decidido nombrar al centro educativo Guadalupe Amor.
La poeta, quien traspasó las fronteras de su país, sobre todo hacia España, murió el 8 de mayo del 2000 sin perder el egocentrismo, vanidad y seguridad que la caracterizaban: “…
Que todo morirá cuando yo muera imposible pensar de otra manera”.
Al final, amigos y críticos dejan definiciones variadas de la poeta: “Nunca he conocido persona más surrealista.
Personaje único, con una total libertad.
Era una especie de emperatriz de México.
Un concierto perfecto de pasión, talento e inteligencia. La loca más cuerda que he conocido”.
Todos coinciden en el remolino, belleza y talento que fue Pita Amor.
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