Georgiana Cavendish, duquesa de Devonshire,
fue una aristócrata muy conocida en su tiempo por su pasión por la
moda, su implicación en la política y sus continuos devaneos con el
juego.
De ella se sabe también que es ascendiente de la desaparecida
Diana de Gales.
La vida de la duquesa de Devonshire fue llevada hace
unos años al cine en una película basada a su vez en la novela
biográfica escrita por Amanda Foreman.
La película profundiza en los sentimientos de un personaje histórico del
que nos ha llegado más su vida pública que su vida privada.
Analiza la
angustia de una mujer que ve como en los primeros momentos de su
matrimonio aparece en su vida una niña fruto de una relación de su
marido y a la que tiene que acoger tras la muerte de su madre.
Y
mientras cuida de la pequeña Charlotte y van naciendo sus dos hijas, se
plantea la desesperación de una mujer de la que, en aquellos tiempos,
solamente se espera que engendre un hijo heredero del ducado de
Devonshire.
Su relación con Lady Elizabeth Foster, a la que se la conocía como Bess,
es uno de los puntos centrales de la historia, donde el final, es la
solidaridad femenina la que pasa por encima de todo lo demás.
Conmovedora es la escena en la que Georgiana tuvo que abandonar a su
hija Eliza, fruto de su relación con Charles Grey para que el buen
nombre de su marido no se vea manchado.
Una escena que, personalmente,
me emocionó.
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