Atenas ha anunciado la puesta en marcha de un control de capitales que
implica fuertes restricciones para sacar dinero de los bancos, que
permanecerán cerrados de dos a siete días. Los mercados tampoco abren.
Ante la inminencia de un lunes negro, los griegos acuden en masa a los
cajeros por el miedo de perder sus ahorros en un sistema que afronta una
acuciante falta de liquidez,
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