En estos momentos en los que se cuentan por miles las cantidades que se pagan por una declaración de la hija de Isabel Preysler y Miguel Boyer, la joven de 26 años prefiere permanecer callada. Según cuentan fuentes próximas de la familia a Vanitatis, para Ana no ha sido fácil entender que desde hace varios meses es Vargas Llosa el que ocupa el corazón de su famosa madre.
. La irrupción del escritor peruano en sus vidas de manera tan repentina ha supuesto un duro varapalo para la joven que no ha dudado en oponerse a su progenitora en algunas cuestiones.
Por ejemplo, en lo relativo al dinero que Boyer dejó para pagar labores de intendencia como el sueldo de los empleados de Villa Meona u otros gastos de la vivienda.
Al parecer, Ana habría exigido a su madre que si Vargas Llosa se instala en esta casa, ella debería recibir la cuantía que su padre Miguel dedicó al mantenimiento de la misma.
Una cantidad mensual, la que destinaba el fallecido exministro, que no debe ser nada despreciable teniendo en cuenta que los gastos mensuales de esta residencia situada en la mejor zona de Puerta de Hierro están cifrados en 24.000 euros, según la revista Interviú.
Aunque aún no ha llegado la sangre al río y, de momento, la relación entre madre e hija sigue siendo cordial, sí que es cierto que Ana no lo está pasando bien y le hubiese gustado que su madre hubiese rehecho su vida un poco más tarde.
Y es que al hacerlo tan precipitadamente no han faltado las especulaciones sobre si Isabel simultaneó su relación con el escritor mientras aún vivía Boyer.
Escapada a Londres con Verdasco
De momento, para huir del revuelo mediático que ha levantado la sorprendente relación de la reina de corazones con el nobel –son decenas los periodistas y reporteros gráficos que se agolpan en casa de Isabel y el hotel en el que está instalado de momento Vargas Llosa–, Ana Boyer se ha escapado a Londres con su chico, Fernando Verdasco.Allí comienza este lunes el torneo de Wimblendon en el que participa el tenista y Ana quiere seguir sus pasos deportivos muy de cerca.
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