La reina del corazón, que hoy cumple 64 años, presenta una línea de cremas creadas por ella con la experiencia de ser un icono desde hace cuatro décadas. Creadas por ella? que sabe de laboratorios? será que presta la imágen como en Porcelanosa o en bombones Ferrero Rocher.
Isabel Preysler cumple hoy 64 años y lo hace con una renovada ilusión.
La reina del corazón, la celebrity por excelencia de la crónica social española de las últimas cuatro décadas, se ha vuelto a reinventar, esta vez como empresaria.
Tantos años de portadas, de exposición pública y de culto a su imagen la han convertido en toda una experta en belleza
. Ella, que lo ha probado casi todo, asegura saber qué es lo que una mujer necesita para su cuidado. Por eso en lugar de poner su imagen a disposición de una marca como hacen otras famosas ha decidido crear la suya.
“Estaba harta de oír que si yo usaba esa u otra crema
. Así que hace tiempo que tenía la idea de fabricar mis propios productos de belleza con la experiencia que tenía”, cuenta Isabel Preysler pocos minutos antes de presentar ante la prensa su nueva aventura: My cream.(Y que su esposo Boyer no sabemos que dejó en su testamento, pero todo esto nos lleva a pensar en otro negocio para seguir llevando su ritmo de vida.)
“Fue hace dos años cuando empecé a pensar en ello
. Lo hablaba en casa con mi familia pero entonces Miguel [Boyer] enfermó y no era el momento. Pero hace unos meses mi hija Ana me animó a retomar el proyecto.
Ella, que sabe de estas cosas, me ha hecho la sociedad y me asesora en la parte empresarial”, declara como orgullosa madre.
Isabel Preysler dice que no puede olvidar ni quiere pero el dolor por la muerte en septiembre de su esposo, con quien estuvo casada más de 26 años, lo vive ahora de otra manera.
“Fue importante el viaje que hicimos en Navidades a Estados Unidos.
Pasamos unas fiestas diferentes y al volver a casa, todo cambió.
Hacemos esfuerzos por seguir adelante. Veo a Ana que lucha y, ¿cómo no lo voy a hacer yo?”.
“Siempre nos estamos reinventando, sobre todo las mujeres.
Y sí, probablemente estoy ahora en una nueva etapa de mi vida”, confiesa una Preysler que se muestra más segura e independiente que nunca sin tener una pareja a su lado, algo inusual en ella que se casó por primera vez a los 19 años.
“Miguel vivió el inicio de mi proyecto y seguro que estaría contento de ver que por fin es una realidad”.
Preysler se muestra cercana y busca la complicidad como, por ejemplo, cuando cuenta el precio de su crema: “Vale 49 euros. Me decían que la pusiera más cara pero yo he preferido que fuera más asequible y pudiera llegar a más mujeres”.
Para luego añadir: “La antiedad da mucha luminosidad, que para mí es muy importante en una crema”.
Dice que por la mañana sale siempre a la calle con la cara lavada pero si ha dormido mal se pone un antiojeras y algo de colorete, pero cuando posa ante las cámaras su rostro está extremadamente cuidado
. “Las mujeres somos esclavas de muchas cosas también de nuestra imagen y de la necesidad de estar guapas.
Por ejemplo, ¿por qué las canas en un hombre son interesantes y en una mujer no? ¿Por qué las patas de gallo son feas para nosotras y a ellos les hacen interesantes?”.
Estos días en que se ha avivado el debate de la búsqueda de la eterna juventud a través de la cirugía estética con las operaciones de Renée Zellweger y el cambio de imagen de la también actriz Uma Thurman, Isabel Preysler se pronuncia:
“Yo estoy a favor de que toda mujer que se sienta mal con algo de su cuerpo se opere, pero siempre hay un límite.
Por eso lo importante es saber hasta dónde se puede llegar a la hora de retocarse, ya que no hay que pasarse, y en qué momento debe de hacerse”.
—¿Usted se ha operado?
—Toda mujer de mi edad que esté medianamente bien algo se ha hecho, responde.
Preysler, toda una maestra en esta materia, sostiene que lo importante es la edad a la que hay que pasar por el quirófano.
“Los médicos dicen ahora que lo mejor es hacerse lo importante relativamente pronto y luego a los 65 someterse a un pequeño retoque.
A mi edad no era así”.
Madre de cinco hijos —Chabeli, Julio José y Enrique, nacidos de su matrimonio con Julio Iglesias; Tamara, fruto de su boda con Carlos Falcó; y Ana, de su unión con Miguel Boyer— luce un físico para muchos envidiable.
Cuando posan juntas madre e hijas a veces parece que Preysler es más joven que ellas.
Pero a ello contribuye también el Photoshop. “A mí no me gusta. Estoy en contra de él. El problema es que no saben tratar la piel.
Lo hablo con mi maquilladora muchas veces. Que te retoquen un poco una foto no está mal, pero a veces hacen barbaridades y yo me enfado mucho”.
Pero en las revistas todo el mundo sabe que la reina del corazón pide ver las fotos de sus exclusivas antes de que se publiquen y que en los actos de promoción, como el que este martes protagonizó para presentar su línea de belleza, todas las imágenes fueron supervisadas previamente por ella.
Y es que Isabel Preysler lleva 40 años cuidando la empresa que creó alrededor de su persona y que la ha llevado a ser imagen de Porcelanosa y de la joyería Suárez y a ganar mucho dinero con sus millonarias exclusivas.
Ahora, además, ha introducido en el negocio a algunos de sus hijos. Preysler tendrá o no el secreto de la eterna juventud en sus cremas pero lo que nadie duda es que vendiéndose es la mejor.
La reina del corazón, la celebrity por excelencia de la crónica social española de las últimas cuatro décadas, se ha vuelto a reinventar, esta vez como empresaria.
Tantos años de portadas, de exposición pública y de culto a su imagen la han convertido en toda una experta en belleza
. Ella, que lo ha probado casi todo, asegura saber qué es lo que una mujer necesita para su cuidado. Por eso en lugar de poner su imagen a disposición de una marca como hacen otras famosas ha decidido crear la suya.
“Estaba harta de oír que si yo usaba esa u otra crema
. Así que hace tiempo que tenía la idea de fabricar mis propios productos de belleza con la experiencia que tenía”, cuenta Isabel Preysler pocos minutos antes de presentar ante la prensa su nueva aventura: My cream.(Y que su esposo Boyer no sabemos que dejó en su testamento, pero todo esto nos lleva a pensar en otro negocio para seguir llevando su ritmo de vida.)
“Fue hace dos años cuando empecé a pensar en ello
. Lo hablaba en casa con mi familia pero entonces Miguel [Boyer] enfermó y no era el momento. Pero hace unos meses mi hija Ana me animó a retomar el proyecto.
Ella, que sabe de estas cosas, me ha hecho la sociedad y me asesora en la parte empresarial”, declara como orgullosa madre.
Isabel Preysler dice que no puede olvidar ni quiere pero el dolor por la muerte en septiembre de su esposo, con quien estuvo casada más de 26 años, lo vive ahora de otra manera.
“Fue importante el viaje que hicimos en Navidades a Estados Unidos.
Pasamos unas fiestas diferentes y al volver a casa, todo cambió.
Hacemos esfuerzos por seguir adelante. Veo a Ana que lucha y, ¿cómo no lo voy a hacer yo?”.
“Siempre nos estamos reinventando, sobre todo las mujeres.
Y sí, probablemente estoy ahora en una nueva etapa de mi vida”, confiesa una Preysler que se muestra más segura e independiente que nunca sin tener una pareja a su lado, algo inusual en ella que se casó por primera vez a los 19 años.
“Miguel vivió el inicio de mi proyecto y seguro que estaría contento de ver que por fin es una realidad”.
Preysler se muestra cercana y busca la complicidad como, por ejemplo, cuando cuenta el precio de su crema: “Vale 49 euros. Me decían que la pusiera más cara pero yo he preferido que fuera más asequible y pudiera llegar a más mujeres”.
Para luego añadir: “La antiedad da mucha luminosidad, que para mí es muy importante en una crema”.
Dice que por la mañana sale siempre a la calle con la cara lavada pero si ha dormido mal se pone un antiojeras y algo de colorete, pero cuando posa ante las cámaras su rostro está extremadamente cuidado
. “Las mujeres somos esclavas de muchas cosas también de nuestra imagen y de la necesidad de estar guapas.
Por ejemplo, ¿por qué las canas en un hombre son interesantes y en una mujer no? ¿Por qué las patas de gallo son feas para nosotras y a ellos les hacen interesantes?”.
Estos días en que se ha avivado el debate de la búsqueda de la eterna juventud a través de la cirugía estética con las operaciones de Renée Zellweger y el cambio de imagen de la también actriz Uma Thurman, Isabel Preysler se pronuncia:
“Yo estoy a favor de que toda mujer que se sienta mal con algo de su cuerpo se opere, pero siempre hay un límite.
Por eso lo importante es saber hasta dónde se puede llegar a la hora de retocarse, ya que no hay que pasarse, y en qué momento debe de hacerse”.
—¿Usted se ha operado?
—Toda mujer de mi edad que esté medianamente bien algo se ha hecho, responde.
Preysler, toda una maestra en esta materia, sostiene que lo importante es la edad a la que hay que pasar por el quirófano.
“Los médicos dicen ahora que lo mejor es hacerse lo importante relativamente pronto y luego a los 65 someterse a un pequeño retoque.
A mi edad no era así”.
Madre de cinco hijos —Chabeli, Julio José y Enrique, nacidos de su matrimonio con Julio Iglesias; Tamara, fruto de su boda con Carlos Falcó; y Ana, de su unión con Miguel Boyer— luce un físico para muchos envidiable.
Cuando posan juntas madre e hijas a veces parece que Preysler es más joven que ellas.
Pero a ello contribuye también el Photoshop. “A mí no me gusta. Estoy en contra de él. El problema es que no saben tratar la piel.
Lo hablo con mi maquilladora muchas veces. Que te retoquen un poco una foto no está mal, pero a veces hacen barbaridades y yo me enfado mucho”.
Pero en las revistas todo el mundo sabe que la reina del corazón pide ver las fotos de sus exclusivas antes de que se publiquen y que en los actos de promoción, como el que este martes protagonizó para presentar su línea de belleza, todas las imágenes fueron supervisadas previamente por ella.
Y es que Isabel Preysler lleva 40 años cuidando la empresa que creó alrededor de su persona y que la ha llevado a ser imagen de Porcelanosa y de la joyería Suárez y a ganar mucho dinero con sus millonarias exclusivas.
Ahora, además, ha introducido en el negocio a algunos de sus hijos. Preysler tendrá o no el secreto de la eterna juventud en sus cremas pero lo que nadie duda es que vendiéndose es la mejor.
Nada ni retoques ni cirujia a la vejez Isabel ha perdido los mofletes esa cara redonda, y ahora está con cara afilada, labios sin retoques.....Yo quiero esa Cremaaaaaaaaaaa aunque me da que no sirve para nada ella seguirá llevando la que le recomienda su cirujano.
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