El actor ha escrito en el 'New York Times' un artículo para denunciar la situación de Darfur
Con su esposa Amal, acaba de instalarse en Manhattan donde residirá los próximos meses.
George Clooney
vuelve a la carga.
Tres años después de ser detenido delante de la
Embajada de Sudán en Washington, el actor vuelve a reclamar la atención
de la comunidad internacional sobre la situación en Darfur, esta vez publicando un editorial en el New York Times
en el que denuncia el bloqueo del Gobierno del país africano a los
periodistas, a los trabajadores humanitarios y a la misión de
pacificación de la ONU. “Como resultado, las masacres continúan
sucediéndose en Darfur sin testigos externos”, escribe Clooney.
El
artículo coincide, además, con la llegada del actor a Nueva York, donde
va a residir los próximos meses con su esposa Amal por asuntos de trabajo.
Titulado George Clooney sobre la violación de Sudán a Darfur,
y coescrito con los activistas John Prendergast y Akshaya Kumar, el
artículo confirma, a través de imágenes captadas por el satélite de su
proyecto Sentinel que lanzó en 2010, los bombardeos y quemas continuados
de “al menos una docena de pueblos en el área de Jebel Marra, zona este
de Darfur, el año pasado”.
Además, denuncia la “limpieza étnica” del
Gobierno para controlar las minas de oro y se hace eco de las pruebas
que confirman “la violación masiva” vivida en el pueblo de Tabit
.
“Después de recolectar más de 130 testimonios de testigos y
supervivientes por teléfono [por culpa de los impedimentos que les
pusieron para una investigación in situ], sus investigadores concluyeron
que al menos 221 mujeres habían sido violadas por soldados del Ejército
sudanés en un periodo de 36 horas el pasado octubre”.
El actor continúa explicando en el editorial
que “la violencia sexual no tiene un objetivo militar, sino que es una
táctica de control social, de dominación étnica y cambio demográfico”.
“Las cortes de los derechos humanos alrededor del mundo han determinado
que las violaciones realizadas por oficiales del Ejército o de la
policía pueden constituir tortura”, explica, y asegura que, como la de
Tabit, hay muchas más historias.
El caso de Tabit era denunciado, precisamente, el pasado diciembre en un artículo de The Guardian titulado ¿Qué pasó en Darfur después de que George Clooney viniera?. En este preguntaban a gente que ha vivido y trabajado en la región en los últimos 10 años sobre la situación actual y si la campaña que el actor inició en 2006 ha tenido algún efecto.
“Clooney puede estar haciendo algo fantástico –rastreando los movimientos de las tropas y milicias sudanesas– pero para mí, como persona viviendo en Darfur, en contacto con lo que está pasando a diario, no veo que eso haya parado, o ni siquiera reducido, el genocidio”, decía en aquel artículo una activista que no quería identificarse.
John Prendergast, fundador del proyecto Enough y que firma el editorial del New York Times con Clooney, también era entrevistado por The Guardian y explicaba que la presencia del actor de Ocean’s Eleven en programas como el de Oprah había ayudado a “atraer la atención e inspirar la acción en respuesta a lo que sucedía en Darfur”.
“Sólo trato de llamar la atención, porque es el único modo de que pasen cosas”, decía en 2012 mientras se lo llevaban esposado en Washington. Entonces provocó esa imagen que dio la vuelta al mundo para que algo cambiara en un país que lleva dos décadas de masacres.
Tres años después, cuando “el mundo se ha olvidado en gran medida de Darfur”, Clooney vuelve a reclamar atención para que EE UU y otros países impongan sanciones a aquellos que “hacen negocios con el Gobierno”.
“Las ‘violaciones tortura’ de Tabit son un recordatorio al mundo de que las mismas condiciones que llevaron a EE UU a declarar el genocidio en Darfur se mantienen, con consecuencias humanas devastadoras.
No debemos olvidar a los supervivientes, y debemos imponer costes disuasorios a los orquestadores y sus facilitadores”, concluye Clooney.
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