El actor agradece el Goya de honor con un discurso que reivindicó la cultura.
Antonio Banderas ha hecho decenas de películas, ha rodado con grandes
directores y ha viajado por medio mundo
. Ha conocido el éxito como nadie, pero, sin embargo, hay un filme del que teme haberse perdido los mejores planos: “Todo premio debe ser dedicado, y yo quiero recordar a quien quizás haya sufrido más mi pasión por el cine, mis pasiones prolongadas, mis compromisos profesionales
. Es la persona de la que me perdí los mejores planos, las mejores secuencias y que, sin embargo, ha sido mi mejor producción.
Te dedico este premio pidiéndote perdón, a ti Stella del Carmen”, aseguró el actor, izando el Goya de honor.
El malagueño empezó su discurso tranquilo pero acabó entre lágrimas.
Su última frase resumía su trayectoria y su carácter: “Ahora empieza la segunda parte del partido de mi vida”
. Hubo muchas más dedicatorias en las emotivas palabras de Banderas, con el que se vivió uno de los mejores momentos de la noche
. El actor rememoró aquel 3 de agosto de 1980 en que vio por la ventana de un tren a “dos personas se hacían cada vez más pequeñitas”.
El Goya de honor recordaba así a sus padres, y al viaje que emprendió de Málaga a Madrid en busca de éxitos y fortuna.
Consiguió ambos y de hecho su periplo le acabó llevando mucho más lejos, hasta el otro lado del charco.
Aunque Banderas confesó ayer que, estuviera donde estuviera, nunca olvidaba sus orígenes: “Cada vez que terminaba un plano, una secuencia, mi mente estaba puesta en España. No en Arizona, en Cleveland, Ohio
. No, no, no. Para mí lo importante era saber cómo se vería mi trabajo en mi tierra, en Málaga, en mi barrio”
. Sea como fuere, han acabando amando al actor en medio planeta, empezando por EE UU. Aunque allí también tuvo una experiencia que le recordó que los años pasan para todos, incluso para el Goya de Honor más joven de la historia a sus 55 años,:
“Estaba en un evento benéfico y estaba cantando Taylor Swift. Terminó, pasó al lado de mi mesa y me dijo: ‘¡Antonio Banderas!’.
Pensé que me había reconocido. Pero a continuación añadió: ‘A mi abuela le encantan tus películas”.
De Mujeres al borde de un ataque de nervios a Desperado, de Los reyes del bambo a Átame, muchas de las grandes obras en las que el actor participó se deslizaban ayer sobre el escenario, poco antes de que Pedro Almodóvar le entregara el premio
. Antes de darle el cabezón, le homenajeó: “Los ochenta fueron de Antonio”.
En su gran momento, Banderas no se olvidó tampoco de las decenas de trabajadores en la sombra que hacen posible una película.
“A un lado y al otro del Atlántico hay gente que nunca será nominada a premios, carpinteros, pintores, conductores, especialistas, con los que he compartido y quiero seguir compartiendo muchas horas”.
De hecho, confía en que a su carrera le quede todavía mucho recorrido: “Si miro hacia atrás me veo viejo, pero si echo la vista hacia adelante me veo muy joven”.
En un discurso bien articulado, Banderas citó a Machado, Lorca, Cervantes, Unamuno, Berlanga, Saura o el propio Almodóvar, entre otros, mientras su hermano Manuel lloraba en el patio de butacas: “Con la figura de don Francisco de Goya en las manos, sé que son nuestros artistas y nuestra cultura la mejor manera de saber lo que somos y cómo hemos llegado hasta aquí”.
. Ha conocido el éxito como nadie, pero, sin embargo, hay un filme del que teme haberse perdido los mejores planos: “Todo premio debe ser dedicado, y yo quiero recordar a quien quizás haya sufrido más mi pasión por el cine, mis pasiones prolongadas, mis compromisos profesionales
. Es la persona de la que me perdí los mejores planos, las mejores secuencias y que, sin embargo, ha sido mi mejor producción.
Te dedico este premio pidiéndote perdón, a ti Stella del Carmen”, aseguró el actor, izando el Goya de honor.
El malagueño empezó su discurso tranquilo pero acabó entre lágrimas.
Su última frase resumía su trayectoria y su carácter: “Ahora empieza la segunda parte del partido de mi vida”
. Hubo muchas más dedicatorias en las emotivas palabras de Banderas, con el que se vivió uno de los mejores momentos de la noche
. El actor rememoró aquel 3 de agosto de 1980 en que vio por la ventana de un tren a “dos personas se hacían cada vez más pequeñitas”.
El Goya de honor recordaba así a sus padres, y al viaje que emprendió de Málaga a Madrid en busca de éxitos y fortuna.
Consiguió ambos y de hecho su periplo le acabó llevando mucho más lejos, hasta el otro lado del charco.
Aunque Banderas confesó ayer que, estuviera donde estuviera, nunca olvidaba sus orígenes: “Cada vez que terminaba un plano, una secuencia, mi mente estaba puesta en España. No en Arizona, en Cleveland, Ohio
. No, no, no. Para mí lo importante era saber cómo se vería mi trabajo en mi tierra, en Málaga, en mi barrio”
. Sea como fuere, han acabando amando al actor en medio planeta, empezando por EE UU. Aunque allí también tuvo una experiencia que le recordó que los años pasan para todos, incluso para el Goya de Honor más joven de la historia a sus 55 años,:
“Estaba en un evento benéfico y estaba cantando Taylor Swift. Terminó, pasó al lado de mi mesa y me dijo: ‘¡Antonio Banderas!’.
Pensé que me había reconocido. Pero a continuación añadió: ‘A mi abuela le encantan tus películas”.
De Mujeres al borde de un ataque de nervios a Desperado, de Los reyes del bambo a Átame, muchas de las grandes obras en las que el actor participó se deslizaban ayer sobre el escenario, poco antes de que Pedro Almodóvar le entregara el premio
. Antes de darle el cabezón, le homenajeó: “Los ochenta fueron de Antonio”.
En su gran momento, Banderas no se olvidó tampoco de las decenas de trabajadores en la sombra que hacen posible una película.
“A un lado y al otro del Atlántico hay gente que nunca será nominada a premios, carpinteros, pintores, conductores, especialistas, con los que he compartido y quiero seguir compartiendo muchas horas”.
De hecho, confía en que a su carrera le quede todavía mucho recorrido: “Si miro hacia atrás me veo viejo, pero si echo la vista hacia adelante me veo muy joven”.
En un discurso bien articulado, Banderas citó a Machado, Lorca, Cervantes, Unamuno, Berlanga, Saura o el propio Almodóvar, entre otros, mientras su hermano Manuel lloraba en el patio de butacas: “Con la figura de don Francisco de Goya en las manos, sé que son nuestros artistas y nuestra cultura la mejor manera de saber lo que somos y cómo hemos llegado hasta aquí”.
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