Anuncios de perfumes de ayer y hoy, y el mensaje que esconden.
¿Qué se puede decir objetivamente de un perfume? ¿Que huele
muy bien y que tiene una base amaderada o floral con notas de sándalo?
Un perfume es la nada, algo efímero e intangible, por eso lo que le
rodea -el frasco, el envoltorio, la marca y, por supuesto, la
publicidad- son tan importantes, porque tienen que convertir en objeto
de deseo un líquido oloroso que se diferencia mínimamente de otros
tantos.
La de los perfumes es la más conceptual de las publicidades
posibles, capaz de llenar de cualidades externas a un producto
totalmente desprovisto de ellas.Pero a veces, de puro subliminal y elaborado, la lectura que se extrae de esos anuncios tiene poco que ver con lo previsto por sus creadores.
Analizamos algunos de sus ejemplos más conocidos.
1. DKNY de Donna Karan
Lo que se muestra: Esther Cañadas y Mark Vandeloo se buscan, encuentran y olfatean por las calles de Nueva York.
Lo que quiere decir en realidad: los matrimonios-negocio
podrán tener fecha de caducidad, pero las publicidades construidas sobre
ellos seguirán vivas y coleando años después del divorcio.
Lo que se muestra: Linda Evangelista, enfurecida tras haber
acabado con su último bote de Opium, recorre los tugurios más sórdidos
de China dispuesta a pagar lo que sea por hacerse con más reservas de
perfume.
Lo que quiere decir en realidad: la heroína es un narcótico de terrible poder adictivo.
Lo que se muestra:
Una caperucita moderna vestida de satén es capaz de domar a un lobo.
Lo que quiere decir en realidad: Los coros de Danny Elfman
hacen que Tim Burton reaccione como un perro de Paulov; en este caso su
atención se posó en la protagonista del anuncio, Estella Warren, a la
que hizo coprotagonista de su versión de “El planeta de los simios” y
con la que formó pareja durante una temporada.
Egoiste de Chanel
Lo que se muestra: En una alucinante escena propia de la versión de Raphael de Doctor Jekyll y Mr Hyde, la sombra de un hombre pelea contra el hombre mismo para hacerse con su perfume.
Lo que quiere decir en realidad:
El mundo de la alta perfumería también sabe reírse de sí mismo.
J’adore de Dior
Lo que se muestra: Carmen Kass se sumerge en una piscina de oro y emerge convertida en una botella de perfume
Lo que quiere decir en realidad: Los conglomerados de lujo
mundial encuentran la inspiración hasta en los lugares más
insospechados, como en los cuellos deformados de las mujeres jirafa de
Tailandia.
Light Blue de Dolce & Gabbana
Lo que se muestra: Una pareja navega por el Mediterráneo
.
Se dan un baño y funden en un apasionado beso antes de que una claqueta y
un “corten” nos recuerden que estamos viendo un anuncio.
Lo que quiere decir en realidad: Treinta segundos son
suficientes para llenar la pantalla de referencias subliminales a úteros
maternos y vaginas.
O más bien nada subliminales, con planos de la
mujer entornando los ojos para contemplar con deseo la entrepierna del
hombre.
The one de Dolce & Gabbana
Lo que se muestra: Una pareja del pasado se reencuentra en Nueva York para hablar de lo que les unió y les separó.
Lo que quiere decir en realidad: Se gastó tanto presupuesto
en sus estrellas Scarlett Johansson, Matthew McConaughey y Martin
Scorsese que alguien olvidó guardar algo para el guión.
El diálogo “No
necesitábamos nada en aquella época” “Lo necesitábamos todo en aquella
época” sigue la estela del “Me gustan mis labios… son buenos para besar”
de una versión anterior del anuncio.
Trésor de Lancome
Lo que se muestra: Una pareja corre a encontrarse en un puente parisino.
Se abrazan. Punto.
Lo que quiere decir en realidad: Kate Winslet logra
convertir en una pieza de suprema emoción la más sencilla de las líneas
argumentales posibles.
Chanel nº 5 de Chanel
Lo que se muestra: Un hombre evoca el tiempo en el que la
estrella más famosa del mundo decidió desaparecer, se encontró
casualmente con él y se enamoraron
. Con trágico final, claro.
Lo que quiere decir en realidad: Baz Luhrmann y Nicole Kidman pueden contar prácticamente la misma historia que en Moulin Rouge, pero con dos horas de duración menos.
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