El aguacate, el ingrediente de moda en el mundo de la belleza.....................................SALOMÉ GARCÍA
Esta fruta, rica en grasas y vitamina E, nutre la piel y el cabello y
es mano de santo contra la descamación. Preparar el potingue en casa es
fácil.
Hay una moda imparable en esto de la belleza.
Por un lado están los
apóstoles de los productos industriales con parabenos, sulfatos y
siliconas, más estables, duraderos y gratos al tacto.
Por otro, los
adalides de los cosméticos naturales, sin conservantes ni químicos
adicionales pero que en ocasiones presentan texturas difíciles y aromas
‘rarunos’.
Entre estos últimos hay una frase básica para referirse a la
supuesta salubridad de sus productos:
“Están hechos solo con productos
naturales. Hasta te los podrías comer”.
Sin entrar en el debate de si realmente al estómago le hace bien lo
mismo que sienta estupendamente a la piel o si el experimento puede
acabar con incómodas molestias gastrointestinales, lo cierto es que la
cosmética D.I.Y (háztelo tú mismo) gana posiciones.
Tal vez sea por la
crisis, que aprieta el bolsillo y lleva a muchos a cocinarse sus propios
potingues en casa (ojo, los productos de herbolario y los de
agricultura orgánica tampoco son tan baratos).
O por ese afán de
alquimista que todos llevamos dentro y que los tutoriales de Internet
ponen a un clic de realizarse.
Sea cual sea la razón, lo cierto es que
las mascarillas de pepino han sido relegadas por las de aguacate.
Por
resumir: esta fruta es rica en ácidos grasos omega 3 (0,16 gr/
100 gr), grasas monosaturadas (13,09 gr de ácido oleico) y vitamina E
(entre 2 y 3 mg, cerca del 25 % de la cantidad diaria recomendada).
Cualidades que, aplicadas en la piel, ayudan a mantener su elasticidad,
reducir la sequedad y mitigar el envejecimiento prematuro causado por
los rayos solares.
El problema, como todo en cosmética, son las proporciones de los principios activos. El gran elixir renovador de la piel, la quintaesencia que concentra las mejores propiedades de esta fruta, es su aceite.
En Estados Unidos, sin ir más lejos, este ingrediente puro está
patentado como tratamiento para algunas formas de dermatitis, artritis y
eczema.
Pero no todo el aguacate es aceite. “Hay que quitar la piel y
el hueso.
La carne restante se prensa en frío y así se extrae el
aceite”, explican desde Lush,
la casa cosmética inglesa que incluye aguacate en diversas exfoliantes y
cremas emolientes. Antes de ponernos a exprimir aguacates como si no
hubiera un mañana conviene saber que hacen falta diez de estos frutos
para obtener tan solo una cucharadita del precioso aceite. ¿Demasiado
esfuerzo? Aquí entran en juego los herbolarios, tiendas de productos
naturales y esa gran botica virtual llamada Internet. La clave es
asegurarse que es 100% procedente de cultivo biológico y que no lleva
conservantes.
No tiene mucho sentido hacerse un ungüento doméstico con
materias primas cargadas de químicos.
Para eso ya están los cosméticos
habituales y nos ahorramos el limpiar la cocina y el baño (sí, tanto la
producción como el empleo y posterior retirada de estos productos suele
manchar más que abrir el bote y aplicar).
Mascarillas caseras
Quienes estén dispuestos a ejercer de cosmetólogos caseros pueden
iniciarse con una sencilla mascarilla capilar.
Que volviendo a la tesis
del principio, sí, se puede comer.
Y que, al igual que con los aguacates
que se llevan a la mesa, hay que elaborar con ingredientes maduros en
su punto: ni demasiado tempranos ni pasados, ya que las propiedades no
serán las mismas.
Con el aguacate maduro en ristre solo queda ponerse
manos la obra. La receta empieza igual que si fuéramos a hacer un
guacamole, pero sin cebolla ni chiles. Una vez hecha la papilla, se
aplica a las bravas sobre el cabello. Se deja actuar entre 15 y 20
minutos (más puede acabar engrasándolo) y adiós a los cabellos secos y
desnutridos.
De paso, también a ese cuero cabelludo sensible y propenso a
descamarse (no, no siempre es caspa las motas blancas que caen del
cabello; a veces son fragmentos de piel seca).
Las mascarillas faciales
caseras, según algunos cibergurús, requieren otros ingredientes más de
la lista de la compra. Yogur, limón, yema de huevo, miel, aceite de
oliva o de almendras suelen ser los acompañantes más frecuentes.
¿Desventajas? Al no llevar conservantes, hay que usarlos nada más
prepararlos o corremos el riesgo de que la mezcla se corrompa y acabe
provocando alteraciones en la piel.
Y, aviso para navegantes: nada de
ponerse la mascarilla y sentarse en la terraza al sol si la mezcla lleva
limón o corremos el riesgo de acabar con manchas en la piel.
¿Y qué hace la industria ante esta ‘aguacatemanía’ casera? Ante todo,
no quedarse de brazos cruzados.
Los gigantes de la cosmética, la
generalista y la que se conoce como de autor, no son ajenos a esta
revolución natural y echan mano del aguacate para muchos productos
antienvejecimiento. Sin ir más lejos, forma parte de la formulación del Double Serum de Clarins o el contorno de ojos Avocado de Khiels
. A más pequeña escala, Davines, una marca italiana basada en cultivos orgánicos, lo incluye en la crema de peinado Invisible Styling Cream.
¿Ventajas? No se echan a perder nada más abrir el bote e incorporan
otros activos útiles para otras funciones (dar brillo, cerrar poros,
reafirmar…).
Sea cual se ala opción, no hay duda de que estamos en la
era del aguacate. Otra vez será, pepino.
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