La hija de Kim Basinger y Alec Baldwin no reniega de su herencia pero tiene claro que, en un futuro, quiere que la conozcan por su nombre.
Ireland Baldwin, genética salvaje
La hija de Kim Basinger y Alec Baldwin no reniega de su herencia pero tiene claro que, en un futuro, quiere que la conozcan por su nombre.
Foto: Damon Baker
Con su impresionante 1,89 de estatura y rasgos tan sensuales como los que lanzaron a su madre a la fama, sorprende escucharla decir que nunca pensó en dedicarse al mundo del espectáculo. «Crecí soñando con ser médico o veterinaria, pero me di cuenta de que las matemáticas se me daban fatal y mis aspiraciones no eran muy realistas», recuerda.
No cabe duda de que habría sido la doctora más imponente de su clínica, pero finalmente, animada por sus padres y amigos, decidió probar suerte frente a la cámara
. Apenas acaba de estrenarse en su carrera como modelo y ya ha protagonizado campañas como la última de la firma italiana Sisley, junto a su amiga Gigi Hadid, pero en Estados Unidos también es muy conocida por los líos cibernéticos –vía Twitter– en los que se ha visto involucrada por defender a su padre, a sus amigas o incluso a sí misma de los ataques de lo que ella considera prensa sensacionalista.
La última disputa electrónica comenzó hace tres meses, cuando la revista australiana Famous publicó unas imágenes de Kendall Jenner, otra de sus íntimas, desfilando en la semana de la moda de Nueva York, con celulitis en los muslos
. Sobre las fotos, un titular en grandes letras amarillas rezaba: «Demasiado gorda para la pasarela».
Para entender el berrinche de Ireland hay que remitirse a hace dos años, cuando anunció públicamente que quería ser maniquí posando para un especial de moda de baño publicado en el periódico New York Post.
Entonces recibió una oleada de críticas por parte de aquellos que pensaban que no era lo suficientemente guapa o delgada para dedicarse al modelaje a nivel profesional.
Un hecho que la marcó profundamente y que le ha costado mucho superar. «Antes solía leer todo lo que se escribía sobre mí, rastreaba los blogs y revistas buscando comentarios negativos y me volvía loca contestándolos en Twitter.
Ahora ya ni los miro. Es imposible gustarle a todo el mundo y estoy convencida de que al final te conviertes en el tipo de persona que creen que eres.
Si prestas demasiada atención a las críticas e insultos terminarás transformándote precisamente en eso que dicen», afirma.
Pero cuando vio a Jenner atacada de esa manera por su físico se abrieron viejas heridas. Ireland se puso Twitter por montera y arremetió contra la publicación australiana con una retahíla de comentarios incendiarios
. «Lo siento chicos, pero ha llegado el momento de montar una bronca», amenazó.
Con su impresionante 1,89 de estatura y rasgos tan sensuales como los que lanzaron a su madre a la fama, sorprende escucharla decir que nunca pensó en dedicarse al mundo del espectáculo. «Crecí soñando con ser médico o veterinaria, pero me di cuenta de que las matemáticas se me daban fatal y mis aspiraciones no eran muy realistas», recuerda.
No cabe duda de que habría sido la doctora más imponente de su clínica, pero finalmente, animada por sus padres y amigos, decidió probar suerte frente a la cámara
. Apenas acaba de estrenarse en su carrera como modelo y ya ha protagonizado campañas como la última de la firma italiana Sisley, junto a su amiga Gigi Hadid, pero en Estados Unidos también es muy conocida por los líos cibernéticos –vía Twitter– en los que se ha visto involucrada por defender a su padre, a sus amigas o incluso a sí misma de los ataques de lo que ella considera prensa sensacionalista.
La última disputa electrónica comenzó hace tres meses, cuando la revista australiana Famous publicó unas imágenes de Kendall Jenner, otra de sus íntimas, desfilando en la semana de la moda de Nueva York, con celulitis en los muslos
. Sobre las fotos, un titular en grandes letras amarillas rezaba: «Demasiado gorda para la pasarela».
Para entender el berrinche de Ireland hay que remitirse a hace dos años, cuando anunció públicamente que quería ser maniquí posando para un especial de moda de baño publicado en el periódico New York Post.
Entonces recibió una oleada de críticas por parte de aquellos que pensaban que no era lo suficientemente guapa o delgada para dedicarse al modelaje a nivel profesional.
Un hecho que la marcó profundamente y que le ha costado mucho superar. «Antes solía leer todo lo que se escribía sobre mí, rastreaba los blogs y revistas buscando comentarios negativos y me volvía loca contestándolos en Twitter.
Ahora ya ni los miro. Es imposible gustarle a todo el mundo y estoy convencida de que al final te conviertes en el tipo de persona que creen que eres.
Si prestas demasiada atención a las críticas e insultos terminarás transformándote precisamente en eso que dicen», afirma.
Pero cuando vio a Jenner atacada de esa manera por su físico se abrieron viejas heridas. Ireland se puso Twitter por montera y arremetió contra la publicación australiana con una retahíla de comentarios incendiarios
. «Lo siento chicos, pero ha llegado el momento de montar una bronca», amenazó.
Foto: Damon Baker
Durante la entrevista que concede en Nueva York a S Moda, asegura estar aprendiendo a controlarse, con alguna excepción. «Cuando hay un motivo o una causa que defender, las personas públicas tenemos una responsabilidad; debemos dar voz a otros que no reciben tanta atención»
. Baldwin, que acaba de cumplir 19 años, tiene muy claro de dónde le viene su afán justiciero. «Tengo una vena de bocazas que me impide quedarme callada.
Si hay un debate, ¡me apunto!
Es una maldición que, claramente, he heredado de mi padre», asegura.
Quizá para evitar más deslices, desde que se propuso dedicarse a la moda y fichó por IMG –una de las agencias de modelos más potentes del mundo, que representa, entre otras, a Daria Werbowy, Karlie Kloss o Anja Rubik– trabaja estrechamente con un equipo de expertos en imagen que le dan consejos sobre cómo presentarse ante los medios de comunicación, algo que asegura, no le viene nada mal. «Si fuera por mí y mis decisiones no sé dónde estaría ahora mismo.
Confío en ellos totalmente», reflexiona, dedicándole una mirada cómplice a una de sus agentes, que la acompaña a lo largo de toda la entrevista.
Durante la entrevista que concede en Nueva York a S Moda, asegura estar aprendiendo a controlarse, con alguna excepción. «Cuando hay un motivo o una causa que defender, las personas públicas tenemos una responsabilidad; debemos dar voz a otros que no reciben tanta atención»
. Baldwin, que acaba de cumplir 19 años, tiene muy claro de dónde le viene su afán justiciero. «Tengo una vena de bocazas que me impide quedarme callada.
Si hay un debate, ¡me apunto!
Es una maldición que, claramente, he heredado de mi padre», asegura.
Quizá para evitar más deslices, desde que se propuso dedicarse a la moda y fichó por IMG –una de las agencias de modelos más potentes del mundo, que representa, entre otras, a Daria Werbowy, Karlie Kloss o Anja Rubik– trabaja estrechamente con un equipo de expertos en imagen que le dan consejos sobre cómo presentarse ante los medios de comunicación, algo que asegura, no le viene nada mal. «Si fuera por mí y mis decisiones no sé dónde estaría ahora mismo.
Confío en ellos totalmente», reflexiona, dedicándole una mirada cómplice a una de sus agentes, que la acompaña a lo largo de toda la entrevista.
Foto: Damon Baker
Maxiabrigo de lana, camisa y pantalón, todo de Michael Kors. Calcetines de Cos y zapatos de Adolfo Domínguez
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