Voz, lenguaje, palabra, diálogo, literatura, libro, lectura,
imaginar…
La evolución del ser humano en ocho pasos que conforman su ADN
esencial en el pensar y en su manera de conformar la realidad y ver el
mundo, la vida. El ADN de ese rastro lo recuerda y explora
constantemente Emilio Lledó, que ha obtenido hoy el Premio Nacional de las Letras Españolas.
Es parte de su propio ADN como filósofo, intelectual y escritor atento a
la manera como las personas modelan el mundo a través del lenguaje oral
o escrito.
“En el mundo de la realidad, estamos; pero en el mundo del
lenguaje, de los libros, somos”, dijo hace unos meses en la Feria del
Libro de Madrid.
Y la concepción de ese ciudadano y ese mundo en sus palabras ya escritas es:
Habla: Lo primero fue el habla.
Una necesidad de
sentir la compañía de los otros, de arrancarse de la originaria soledad,
de emitir sonidos que la lengua fue articulando, modulando,
convirtiendo en palabra.
Lenguaje: El lenguaje es ya un universo cuyas
constelaciones, cuyo ritmo y movimiento, se ha transformado en el ser
que somos, en las manos con que amasamos el mundo de las relaciones
humanas, de las verdades y mentiras que podríamos fabricar con él: un
inmenso espacio intermedio entre cada individuo, entre el
mundo de la
consciencia y el mundo de las cosas”.
Palabras: Las palabras que miramos, que leemos, nos
bañan en sus sentidos porque las vemos discurrir mientras nuestras manos
las sienten pasar, y acarician su paso en el tiempo desde el que son
nuestras. El libro se convierte así en una morada, en un espacio que
habitamos y que, como nuestras casas, más allá de los determinados
tiempos en los que las vivimos, prestan una forma de continuidad, de
reencuentro y pervivencia a cada existir.
Literatura: La literatura no es sólo principio y
origen de libertad intelectual, sino que ella misma es un universo de
idealidad libre, un territorio de la infinita posibilidad. Los libros
son puertas que nadie podría cerrarnos jamás, a pesar de todas las
censuras.
Lectura: La lectura, los libros, son el más
asombroso principio de libertad y fraternidad. Un horizonte de alegría,
de luz reflejada y escudriñadora, nos deja presentir la salvación, la
ilustración, frente al trivial espacio de lo ya sabido, de las
aberraciones mentales a las que acoplamos el inmenso andamiaje de
noticias siempre las mismas, porque es siempre el mismo nuestro
apelmazado cerebro.
Vivir: Las silenciosas páginas que esperan a sus
lectores muestran, entre otras cosas, que vivir es dialogar, entender,
soñar, interpretar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario