El Rey' es correcta si lo que se busca es pasar el rato. Otra cosa sería si lo que pretendiese fuera dar a conocer cómo transcurrió la historia de esos años.
Hay que reconocerle a Telecinco el mérito de atreverse a llevar a la
pantalla hechos históricos relativamente recientes y, sobre todo, si
estos tienen que ver con la Monarquía española
. El primer intento fue Felipe y Letizia, aunque aquella miniserie de Joaquín Oristrell resultó más una comedia de humor que otra cosa.
Esta vez la cadena ha apostado por una producción en tres capítulos de 75 minutos cada uno, en los que se cuenta la relación del rey Juan Carlos con su padre y con Francisco Franco.
El rodaje duró 13 semanas y se desarrolló en los escenarios reales —Estoril o San Sebastián—, pero no en el palacio de La Zarzuela, ya que la Casa del Rey no ha colaborado con la serie.
Se nota que esta vez no se han escatimado medios. Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset, no quería patinar.
Por eso, incluso organizó un pase privado para un grupo de periodistas con el fin de conocer su opinión sobre el resultado final antes de emitir anoche el primer capítulo.
La ficción es correcta si lo que se busca es pasar el rato.
Está bien ambientada y el reparto es aceptable.
Otra cosa sería si lo que pretendiese fuera dar a conocer cómo transcurrió la historia de esos años tan trascendentales para la restauración de la Monarquía en España.
Una de las tareas más difíciles que tenía por delante el guionista, Santos Mercero, era contar cómo se produjo el accidente que le costó la vida al hermano menor de don Juan Carlos.
El trance lo resuelve mostrando solo el dolor de la familia tras escuchar un disparo en la casa. No entra a explicar qué estaban haciendo los dos hermanos jugando con una pistola.
Sí se atreve el guionista, en cambio, a narrar al detalle las visitas del entonces Príncipe a Franco y ahí es cuando la serie se convierte en una novela en estado puro.
El dictador aparece como un dulce ancianito encariñado con el hijo de don Juan, al que aconseja y hace regalos
. El afable resultado sorprende, y eso que hubo un trabajo de posproducción para endurecer la imagen del dictador.
Pero lo que más sorprende es cómo Telecinco vuelve a presentar a la familia Borbón. Ellos, don Juan y don Juan Carlos, son dos amantes padres de familia y ellas, doña María de las Mercedes y doña Sofía, dos mujeres solo pendientes de la felicidad de sus esposos.
Ni rastro de fisuras, aunque la historia real sea bien distinta.
El personaje del Rey llega a dar cierta pena por la infelicidad permanente en que vive y, por otro lado, exaspera por el poco carácter que demuestra para imponer su opinión.
Esta vez Telecinco tampoco se ha atrevido a contar la verdadera historia, pero, al menos, los Borbones ya no dan risa.
. El primer intento fue Felipe y Letizia, aunque aquella miniserie de Joaquín Oristrell resultó más una comedia de humor que otra cosa.
Esta vez la cadena ha apostado por una producción en tres capítulos de 75 minutos cada uno, en los que se cuenta la relación del rey Juan Carlos con su padre y con Francisco Franco.
El rodaje duró 13 semanas y se desarrolló en los escenarios reales —Estoril o San Sebastián—, pero no en el palacio de La Zarzuela, ya que la Casa del Rey no ha colaborado con la serie.
Se nota que esta vez no se han escatimado medios. Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset, no quería patinar.
Por eso, incluso organizó un pase privado para un grupo de periodistas con el fin de conocer su opinión sobre el resultado final antes de emitir anoche el primer capítulo.
La ficción es correcta si lo que se busca es pasar el rato.
Está bien ambientada y el reparto es aceptable.
Otra cosa sería si lo que pretendiese fuera dar a conocer cómo transcurrió la historia de esos años tan trascendentales para la restauración de la Monarquía en España.
Una de las tareas más difíciles que tenía por delante el guionista, Santos Mercero, era contar cómo se produjo el accidente que le costó la vida al hermano menor de don Juan Carlos.
El trance lo resuelve mostrando solo el dolor de la familia tras escuchar un disparo en la casa. No entra a explicar qué estaban haciendo los dos hermanos jugando con una pistola.
Sí se atreve el guionista, en cambio, a narrar al detalle las visitas del entonces Príncipe a Franco y ahí es cuando la serie se convierte en una novela en estado puro.
El dictador aparece como un dulce ancianito encariñado con el hijo de don Juan, al que aconseja y hace regalos
. El afable resultado sorprende, y eso que hubo un trabajo de posproducción para endurecer la imagen del dictador.
Pero lo que más sorprende es cómo Telecinco vuelve a presentar a la familia Borbón. Ellos, don Juan y don Juan Carlos, son dos amantes padres de familia y ellas, doña María de las Mercedes y doña Sofía, dos mujeres solo pendientes de la felicidad de sus esposos.
Ni rastro de fisuras, aunque la historia real sea bien distinta.
El personaje del Rey llega a dar cierta pena por la infelicidad permanente en que vive y, por otro lado, exaspera por el poco carácter que demuestra para imponer su opinión.
Esta vez Telecinco tampoco se ha atrevido a contar la verdadera historia, pero, al menos, los Borbones ya no dan risa.
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