A Michael Douglas le gusta ir a Mallorca cuando los almendros están
en flor, Claudia Schiffer celebra ineludiblemente sus cumpleaños en la
isla balear y Toni Kroos se encontraba en su casa de cala D’Or cuando se anunció su contrato con el Real Madrid.
Son detalles que solo sabe alguien que les conoce desde hace mucho tiempo, aunque sea a través de un objetivo.
Los famosos de Mallorca buscan la intimidad ante todo.
Las mansiones en las colinas y los yates atracados son los escondites perfectos para los que quieren estar unos días alejados de los focos.
Las celebrities que eligen Mallorca no son de las que relatan en Instagram sus vacaciones.Y el poseedor de esos secretos es el paparazi de la isla por excelencia, Julián Aguirre.
Nos enteramos de la estancia de Michael Douglas hace unas semanas en su casa balear por una foto que colgó en Facebook tiempo después su mujer, Catherine Zeta-Jones. Bruce Springsteen se ha dejado ver este verano fugazmente al abandonar unas horas su yate Rising Sun.
El cantante de Jamiroquai, Jay Kay, pasa aquí muchos veranos: un año unos ladrones asaltaron la mansión que había alquilado.
La embarcación de Florentino Pérez lleva días atracada en Port Adriano, aunque el que la ocupa es su hijo.
Incluso Annie Lennox ha abandonado Escocia y ahora vive en la isla. Lugar donde Orlando Bloom se relajó tras su pelea en Ibiza con Justin Bieber.
Pero es prácticamente imposible encontrarlos.
Los fotógrafos de la isla saben que hay que echar muchas horas o tener una red de informadores privilegiada para conseguir la imagen de las estrellas. Ibiza es mucho más rentable para los reporteros gráficos, porque acaban el día con un banco de imágenes comparable al de una alfombra roja.
Como ejemplo de esa discreción, un dato: solo hay un paparazi fijo en la isla, Aguirre.
En su recuerdo queda la anécdota de un furibundo Jack Nicholson, invitado de Douglas a la isla, intentando clavarle una banderilla de golf allá por los noventa
. O cuando se coló en la casa en obras de Claudia Schiffer y David Copperfield y llegó la pareja. Desde su escondite oyó la discusión del mago y el arquitecto sobre la ubicación del jacuzzi.
“Si el famoso cuelga una foto en las redes sociales, soy capaz de reconocer dónde está por el empedrado o la pared de fondo”, un don adquirido tras más de dos décadas de profesión.
El Real Club Náutico de Palma es el centro de la ciudad en agosto.
Tras unos años complicados por la falta de patrocinadores, el abandono del todopoderoso sponsor Puig, y la delicada situación de sus principales relaciones públicas, la Familia Real, se ha adaptado a la nueva era. Ya no manejan presupuestos de millones de euros para la Copa del Rey de Vela, han tenido que ajustarse a los 400.000 de esta edición.
El Ayuntamiento hace años que aporta una cantidad simbólica de 12.000 euros al evento.
“No podemos dar dinero para esto cuando están desahuciando gente”, dice uno de los portavoces del Consistorio.
El presidente del club, Javier Sanz, hombre discreto donde los haya, rehúye hablar de números, de hecho ni el Náutico ni Puig quisieron desvelar nunca el coste de organización de la competición.
Atrás queda una época de opulencia, cuando cada embarcación, con su respectivo patrocinador, organizaba eventos promocionales mañana tarde y noche. Modelos espectaculares amadrinaban cada una de las naves.
El jefe de prensa del Náutico, José Luis Miró, no recuerda revuelo tan grande como el que se montó cuando Antonio Banderas recaló en el club
. Ahora los rostros conocidos son otros. Esta semana ha visitado el club la exmodelo Antonia Dell’Atte, Andrés Velencoso y Carlos Moyà. Ocasiones únicas para que el famoso suelte un “Me encanta Mallorca”, ante las cámaras. Probablemente por la llegada de los Reyes, este año se han acreditado 365 periodistas, unos 70 más que en la edición anterior.
Pero solo 21 de las 122 naves participantes tienen sponsor.
A falta de patrocinadores, los salvadores han sido los magnates amantes del mar que desde hace unos años participan en la competición con sus embarcaciones. Nikklas Zennström, fundador de Skype, compite con dos barcos mientras su yate Mirage está amarrado en el puerto de Palma.
Sanz, el presidente, no oculta su satisfacción:
“Somos como los sanfermines para Pamplona”. Y recalca el dato que el año pasado publicaba un medio local, que asegura que la Copa genera un negocio de 11 millones de euros.
Muchos son los que relatan la época en la que don Juan Carlos desayunaba cada mañana en el Flanigan y el ahora rey Felipe VI, alternaba en el Capricho
. Ambos en Puerto Portals, enclave paradigmático de este lujo y discreción que caracteriza a la isla. Aquí los yates se suceden al igual que los Ferrari, Lamborgini y Porsche
. El año que viene Puerto Portals albergará una regata, tras años sin competición.
“Aunque ha habido varias ofertas, hemos esperado a la mejor opción para volver a traer las regatas aquí”, cuenta el capitán, Álvaro Irala, quien explica que sus visitantes buscan ante todo la intimidad y la seguridad que proporcionan. Imposible sacarle un nombre sobre los ocupantes de las decenas de impresionantes yates que reposan en los muelles.
Tampoco a su dueña, Corinna Graf. Al final, el emir de Catar se cuela en una conversación
. Ha pasado en Mallorca unos días, pero enseguida ha levado anclas con destino Ibiza.
Otro mundo a golpe de timón.
Son detalles que solo sabe alguien que les conoce desde hace mucho tiempo, aunque sea a través de un objetivo.
Los famosos de Mallorca buscan la intimidad ante todo.
Las mansiones en las colinas y los yates atracados son los escondites perfectos para los que quieren estar unos días alejados de los focos.
Las celebrities que eligen Mallorca no son de las que relatan en Instagram sus vacaciones.Y el poseedor de esos secretos es el paparazi de la isla por excelencia, Julián Aguirre.
Nos enteramos de la estancia de Michael Douglas hace unas semanas en su casa balear por una foto que colgó en Facebook tiempo después su mujer, Catherine Zeta-Jones. Bruce Springsteen se ha dejado ver este verano fugazmente al abandonar unas horas su yate Rising Sun.
El cantante de Jamiroquai, Jay Kay, pasa aquí muchos veranos: un año unos ladrones asaltaron la mansión que había alquilado.
La embarcación de Florentino Pérez lleva días atracada en Port Adriano, aunque el que la ocupa es su hijo.
Incluso Annie Lennox ha abandonado Escocia y ahora vive en la isla. Lugar donde Orlando Bloom se relajó tras su pelea en Ibiza con Justin Bieber.
Pero es prácticamente imposible encontrarlos.
Los fotógrafos de la isla saben que hay que echar muchas horas o tener una red de informadores privilegiada para conseguir la imagen de las estrellas. Ibiza es mucho más rentable para los reporteros gráficos, porque acaban el día con un banco de imágenes comparable al de una alfombra roja.
Como ejemplo de esa discreción, un dato: solo hay un paparazi fijo en la isla, Aguirre.
En su recuerdo queda la anécdota de un furibundo Jack Nicholson, invitado de Douglas a la isla, intentando clavarle una banderilla de golf allá por los noventa
. O cuando se coló en la casa en obras de Claudia Schiffer y David Copperfield y llegó la pareja. Desde su escondite oyó la discusión del mago y el arquitecto sobre la ubicación del jacuzzi.
“Si el famoso cuelga una foto en las redes sociales, soy capaz de reconocer dónde está por el empedrado o la pared de fondo”, un don adquirido tras más de dos décadas de profesión.
El Real Club Náutico de Palma es el centro de la ciudad en agosto.
Tras unos años complicados por la falta de patrocinadores, el abandono del todopoderoso sponsor Puig, y la delicada situación de sus principales relaciones públicas, la Familia Real, se ha adaptado a la nueva era. Ya no manejan presupuestos de millones de euros para la Copa del Rey de Vela, han tenido que ajustarse a los 400.000 de esta edición.
El Ayuntamiento hace años que aporta una cantidad simbólica de 12.000 euros al evento.
“No podemos dar dinero para esto cuando están desahuciando gente”, dice uno de los portavoces del Consistorio.
El presidente del club, Javier Sanz, hombre discreto donde los haya, rehúye hablar de números, de hecho ni el Náutico ni Puig quisieron desvelar nunca el coste de organización de la competición.
Atrás queda una época de opulencia, cuando cada embarcación, con su respectivo patrocinador, organizaba eventos promocionales mañana tarde y noche. Modelos espectaculares amadrinaban cada una de las naves.
El jefe de prensa del Náutico, José Luis Miró, no recuerda revuelo tan grande como el que se montó cuando Antonio Banderas recaló en el club
. Ahora los rostros conocidos son otros. Esta semana ha visitado el club la exmodelo Antonia Dell’Atte, Andrés Velencoso y Carlos Moyà. Ocasiones únicas para que el famoso suelte un “Me encanta Mallorca”, ante las cámaras. Probablemente por la llegada de los Reyes, este año se han acreditado 365 periodistas, unos 70 más que en la edición anterior.
Pero solo 21 de las 122 naves participantes tienen sponsor.
A falta de patrocinadores, los salvadores han sido los magnates amantes del mar que desde hace unos años participan en la competición con sus embarcaciones. Nikklas Zennström, fundador de Skype, compite con dos barcos mientras su yate Mirage está amarrado en el puerto de Palma.
Sanz, el presidente, no oculta su satisfacción:
“Somos como los sanfermines para Pamplona”. Y recalca el dato que el año pasado publicaba un medio local, que asegura que la Copa genera un negocio de 11 millones de euros.
Muchos son los que relatan la época en la que don Juan Carlos desayunaba cada mañana en el Flanigan y el ahora rey Felipe VI, alternaba en el Capricho
. Ambos en Puerto Portals, enclave paradigmático de este lujo y discreción que caracteriza a la isla. Aquí los yates se suceden al igual que los Ferrari, Lamborgini y Porsche
. El año que viene Puerto Portals albergará una regata, tras años sin competición.
“Aunque ha habido varias ofertas, hemos esperado a la mejor opción para volver a traer las regatas aquí”, cuenta el capitán, Álvaro Irala, quien explica que sus visitantes buscan ante todo la intimidad y la seguridad que proporcionan. Imposible sacarle un nombre sobre los ocupantes de las decenas de impresionantes yates que reposan en los muelles.
Tampoco a su dueña, Corinna Graf. Al final, el emir de Catar se cuela en una conversación
. Ha pasado en Mallorca unos días, pero enseguida ha levado anclas con destino Ibiza.
Otro mundo a golpe de timón.
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