© Gloria Rodríguez
Hacer enemigos es una práctica que algunos practican con gracia y soltura.
Para dominar su técnica se debe contar con la combinación apropiada de
impulsividad, sangre fría e irresponsabilidad.
Así había sido hasta la
creación de Facebook que nos trajo de vuelta a "amigos" que
creíamos alejados de nuestra vida para siempre y nos hizo (sobre todo en
su primera fase de eufórica ceguera) aceptar en nuestro círculo a
compañeros de trabajo, conocidos y vecinos con los que jamás hubiéramos
intimado en la vida real.
Entonces llegó también la necesidad de adiestrarse en el arte de deshacerse de tanto amigo repentino.
Damos gracias a Marck Zuckerberg que nos lo puso más fácil que en la vida analógica
. Aquí no hay que dar la cara y un botón (Unfriend) se encarga del trabajo sucio.
A estas alturas se considera una rara avis, una especie en vías de extinción digna de ser exhibida en las universidades, el usuario de Facebook que no se haya beneficiado de las prestaciones del Unfriend y haya continuado con su vida como si nada hubiera pasado.
Ahora, cuando ya somos veteranos en estas lides y se anuncia día sí y día también el anquilosamiento de Facebook (a pesar de que acaba de anunciar que en el primer trimestre de 2014 sus beneficios han crecido un 20% respecto a 2013) dos estudios de la Universidad de Colorado* examinan las fuerzas psicológicas que se esconden detrás de la práctica de borrar amigos en Facebook, y además, investiga qué sienten los damnificados.
Hay que decir que los resultados se consiguieron a través de una encuesta vía Twitter
a 1077 adultos. Es decir, que quizás no estemos ante el cuestionario
mejor diseñado y tengamos que tomarnos estos resultados con reserva.
Dicho esto, y citando los hallazgos del estudio, los
conocidos de la época del instituto son los que tienen más riesgo de
ser expulsados de la lista, seguidos por los amigos de amigos, los
compañeros de trabajo, y las personas a las que nos une algún interés
común (por ejemplo, el gusto por la cerámica o la gastronomía).
Según explica en una nota de prensa Christopher Sibona, coautor del estudio, la razón más frecuente para eliminar a un amigo de Facebook es
que publica posts con posturas políticas o religiosas divergentes
radicalmente a las nuestras (solo nos gusta que nos digan lo que
queremos oir). "Como lo más probable es que tengamos más
diferencias con los amigos de la adolescencia que con aquellos que hemos
elegido de adultos, esos son los primeros que se purgan".
"Los amigos del instituto no suelen
estar al corriente de la evolución de nuestras creencias políticas o
religiosas, y puede resultar fácil que se generen discusiones
. Y algo propio de los conflictos on line es que escalan y se multiplican mucho más de prisa que en la vida real", razona el coautor en una nota de prensa.
El otro pecado para ser víctima de un Unfriend es publicar estados "poco interesantes".
Mientras estos amigos son
eliminados por la naturaleza de sus publicaciones, los compañeros de
trabajo caen por cosas que han hecho en la vida real, no por su
comportamiento en la red social. "A la gente del trabajo se le borra
por hechos que no tienen que ver con su comportamiento en Facebook sino por acontecimientos del mundo real", explica Sibona. En Facebook solo tiene lugar el pase de cuentas.
¿Y qué sienten los expulsados del Paraíso?
Lo primero que tiene que pasar es que lo noten, y eso dependerá de cuán
activos sean en la red social y de cuánto contacto hayan mantenido con
la persona que los liquida.
Pero una vez que están informados, ambos
estudios hablan de “efectos secundarios emocionales de la pérdida de una
amistad” (virtual) y describen cuatro estados.
A saber: sorprendido, molesto/preocupado; divertido/despreocupado; y triste.
El factor que determina el
impacto del agravio es cuán cercana fuera la relación en el momento en
que el sujeto en cuestión es eliminado de Facebook.
"Cuando se trata de un buen amigo, o de alguien muy cercano, las
emociones suelen ser la tristeza y la incomodidad con la nueva
situación”.
Según el segundo de los estudios hay dos cuestiones que marcan cuánto va a doler el Unfriend al afectado.
Uno
es como era de esperarse la cercanía que tuviera con quien lo saca de
la lista, y la segunda es el control que tenga sobre su lista de amigos y la frecuencia con que la suela monitorizar.
Otros dos factores predicen si el Unfriend va a impactar menos y si el individuo lo va a encajar mejor. A
saber: si el acontecimiento es esperado en alguna medida porque se ha
hablado con otros amigos, o si ha habido un anuncio previo de la persona
que ha decidido enemistarse.
En este caso el sentimiento que se
describe esta muy cercano al alivio. Si va a pasar, cuanto antes mejor.
Según la investigación, el Unfriend es más frecuente entre personas que han sido amigos o han tenido una relación cercana que entre los conocidos.
"A pesar de la preponderancia de los vínculos débiles en las redes sociales, nuestros hallazgos permiten colocar al Unfriend como
uno de los actos definitivos que marcan la disolución de una relación,
con consecuencias en el mundo real", dice el estudio.
Tiene razón Sibona cuando dice que el coste de mantener "un amigo" en Facebook es muy bajo. No hay que hacer nada, basta con dejarlo estar.
"Tomarse el trabajo de buscar el botón de Unfriend y pulsarlo supone hacer un esfuerzo consciente por quitarse a alguien del medio. Y eso duele".
Si quiere poner un poco más de angustia en su existencia, aquí le dejamos la aplicación Unfriender Finder que monitoriza en tiempo real a sus contacto. Gracias a ella podrá detectar inmediatamente quién le ha dado la patada en Facebook.
* Ambos estudios fueron publicados en 2014 durante la 47 Conferencia Internacional de Hawaii de System Sciences.
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