Los hijos de Tito Vilanova emocionan a los 1.500 asistentes al funeral en la Catedral.
Más de 1.500 personas abarrotaron ayer la Catedral de Barcelona para
dar el último y religioso adiós a Tito Vilanova y acompañar en el dolor a
su viuda, Montse Chaure; hijos, Carlota y Adrià; hermano y padres, Rosa
Maria y Josep.
La ceremonia, seguida desde la Plà de la Seu por centenares de personas, que estaban pendientes de dos pantallas gigantes, fue oficiada por el arzobispo de Barcelona Lluís Martínez Sistach y congregó a diferentes personalidades, como el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y los alcaldes de Barcelona, Xavier Trias y de Bellcaire D’Empordà, David Font, así como a los expresidentes del Barcelona, Josep Lluís Núñez, Enric Reyna, Joan Gaspart, Joan Laporta, Sandro Rosell, y el actual, Josep Maria Bartomeu.
También asistieron los jugadores de la plantilla profesional, los capitanes de los equipos de las divisiones inferiores y los de todas las secciones, y la plantilla del Juvenil B, en el que juega Adrià Vilanova.
Acudieron numerosos exjugadores del club y de los distintos equipos que compartieron vestuario con Tito, y muchos clubes de la Liga estuvieron respresentados en el acto
. Acudieron el presidente del Espanyol, Joan Collet; Fernando Fernández Tapias y Emilio Butragueño, en nombre del Madrid; directivos vinculados al Athletic, Mallorca, Valencia, Betis, Sevilla, Lleida Esportiu, Benfica, Fiorentina, y también Txiki Begiristain, director deportivo del Manchester City.
El punto más emotivo del acto, presidido por el Virolai, interpretado por el Cor de Cambra Francesc Valls, llegó al final, con los parlamentos de Jordi Roura y los hijos de Tito. Roura habló como “amigo, compañero y hermano” y se esmeró cuando dijo: “Pronto los buenos recuerdos llenarán el vacío y paliarán el dolor que ahora sentimos”.
El que fue ayudante y sustituto de Vilanova en el banquillo del Camp Nou, recordó el origen de su amistad en La Masia: “Éramos muy jóvenes, unos glotones con ganas de fútbol y de vida
. Comíamos longanizas y caracoles y bebíamos vino del pueblo; hacíamos sofritos, siempre sin cebolla”. “Hemos reído y llorado juntos”, prosiguió Roura, el técnico que dirigió a la plantilla profesional del Barcelona cuando Tito Vilanova tuvo que viajar a Nueva York para ser tratado del cáncer de la glándula parótida que el viernes pasado acabó con su vida a los 45 años
. Recordó Roura porqué a Tito le llamaban el Marqués: “Si jugabas a fútbol, la hierba tenía que estar corta y regadita, y las pelotas hinchadas. Si jugabas a tenis, el mango de la raqueta tenía que ser el justo, las pelotas con presión y el suelo bien liso”
. Y para rematar añadió: “Siempre he admirado tu valentía. Nunca te ha temblado el pulso. Solo te vi indeciso cuando le pediste a Montse para salir.
Auque Tito siempre presumió de ser normal, no lo era, porque para vivir en el recuerdo eterno se necesita hacer méritos y este es un legado imborrable”.
Carlota, de 19 años, y Adrià, de 17, los hijos de Tito, tomaron la palabra a continuación.
“Eras nuestro héroe”, le avisó de entrada la niña de sus ojos
. “Fuiste mi primer amor, cuando no sabía ni lo que era el amor, y me diste el más grande e incondicional, el que siente un padre enamorado de sus hijos”. Aseguró que, puestos a escoger una enseñanza, se quedaba con lo que siempre le recordaba: “Esta vida es demasiado corta para dedicarla a cosas que no nos hagan felices”.
“Mi padre está vivo dentro de mí”, añadió Carlota, “y de las personas que le queríamos y ahí vivirá siempre”.
Adrià jugador del Juvenil B, quiso dar las gracias en nombre de la familia a la gente que pasó por el memorial del Camp Nou, a los aficionados y deportistas que guardaron un minuto de silencio en memória de su padre y a cuantos les han ayudado.
“El día que le detectaron el cáncer, mi padre se preocupó antes por nuestro bienestar que por su enfermedad”, afirmó Adrià
. “Has sido mi modelo y no puedo más que darte las gracias porque el mejor regalo de mi vida son los 17 años a tu lado”.
Adrià recordó también lo que un día le dijo Tito cuando le vio nervioso ante un examen importante: “Tranquilo, lo que hoy parece muy importante mañana no lo será”.
Con una entereza propia de su padre, Adrià aseguró: “Tu recuerdo seguirá vivo parar siempre en nuestro corazones; sé que me ayudarás a cumplir los sueños. Serás siempre mi ángel de la guarda y tu recuerdo me ayudará a superar las dificultas:
Y como me enseñaste lucharé amb seny, pit y collons”.
El canto del Virolai cerró la ceremonia. Para entonces, la Catedral de Barcelona era un mar de lágrimas y dolor en el adiós a Tito Vilanova.
La ceremonia, seguida desde la Plà de la Seu por centenares de personas, que estaban pendientes de dos pantallas gigantes, fue oficiada por el arzobispo de Barcelona Lluís Martínez Sistach y congregó a diferentes personalidades, como el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y los alcaldes de Barcelona, Xavier Trias y de Bellcaire D’Empordà, David Font, así como a los expresidentes del Barcelona, Josep Lluís Núñez, Enric Reyna, Joan Gaspart, Joan Laporta, Sandro Rosell, y el actual, Josep Maria Bartomeu.
También asistieron los jugadores de la plantilla profesional, los capitanes de los equipos de las divisiones inferiores y los de todas las secciones, y la plantilla del Juvenil B, en el que juega Adrià Vilanova.
Acudieron numerosos exjugadores del club y de los distintos equipos que compartieron vestuario con Tito, y muchos clubes de la Liga estuvieron respresentados en el acto
. Acudieron el presidente del Espanyol, Joan Collet; Fernando Fernández Tapias y Emilio Butragueño, en nombre del Madrid; directivos vinculados al Athletic, Mallorca, Valencia, Betis, Sevilla, Lleida Esportiu, Benfica, Fiorentina, y también Txiki Begiristain, director deportivo del Manchester City.
El punto más emotivo del acto, presidido por el Virolai, interpretado por el Cor de Cambra Francesc Valls, llegó al final, con los parlamentos de Jordi Roura y los hijos de Tito. Roura habló como “amigo, compañero y hermano” y se esmeró cuando dijo: “Pronto los buenos recuerdos llenarán el vacío y paliarán el dolor que ahora sentimos”.
El que fue ayudante y sustituto de Vilanova en el banquillo del Camp Nou, recordó el origen de su amistad en La Masia: “Éramos muy jóvenes, unos glotones con ganas de fútbol y de vida
. Comíamos longanizas y caracoles y bebíamos vino del pueblo; hacíamos sofritos, siempre sin cebolla”. “Hemos reído y llorado juntos”, prosiguió Roura, el técnico que dirigió a la plantilla profesional del Barcelona cuando Tito Vilanova tuvo que viajar a Nueva York para ser tratado del cáncer de la glándula parótida que el viernes pasado acabó con su vida a los 45 años
. Recordó Roura porqué a Tito le llamaban el Marqués: “Si jugabas a fútbol, la hierba tenía que estar corta y regadita, y las pelotas hinchadas. Si jugabas a tenis, el mango de la raqueta tenía que ser el justo, las pelotas con presión y el suelo bien liso”
. Y para rematar añadió: “Siempre he admirado tu valentía. Nunca te ha temblado el pulso. Solo te vi indeciso cuando le pediste a Montse para salir.
Auque Tito siempre presumió de ser normal, no lo era, porque para vivir en el recuerdo eterno se necesita hacer méritos y este es un legado imborrable”.
Carlota, de 19 años, y Adrià, de 17, los hijos de Tito, tomaron la palabra a continuación.
“Eras nuestro héroe”, le avisó de entrada la niña de sus ojos
. “Fuiste mi primer amor, cuando no sabía ni lo que era el amor, y me diste el más grande e incondicional, el que siente un padre enamorado de sus hijos”. Aseguró que, puestos a escoger una enseñanza, se quedaba con lo que siempre le recordaba: “Esta vida es demasiado corta para dedicarla a cosas que no nos hagan felices”.
“Mi padre está vivo dentro de mí”, añadió Carlota, “y de las personas que le queríamos y ahí vivirá siempre”.
Adrià jugador del Juvenil B, quiso dar las gracias en nombre de la familia a la gente que pasó por el memorial del Camp Nou, a los aficionados y deportistas que guardaron un minuto de silencio en memória de su padre y a cuantos les han ayudado.
“El día que le detectaron el cáncer, mi padre se preocupó antes por nuestro bienestar que por su enfermedad”, afirmó Adrià
. “Has sido mi modelo y no puedo más que darte las gracias porque el mejor regalo de mi vida son los 17 años a tu lado”.
Adrià recordó también lo que un día le dijo Tito cuando le vio nervioso ante un examen importante: “Tranquilo, lo que hoy parece muy importante mañana no lo será”.
Con una entereza propia de su padre, Adrià aseguró: “Tu recuerdo seguirá vivo parar siempre en nuestro corazones; sé que me ayudarás a cumplir los sueños. Serás siempre mi ángel de la guarda y tu recuerdo me ayudará a superar las dificultas:
Y como me enseñaste lucharé amb seny, pit y collons”.
El canto del Virolai cerró la ceremonia. Para entonces, la Catedral de Barcelona era un mar de lágrimas y dolor en el adiós a Tito Vilanova.
No hay comentarios:
Publicar un comentario