Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 mar 2014

Yoko Ono sin punto final

La artista asegura que encuentra nueva inspiración en la retrospectiva del Museo Guggenheim.

No deja de ser ya una mujer de 80 años, su vida no ha sido tranquila , se la considera una anciana, pero es una mujer inquieta, curiosa todavía de la vida......Interesante.

 

Yoko Ono posa este jueves en el Guggenheim ante la instalación 'Morning Beams' (Rayos de la mañana). / FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Yoko Ono (Tokio, 1933) cree que es responsable de que su trabajo artístico no haya sido conocido por el gran público. "No me preocupaba demasiado y seguía creando. Mi obra era diferente del arte que entonces se catalogaba como arte y pensaba que quizá 50 ó 100 años más tarde la gente podría entenderlo, cuando lo necesitaran", explica
. Su vida junto a John Lennon, el activismo por la paz, o el odio de quienes le han culpado de acabar con The Beatles ha ensombrecido el trabajo de la artista que estuvo en el origen del arte conceptual y ha experimentado con la performance, el cine, y la música
. El momento de dar a conocer su obra ha llegado con la exposición retrospectiva Yoko Ono. Half-A-Wind Show, que este jueves se inaugura en el Museo Guggenheim Bilbao.
Yoko Ono se ha presentado en el Guggenheim fiel a su imagen de los últimos años: vestida de negro, con el rostro semicubierto por gafas oscuras y sombrero
. Ante las cámaras se ha transformado. En tres minutos, con los 80 años cumplidos, ha posado haciendo la v con los dedos, ha bailado y ha simulado trepar por la pared de una sala donde se muestran sus instalaciones. "No siento la edad que tengo, no tiene relevancia", asegura.
 Ante el recorrido por casi 60 años de trabajo vuelve a sentir que surge la inspiración para seguir trabajando. "Es como si estuviera entrando en la segunda fase de mi vida, una nueva yo. Me apasiona muchísimo".
Una colección de fotografías documenta la aparición pública de la entonces joven artista de origen japonés en la escena artística de Nueva York, con sus propuestas de arte conceptual, ligada a la formación del movimiento Fluxus
. Ya entonces defendía que el arte arranca con un concepto; "una idea que tienes que imaginar para que pueda suceder", explica medio siglo después. Las fotos, realizadas por George Maciunas, el fundador de Fluxus, muestran la exposición del verano de 1961 en la que la artista rompía convencionalismos colocando trozos de lienzo en el suelo, que invitaba a pisar, y ofrecía instrucciones escritas para que el público interactuara con la obra.
Si la carrera de Yoko Ono arrancó en el movimiento conceptual, encontró en la naciente performance un nuevo campo de experimentación. Cut Piece (1964) (Pieza corte), la célebre obra en la que sentada en el escenario la artista invita al público a utilizar unas tijeras para ir cortando trozos de su vestido, se ve en la exposición en imágenes en movimiento y en fotos, y rememora el compromiso de la artista con el feminismo.
El comisario de Yoko Ono. Half-A-Wind Show, Álvaro Rodríguez, recuerda el impacto que la pieza causó en la tradicional sociedad japonesa.
 "El arte es una revolución silenciosa,  que va cambiando el mundo lentamente, sin hacer ruido", responde la artista cuando se hace referencia a su militancia.
De la época dorada de la performance la exposición pasa al trabajo de la artista en el cine experimental. Entre 1964 y 1972 produjo 19 películas, como Fly (mosca), en el que el espectador observa las imágenes que recorre el cuerpo desnudo de una mujer desde la perspectiva del insecto.
FERNANDO DOMINGO-ALDAMA
En las últimas décadas Yoko Ono ha realizado instalaciones de gran formato.
 El teléfono que se encuentra en el interior de un laberinto de metacrilato recibirá, no se sabe cuando, una llamada de la artista para conversar con el público. De las ramas de un olivo cuelgan tarjetas con mensajes de los visitantes
. Otras dos obras, Morning Beams, 1996/2014 (rayos de la mañana) y Riverbed, 1996/2014 (lecho del río), creadas de forma independiente, se fusionan para crear una nueva instalación.
 Una de las obras Water Event (1971/2013), presentada en una retrospectiva en Estados Unidos, se formó con los objetos de los artistas que respondieron a la invitación de Yoko Ono de enviar contenedores de agua. Entonces contó con la colaboración de Jasper Johns, Andy Warhol, Bob Dylan y Jack Nicholson, entre otros 200 artistas
. En el Guggenheim se ha montado otra versión con las aportaciones de, por ejemplo, Olafur Eliasson, Christian Marclay, Ernesto Neto y Asier Mendizabal.
La exposición concluye con un espacio dedicado a la producción musical de la artista, con vídeos, grabaciones de conciertos, discos y las portadas con las que llegaron al mercado.
 La música, dice Yoko Ono, ocupa en su cabeza un espacio diferente de otras manifestaciones artísticas. "Me ciño a la inspiración: si me viene una canción, llega con los arreglos instrumentados, y va a ser música", dice. "Mezclamos ambos conceptos, pero en mi caso están bien separados".
La obra Ceiling Painting (Pintura en el techo) recibe a los visitantes al entrar en las obras tempranas que recoge la retrospectiva.
 La artista invita a trepar mentalmente por una escalera blanca y con ayuda de una lupa descubra que en un marco colgado del techo se puede leer la palabra "yes". Expuesta en una galería de Londres en 1966, la obra hizo que se cruzaran las vidas de Yoko Ono y Lennon.
 El músico, conmovido por la energía positiva que le transmitía la obra, pidió que le presentarán a la artista.
La sombra de Lennon sigue junto a Yoko Ono, y ella no elude reconocerlo.
¿Qué pensaría si entrara en la exposición? "Creía en la obra de Yoko y se sentiría orgulloso", asegura el comisario John Hendricks.
 "Sigo pensando que está en las bellísimas canciones que escribió", defiende la artista.
"Las tenemos en nuestros corazones así que está entre nosotros".

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