Rajoy y el Cabo de Hornos
El Cabo de Hornos es el nombre que
recibe el cabo más austral de la isla de Hornos y del archipiélago de
Tierra del Fuego, en el sur de Chile.
Fue descubierto en 1525 por un
español, Francisco de Hoces, cuando la expedición de la que formaba
parte trataba de cruzar el estrecho de Magallanes y fue sorprendida por
un temporal.
Al modificar el rumbo, se encontró con el paso al sur del
cabo de Hornos, en el extremo meridional del continente.
Rajoy no improvisa.
Esta referencia al
Cabo muy al inicio de su discurso no es casual
. Ya sabemos que a él no
le gustan ni las «improvisaciones, ni los bandazos, ni los atajos». Y
esta referencia es la metáfora de su discurso: temporal (crisis y las
«facturas pendientes»), cambio de rumbo (sus reformas) y la salida, el
descubrimiento de un nuevo paso que Rajoy define como «previsible para
ser fiable».
De la tempestad, al nuevo horizonte.
El discurso no ha sido brillante, pero
sí efectivo y… calculado.
Con un tono enérgico. Muy visual, con
referencias sencillas: a la navegación (rumbo, tempestad...); al mundo
rural (árbol, fruto...s); a la mecánica (motor, engranaje...); al
paisaje (horizontes...). Ni una sola cita
. Todo datos y un relato basado
en que lo peor pasó (la crisis asociada al PSOE) porque hemos
rectificado el rumbo (es decir, porque ganamos las elecciones e hicimos
las reformas que nunca se habían hecho).
Los datos e indicadores
económicos actuales le han permitido afrontar su segundo Debate del
Estado de la Nación de su mandato con una fortaleza nueva.
Para empezar, ha recordado dónde
estabamos (titulares de prensa) y dónde estamos ahora... Todo con
titulares internacionales.
Al ataque, fuerte, sin dar vueltas
. Vuelve el
«España va bien» (en Twitter #EspañaAvanza). El uso de titulares de
hace dos años ha sido útil para contrastarlos con el cambio de
tendencia, asociado al nuevo «rumbo».
Rajoy ha intenado construir la marca «el
fin de la crisis» con un ejercicio y orgullo: De la esperanza (2013) a
la ambición (2014), gracias a sus «diagnósticos acertados y al plan
sistemático de reformas».
Rajoy da por acabada la crisis.
Su mensaje es
más que optimista. Es triunfalista. Saca pecho. Con dardos y reproches a
la oposición: «No se puede corregir lo que no se quiere reconocer» y
sin ninguna alusión personal (contra Rubalcaba) como hizo en Valladolid. Cero autocrítica.
Las reformas que plantea son
revoluciones. «Buscamos nuevos pilares, no simples reformas coyunturales
», como la que plantea en la modernización de la Administración.
Rajoy ha estado combativo, se ha gustado
a sí mismo, «interactúando» con el hemiciclo... y ha contestado,
ágilmente, a dos interrupciones. Incluso ha indicado de qué quiere
hablar «esta tarde»: sobre la reforma eléctrica y los impuestos. «Lo
veremos esta tarde». Rajoy quiere debate y cara a cara duro.
Buscará la
confrontanción con Rubalcaba. No por sus propuestas, sino por su pasado,
la losa con la que quiere aplastar a la oposición.
Con la «histórica» propuesta de «tarifa
plana» a la Seguridad Social de 100 euros para la creación de empleo,
busca centrar el titular en lo que define como asignatura pendiente,
todavía, a pesar del cambio de tendencia en la creación de empleo
después de más de 68 meses de registros negativos. No busca solo ganar
el Debate, pareciera que necesita algo más...
Está buscando un liderazgo
claro y competitivo, por combativo.
El concepto revolución silenciosa
(en la Administración) coincide con el de «mayoría silenciosa». Pero
el auténtico silencio total es sobre el tema del aborto. Rajoy practica su propio código de comunicación.
No habla de lo que no le interesa.
Al final del discurso, Rajoy ha hablado
por primera vez en primera persona:
«Yo lo he vivido». Su relato
personal como centro de la acción y como motivación para seguir.
«Mientras hablamos aquí, el mundo sigue
dando vueltas», ha concluído.
Una llamada a la acción y a discutir
menos. Una oferta pragmática que evita-oculta la oferta ideológica.
Rajoy sube el tono. Final fuerte. Rubalcaba tendrá que afinar para abrir
este muro que ha levantado.
PD: Por primera vez en el tema de Catalunya, Rajoy no ha dicho que España es una nación
.
La unidad que propone es «para honrar nuestra historia y garantizar
nuestro futuro». España como plataforma de oportunidades.
Este no es un
pequeño matiz, porque no excluye otros sentimientos nacionales. Detalle.
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