Repasamos las frases más destacadas de la opinión del crítico de cine sobre las principales favoritas a los Goya 2014.
La gran familia española (Daniel Sánchez Arévalo). “Me divertí moderadamente”.
Las brujas de Zugarramurdi (Álex de la Iglesia). (...) “Hace mucho tiempo que no sonreía, reía y me asaltaba la carcajada en el cine como en la primera hora de este frenético delirio (...) Álex de la Iglesia está ansioso por montar el gran aquelarre.
Y cuando este llega, me abruma su ruido y su desmadre, me suena a ya visto y oído en tanta superproducción rutinaria volcada en la acumulación de efectos especiales (...)”.
La herida (Fernando Franco). (...) “A los 15 minutos estoy deseando perderla de vista. No comprendo las intenciones de esta árida, fría y desagradable película”.
Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba). “Esta historia con desarrollo peligroso, que se prestaba al edulcoramiento, la anécdota alargada, la poetización simplista, la conclusión de que en el fondo todo el mundo es bueno, está contada por David Trueba con arte, sutileza, emoción y gracia”.
Caníbal (Manuel Martín Cuenca). “En Caníbal tengo la sensación de que me da igual el pasado, presente y futuro de su protagonista, que ni su tortura mental, ni el enamoramiento que le impide ser fiel a sus depredadores instintos, ni su impenetrable soledad, me conmueven lo más mínimo”.
15 años y un día (Gracia Querejeta). “Supera la corrección pero no me apasiona en ningún momento. Y se supone que están hablando de sentimientos intensos, de relaciones cruzadas y complejas, de personajes heridos (...) Pero ese despliegue de humanidad no logra transmitirme ni frío ni calor”.
Las brujas de Zugarramurdi (Álex de la Iglesia). (...) “Hace mucho tiempo que no sonreía, reía y me asaltaba la carcajada en el cine como en la primera hora de este frenético delirio (...) Álex de la Iglesia está ansioso por montar el gran aquelarre.
Y cuando este llega, me abruma su ruido y su desmadre, me suena a ya visto y oído en tanta superproducción rutinaria volcada en la acumulación de efectos especiales (...)”.
La herida (Fernando Franco). (...) “A los 15 minutos estoy deseando perderla de vista. No comprendo las intenciones de esta árida, fría y desagradable película”.
Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba). “Esta historia con desarrollo peligroso, que se prestaba al edulcoramiento, la anécdota alargada, la poetización simplista, la conclusión de que en el fondo todo el mundo es bueno, está contada por David Trueba con arte, sutileza, emoción y gracia”.
Caníbal (Manuel Martín Cuenca). “En Caníbal tengo la sensación de que me da igual el pasado, presente y futuro de su protagonista, que ni su tortura mental, ni el enamoramiento que le impide ser fiel a sus depredadores instintos, ni su impenetrable soledad, me conmueven lo más mínimo”.
15 años y un día (Gracia Querejeta). “Supera la corrección pero no me apasiona en ningún momento. Y se supone que están hablando de sentimientos intensos, de relaciones cruzadas y complejas, de personajes heridos (...) Pero ese despliegue de humanidad no logra transmitirme ni frío ni calor”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario