Un tribunal italiano reabrió el caso el año pasado a petición del Supremo
La estadounidense y su novio, acusados por el asesinato de una estudiante británica en 2007.
Un tribunal de Florencia decidirá este jueves sobre la libertad de la
estadounidense Amanda Knox y su exnovio italiano, Raffaele Sollecito,
condenados en 2009 y absueltos dos años después del asesinato de la estudiante británica Meredith Kercher
en noviembre de 2007 porque presuntamente se negó a participar en una
orgía de sexo y drogas
. El Supremo italiano anuló el año pasado la sentencia absolutoria, dictada por un tribunal popular integrado por seis vecinos de Perugia y dos magistrados, y ordenó que se repitiera el proceso
. El fallo cerrará un caso que ha durado seis años llenos de golpes de escena, contradicciones y puntos negros
. Un caso que apasionó y dividió a la opinión pública italiana y extranjera e incluso llegó a causar alguna que otra tensión diplomática entre Roma y Washington.
En diciembre de 2009 Knox y Sollecito fueron inicialmente condenados a 26 y 25 años de cárcel por la violación y el asesinato —los forenses contaron 43 puñaladas en su cuerpo— de Kercher, que tenía 21 años.
Los familiares de la estudiante británica y la fiscalía de Perugia recurrieron la absolución de Knox y su novio, alegando que el tribunal no había tenido en cuenta el 70% de las pruebas
. El veredicto de absolución se emitió en octubre de 2011 en medio de un clima de presión mediática y política que llevó a la entonces secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a interesarse por su compatriota.
Si ambos vuelven a ser declarados culpables —la acusación pide 30 años de prisión para Knox y 26 para Sollecito— podrían recurrir al Supremo.
Los instructores del caso encontraron ADN del novio en un sujetador de Kercher , así como restos de sangre y pisadas de Knox en el piso, pruebas que fundamentaron su condena en 2009. Sin embargo, el veredicto de 2011 cuestionó las prácticas empleadas para obtener las muestras.
Raffaele Sollecito, que hoy tiene 29 años, aguarda el fallo en la sala, acompañado por su padre.
Amanda Knox, tres años menor, lo seguirá a miles de kilómetros de distancia, en Seattle, a la espera de una llamada de sus defensores.
Dejó Italia en cuanto pudo, apenas horas después de ser absuelta, y ha decidido no asistir a las vistas del nuevo juicio.
Su condena, in absentia, podría provocar un entuerto diplomático para EE UU si ella decidiera luchar contra su extradición.
Desde el principio, los investigadores sospecharon del homicidio tres personas: Amanda Knox, que entonces tenía 20 años, compañera de piso de la víctima; Raffaele Sollecito, que había empezado una relación con Amanda y estaba con ella aquella noche; Rudy Hermann Guede, un chico de Costa de Marfil que admitió haber estado con Meredith Kercher en su casa.
Guede optó por un juicio rápido, pactó con los jueces una pena de 16 años de cárcel por "concurso en asesinato y violencia carnal", y desapareció de escena.
Los otros dos imputados —con buenos abogados, peritos famosos y el correspondiente ruido mediático— tuvieron una historia muy distinta.
Tras la absolución, sus destinos se separaron: él volvió a su pueblo, acompañado por su padre, siempre a su lado
. Ella voló a Seattle, donde ha publicado un libro.
Cuando se abrió esta fase del proceso Knox envió una carta al juez, cinco hojas para explicar por qué no iba a volver a Italia ni participar en las vistas:
“Yo no violé, no robé, no planeé, no instigué [el asesinato] y no maté a Meredith.
No estoy presente en la corte porque tengo miedo de que la vehemencia de la acusación les impresione, que el humo entre en sus ojos y les ciegue”.
Los periódicos italianos dedican hoy parte de sus portadas al caso
. Cuentan que Knox, desde el otro lado del Atlántico, ha enviado una carta a la hermana de su antigua compañera de piso, Stephanie
. Pero el sobre sigue cerrado. "No siento necesidad alguna de hablar con ella, de escuchar lo que quiere decir", ha dicho la hermana, según Il Corriere della Sera.
"Debemos pechar con el sistema italiano, pero querríamos que el juicio terminara de una vez.
De todos modos el fallo no será una revancha".
Ella y sus familiares también estarán presentes en la sala.
. El Supremo italiano anuló el año pasado la sentencia absolutoria, dictada por un tribunal popular integrado por seis vecinos de Perugia y dos magistrados, y ordenó que se repitiera el proceso
. El fallo cerrará un caso que ha durado seis años llenos de golpes de escena, contradicciones y puntos negros
. Un caso que apasionó y dividió a la opinión pública italiana y extranjera e incluso llegó a causar alguna que otra tensión diplomática entre Roma y Washington.
En diciembre de 2009 Knox y Sollecito fueron inicialmente condenados a 26 y 25 años de cárcel por la violación y el asesinato —los forenses contaron 43 puñaladas en su cuerpo— de Kercher, que tenía 21 años.
Los familiares de la estudiante británica y la fiscalía de Perugia recurrieron la absolución de Knox y su novio, alegando que el tribunal no había tenido en cuenta el 70% de las pruebas
. El veredicto de absolución se emitió en octubre de 2011 en medio de un clima de presión mediática y política que llevó a la entonces secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a interesarse por su compatriota.
Si ambos vuelven a ser declarados culpables —la acusación pide 30 años de prisión para Knox y 26 para Sollecito— podrían recurrir al Supremo.
Los instructores del caso encontraron ADN del novio en un sujetador de Kercher , así como restos de sangre y pisadas de Knox en el piso, pruebas que fundamentaron su condena en 2009. Sin embargo, el veredicto de 2011 cuestionó las prácticas empleadas para obtener las muestras.
Raffaele Sollecito, que hoy tiene 29 años, aguarda el fallo en la sala, acompañado por su padre.
Amanda Knox, tres años menor, lo seguirá a miles de kilómetros de distancia, en Seattle, a la espera de una llamada de sus defensores.
Dejó Italia en cuanto pudo, apenas horas después de ser absuelta, y ha decidido no asistir a las vistas del nuevo juicio.
Su condena, in absentia, podría provocar un entuerto diplomático para EE UU si ella decidiera luchar contra su extradición.
Desde el principio, los investigadores sospecharon del homicidio tres personas: Amanda Knox, que entonces tenía 20 años, compañera de piso de la víctima; Raffaele Sollecito, que había empezado una relación con Amanda y estaba con ella aquella noche; Rudy Hermann Guede, un chico de Costa de Marfil que admitió haber estado con Meredith Kercher en su casa.
Guede optó por un juicio rápido, pactó con los jueces una pena de 16 años de cárcel por "concurso en asesinato y violencia carnal", y desapareció de escena.
Los otros dos imputados —con buenos abogados, peritos famosos y el correspondiente ruido mediático— tuvieron una historia muy distinta.
Tras la absolución, sus destinos se separaron: él volvió a su pueblo, acompañado por su padre, siempre a su lado
. Ella voló a Seattle, donde ha publicado un libro.
Cuando se abrió esta fase del proceso Knox envió una carta al juez, cinco hojas para explicar por qué no iba a volver a Italia ni participar en las vistas:
“Yo no violé, no robé, no planeé, no instigué [el asesinato] y no maté a Meredith.
No estoy presente en la corte porque tengo miedo de que la vehemencia de la acusación les impresione, que el humo entre en sus ojos y les ciegue”.
Los periódicos italianos dedican hoy parte de sus portadas al caso
. Cuentan que Knox, desde el otro lado del Atlántico, ha enviado una carta a la hermana de su antigua compañera de piso, Stephanie
. Pero el sobre sigue cerrado. "No siento necesidad alguna de hablar con ella, de escuchar lo que quiere decir", ha dicho la hermana, según Il Corriere della Sera.
"Debemos pechar con el sistema italiano, pero querríamos que el juicio terminara de una vez.
De todos modos el fallo no será una revancha".
Ella y sus familiares también estarán presentes en la sala.
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