Los cuentos agrupados en 'Cada cual y lo extraño', de Benítez Reyes, tienen humor y parodia en 12 historias, una por cada mes.
El humor y la parodia, una oxigenante inventiva, la habilidad para
descubrir y mostrar el absurdo incrustado en ritos y costumbres
convertidos en norma cotidiana, una envidiable capacidad para pintar
escenarios, crear atmósferas sugerentes y destacar los detalles
reveladores, el carácter estrambótico de algunos personajes y las
generosas dosis de irrealismo que gobiernan algunas situaciones, la
naturalidad con la que fluyen estas historias contadas por un narrador
protagonista o testigo que puede también condensar un pensamiento en una
imagen prístina o el peculiar revés que suele sobrevenir al final de un
cuento, no siempre relacionado con la intriga o el desenlace de la
historia sino debido en ocasiones a un imprevisible cambio de
perspectiva, a la aparición de elementos azarosos absolutamente
inesperados o a las perspectivas del tiempo, “que pueden ser tan mágicas
como aterradoras”, son algunas de las cualidades que convierten la
lectura de
Cada cual y lo extraño (Destino), de
Felipe Benítez Reyes, en una gozosa y muy recomendable experiencia.
Son doce los relatos reunidos en el libro, que se corresponden con
cada uno de los meses del año, y por lo común están ceñidos a un rito o
rasgo destacado del periodo: la llegada de los Reyes Magos, las segundas
rebajas, el carnaval, los exámenes escolares, un crucero estival o la
representación del Don Juan Tenorio a cargo de los ancianos que
frecuentan un Centro de Día. En todos ellos, siempre hallamos un suceso
decisivo que rompe o condiciona el destino propio, pues tras el
magnífico despliegue de época y de circunstancia, Benítez Reyes hurga en
el fondo de la persona: en los ambientes de familia o en las relaciones
de pareja, marcando el paso de los años.
*
Cada cual y lo extraño. Felipe Benitez Reyes. Editorial Destino, 2013. 170 páginas. 18 euros
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