Me gusta definirme
como un caminante
porque avanzar un paso
después de otro es
en el fondo lo que importa
en cualquier aspecto
de la vida.
Recorrer con calma
las calles una vereda
o la propia existencia:
poner el pié sobre
un minúsculo trozo de tierra
y seguir adelante,
traspasando la raya
que separa los límites
que nos son impuestos
y superando la sensación
que nos invade a veces
de no llegar a ningún sitio.
Aún así, dar otro paso
aunque sea
para llegar al lugar,
donde encontrarnos
con nosotros mismos,
dejando atrás el cielo
encendido de la tarde.
Ese es mi método,
porque a estas alturas
he aprendido que las metas
suelen fijarlas siempre
los que nos vigilan
para que no nos salgamos
del camino que les interesa.
Del Blog Escrito con Sentido.
Por Paco Gor
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