Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

15 nov 2013

Gracias por el anillo


Desde que debutó en 'Regreso al Futuro II', Elijah Wood ha puesto todas estas caras / Nacho Alegre

Caminar con alguien famoso por un lugar público siempre da pie a jugosas anécdotas, pero si quien te acompaña es Elijah Wood y el paseo se produce durante el Festival de Sitges, la mayor reunión de amantes del cine fantástico del país, los codazos y susurros habituales se convierten en un auténtico acoso y derribo por parte de enfervorizados personajes de todas las edades y condiciones mentales y sociales.
Durante el corto paseo desde el encantador miniboutique Hotel Terracotta, que usamos como centro de operaciones, hasta la playa donde se dispararon algunas de las fotos –concretamente, al tercer “¡Ehhhh! ¿Qué pasa, Frodo?”– ya nos habríamos puesto a repartir tortas como panes, pero Wood se lo toma con filosofía.
 Deja que le hagan fotos, saluda, sonríe y es un auténtico encanto, incluso con la señora que insiste acaloradamente y en catalán en que no se puede llamar Elijah, porque es un nombre de mujer.
 Que eso es imposible.
Elijah Wood ensayando la postura del hombre seductor y misterioso. 
Pues eso, Frodo luce camisa blanca de Mirto, pantalones de Dior y gafas de sol de Oliver Peoples. / Nacho Alegre
Lo que le ha traído hasta Sitges es el estreno de Grand piano, un thriller con aire de clásico firmado por el alicantino Eugenio Mira en el que interpreta al talentoso Tom Selznick, un pianista que vuelve a los escenarios después de cinco años alejado de ellos y es amenazado de muerte por un villano en la sombra. Este le asegura que, si no ejecuta con absoluta precisión la pieza que provocó el inicio de su pánico escénico, tanto él como su mujer morirán
. Su misión es mantenerse con vida y pedir ayuda sin dejar de darle a las teclas para que el malo –interpretado por John Cusack, un actor que, según el mítico crítico estadounidense Roger Ebert, jamás ha salido en una peli mala– no sospeche.
 No parece sencillo. “Desde luego fue un gran desafío”, afirma Wood. 
“Cuando leí el guion, me di cuenta desde el primer momento de que tenía que ser muy cuidadoso con el personaje y la manera en que reflejaba sus emociones. Además tenía que hacerlo mientras tocaba el piano, claro. Y, bueno, no solo tocarlo, sino hacerlo como un genio”.
Me gusta trabajar con españoles, son imaginativos y, por qué no decirlo, muy divertidos
Ante tamaña presión, su principal punto de apoyo durante el rodaje fue el mismo Eugenio, al que define como “un director y comunicador increíble”. 
Pero tampoco se olvida de que jamás podría haberlo logrado sin su profesor de piano, quien hace también de doble en las pocas escenas en las que no es el mismo Wood quien ejecuta las complicadas piezas. “Esa parte fue emocionante y muy difícil. Ya había tocado durante un par de años cuando era un niño, así que el conocimiento básico del instrumento estaba escondido en algún lugar de mi cerebro, pero tuve que trabajar muy duro para conseguir la agilidad que se le supone al protagonista.
 Me llegaron a doler muchísimo los dedos”, recuerda mientras abre y cierra las manos, como si todavía le molestaran, o de golpe hubiese sentido la imperiosa necesidad de bailar Los Pajaritos.

España, Indurain

Eugenio Mira no es el único director español que le ha rondado últimamente
. Hace unos años trabajó con Álex de la Iglesia y pronto se estrenará Open windows, en la que se puso a las órdenes de Nacho Vigalondo.
 “Me gusta trabajar con españoles, son imaginativos y, por qué no decirlo, muy divertidos.
 Conocí a Nacho y a Eugenio hace tres años en el Fantastic Fest de Austin. 
Nos hicimos amigos. Siempre quise rodar con ellos, y ya he realizado mi sueño por partida doble
. Triple, de hecho, porque también pude trabajar una larga temporada en España, algo que también me ilusionaba mucho
. He hecho muchos amigos a raíz de estos rodajes, y después está la comida: el jamón ibérico, claro”.
Creo que cualquier hombre heterosexual del mundo ha visto actuar a Sasha Grey en su anterior etapa
Cuando le decimos que por el jamón no se preocupe, pero que tal y cómo están las cosas a nivel de ayudas y facilidades por parte del Gobierno, no tenemos claro si se va a hacer mucho cine más por aquí, prácticamente salta de su asiento:
 “Lo he dicho varias veces estos días: no entiendo la postura del Gobierno español, que parece querer acabar con una industria maravillosa y que además funciona bien.
 De acuerdo, habrá películas que recauden más que otras, y de calidades diferentes, ¡pero eso pasa en todas partes!”. Aplaudiendo por dentro la capacidad de Montoro de enfadar a la gente que no le sufre a diario, intentamos reconducir la conversación hacia temas más agradables.
 Y vaya, lo primero que nos viene a la cabeza es la ex actriz porno Sasha Grey, su compañera de rodaje en la cinta de Vigalondo. La mirada cándida con la que le preguntamos si la había visto actuar antes no evita que se sonroje como un dibujo animado. 
“Creo que cualquier hombre heterosexual del mundo la ha visto actuar en su anterior etapa”, admite. 
“Pero lo más bonito de Sasha es que, cuando la conoces, te hace olvidar completamente todo lo que hizo antes. No sé si eso la desexualiza. 
 Es una persona profundamente intelectual, gran cinéfila, fanática de la música y muchas otras cosas que hacen que borres automáticamente la imagen que podías tener de ella”.

Fumando no espera

Otro de sus frentes abiertos en la actualidad –y no son pocos, ya que además de hacer cine y estar al frente de la productora SpectreVision tiene un sello musical, Simian Records, amén de coleccionar y pinchar discos bajo el nombre de, sí, DJ Frodo– es una serie de televisión loquísima llamada Wilfred, en la que interpreta a Ryan Newman, un hombre que ve al perro de sus vecinos como una persona.
 Pasa con él la mayor parte del tiempo tocando la guitarra y fumando hierba. Cuando le comentamos que no tiene pinta de ser un trabajo aburrido estalla en una sonora carcajada.
 “Los rodajes son una verdadera fiesta, nos reímos muchísimo.
 Además, nos han dado la gran oportunidad de grabar una cuarta temporada para poder terminarlo todo, cerrar todas las historias que quedan abiertas”.
Ya de vuelta de la sesión, se repiten los encuentros con personas que le llaman por el nombre de un personaje que interpretó hace ya diez años.
Ya hay confianza, es el momento de preguntárselo. ¿Tiene ganas de matar a Frodo ya o aún le cae bien? “No. Le debo mucho, y no solo a nivel profesional, sino también personal.
 Hice grandísimos amigos en esos rodajes”, afirma con rotundidad. “En fin, me han llamado Frodo muchísimas veces. ¡Y las que me quedan! Es algo con lo que tengo que vivir”.

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