Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

23 nov 2013

Camille Claudel


Camille Claudel, 1915

8 ANDREA G. BERMEJO 22.11.2013
En 1915, en un asilo de enfermos mentales del sur de Francia, Camille Claudel ha sido internada por su familia, no volverá a esculpir y espera la visita de su hermano Paul.
Camille Claudel, 1915 hay un tipo de locura que es por amor.
 Mujeres que pierden la cabeza en el desengaño amoroso.
 La historia las llama locas y en sus libros cuenta cómo acabaron desquiciadas, abandonadas, confinadas en castillos o manicomios
. Camille Claudel, musa, compañera y amante del también escultor Auguste Rodin, es una de ellas.
Cuando la artista comprendió que el autor de El pensador nunca dejaría a su esposa (y a su amante) para casarse con ella se encerró en su taller y fue perdiendo lentamente la cordura.
 Convencida de que Rodin quería envenenarla y robarle su obra, rompió a martillazos todas sus esculturas. Fue internada en el manicomio de Montdevergues donde pasaría el resto de su vida cocinándose sus propias comidas.¿Y por qué no podía ser verdad? Rodin pudo robarle El Pensador a Camille o La Catedral, una obra que parece más de Camille que de Rodin, el pudo aprovechar ese Don de su amante lo que no se explica es que no dijera una palabra en favor de esa mujer.
Bruno Dumont, famoso por la dureza de su filmografía, elige, para contar la vida de la desdichada escultora, acompañarla apenas un par de días dentro de este manicomio. En aras de transmitir un naturalismo espeso y adusto, recurre por primera vez a una actriz profesional –inmensa como siempre Juliette Binoche– y la persigue por los fríos rincones del sanatorio pesadillesco y desangelado, lidiando con las enfermas mentales –actrices no profesionales– y con la terrible soledad de su aislamiento.
 Largos planos fijos en los que Binoche derrocha lágrimas –y talento interpretativo– preludian la esperanzadora llegada de su hermano, el escritor Paul Claudel, y generan la tensión entre la película en la pantalla –cine documental al servicio de un personaje– y ese pasado sin imágenes –¿por qué está aquí?, ¿está loca de verdad?–, la diferencia intangible entre la película que vemos y esa película que imaginamos. 

VEREDICTO: Bruno Dumont rompe a martillazos la obra de Camille Claudel.

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