El director de 'La reina Margot' falleció en París a los 68 años
Adaptó clásicos como Víctor Hugo o Lope de Vega en el teatro.
El actor, director teatral y de cine Patrice Chéreau ha muerto en
París a los 68 años víctima de un cáncer. Había nacido en Lézigné el 2
de noviembre de 1944.
Su monumental obra abarca casi todos los géneros y ganó cinco veces el Premio Molière, destacando hacia su madurez en los grandes montajes operísticos.
Su filme más famoso y valorado ha sido La reina Margot (1994) protagonizada por Isabelle Adjani. Precoz talento desde la adolescencia, a los 16 años creó su propia institución teatral, el llamado Teatro Público de París, y en 1969 dirigió su primera ópera en el Festival de Dos Mundos de Spoleto, donde había sido llamado por su fundador, el compositor Gian Carlo Menotti.
Desde 1970 estableció una relación productiva con el Piccolo Teatro de Milán y sus directores Giorgio Strehler y Paolo Grassi, una amistad en el teatro que duró para siempre.
Es en 1975 cuando se da a conocer en Alemania con su versión de El rey Lear, de William Shakespeare. Llegó a la Comedia Francesa en los tiempos de Roger Planchon.
Chéreau dejó montajes históricos del Peer Gynt, de Ibsen, o la Fedra, de Racine, así como varios de los grandes títulos shakespearianos
. También se adentró en textos dramáticos de Anton Chéjov, Marguerite Duras, Lope de Vega y Marivaux, entre otros.
Poseedor de un estilo personal, sin temor a lo grandioso pero a la vez bordando el intimismo cuando era necesario, su trabajo con los actores era legendario por su precisión y detallismo.
En 1976 Wolfgang Wagner le propone dirigir junto a Pierre Boulez como director musical, una nueva versión de El anillo del nibelungo, de Richard Wagner, tal como se renueva el ciclo cada cuatro años en el Festival de Bayreuth. En aquella ocasión excepcional se celebraba el centenario del estreno.
Chéreau ideó junto a Boulez un montaje peculiar y controvertido situando la acción en los tiempos de Wagner y el apogeo de la revolución industrial.
En cierto sentido, ese montaje, que fue filmado, marcó la escena de la ópera europea de su tiempo y abrió el camino a muchas manifestaciones contemporáneas del teatro musical.
Chéreau entendía la ópera como un hecho básicamente teatral y partía de la elaboración dramática, poniendo el resto de los ingredientes al servicio de estos principios, que también manejó en otros títulos como Lulú, de Alban Berg (también con Pierre Boulez) o su Tristán e Isolda, de Wagner, en el Teatro alla Scala de Milán con Daniel Barenboim a la batuta.
En la Ópera de París hizo varios montajes, pero los más elogiados fueron Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach,y su Don Giovanni, de Mozart, que se mantuvo mucho tiempo en repertorio.
En el Festival de Aix-en-Provence recreó la difícil De la casa de los muertos, de Leos Janácek.
Su cine recibió elogios casi unánimes por personal. En 2001 recibió el Oso de oro del Festival de Berlín por Intimidad y La reina Margot se alzó con cinco premios Cesar.
Muy querido por el público español, fue una visita siempre esperada en el Festival de Otoño de Madrid y en las temporadas del Teatro Nacional de Cataluña.
El pasado mes de agosto, Patrice Chéreau estuvo en Santander para dar un curso magistral en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, pero lo tuvo que abandonar por su delicado estado de salud. En sus lecciones, le dio tiempo a desgranar sus ya muy replicadas sentencias:
“Soy un autoritario, afectuosamente”, dijo.
“No se trata de descansar o de ser feliz, sino de descifrar algo complicado.
La duda es una herramienta muy útil que algunos colegas se pierden”, agregó para concluir que se encontraba “mejor físicamente en el escenario que en la vida”.
Su monumental obra abarca casi todos los géneros y ganó cinco veces el Premio Molière, destacando hacia su madurez en los grandes montajes operísticos.
Su filme más famoso y valorado ha sido La reina Margot (1994) protagonizada por Isabelle Adjani. Precoz talento desde la adolescencia, a los 16 años creó su propia institución teatral, el llamado Teatro Público de París, y en 1969 dirigió su primera ópera en el Festival de Dos Mundos de Spoleto, donde había sido llamado por su fundador, el compositor Gian Carlo Menotti.
Desde 1970 estableció una relación productiva con el Piccolo Teatro de Milán y sus directores Giorgio Strehler y Paolo Grassi, una amistad en el teatro que duró para siempre.
Es en 1975 cuando se da a conocer en Alemania con su versión de El rey Lear, de William Shakespeare. Llegó a la Comedia Francesa en los tiempos de Roger Planchon.
Chéreau dejó montajes históricos del Peer Gynt, de Ibsen, o la Fedra, de Racine, así como varios de los grandes títulos shakespearianos
. También se adentró en textos dramáticos de Anton Chéjov, Marguerite Duras, Lope de Vega y Marivaux, entre otros.
Poseedor de un estilo personal, sin temor a lo grandioso pero a la vez bordando el intimismo cuando era necesario, su trabajo con los actores era legendario por su precisión y detallismo.
En 1976 Wolfgang Wagner le propone dirigir junto a Pierre Boulez como director musical, una nueva versión de El anillo del nibelungo, de Richard Wagner, tal como se renueva el ciclo cada cuatro años en el Festival de Bayreuth. En aquella ocasión excepcional se celebraba el centenario del estreno.
Chéreau ideó junto a Boulez un montaje peculiar y controvertido situando la acción en los tiempos de Wagner y el apogeo de la revolución industrial.
En cierto sentido, ese montaje, que fue filmado, marcó la escena de la ópera europea de su tiempo y abrió el camino a muchas manifestaciones contemporáneas del teatro musical.
Chéreau entendía la ópera como un hecho básicamente teatral y partía de la elaboración dramática, poniendo el resto de los ingredientes al servicio de estos principios, que también manejó en otros títulos como Lulú, de Alban Berg (también con Pierre Boulez) o su Tristán e Isolda, de Wagner, en el Teatro alla Scala de Milán con Daniel Barenboim a la batuta.
En la Ópera de París hizo varios montajes, pero los más elogiados fueron Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach,y su Don Giovanni, de Mozart, que se mantuvo mucho tiempo en repertorio.
En el Festival de Aix-en-Provence recreó la difícil De la casa de los muertos, de Leos Janácek.
Su cine recibió elogios casi unánimes por personal. En 2001 recibió el Oso de oro del Festival de Berlín por Intimidad y La reina Margot se alzó con cinco premios Cesar.
Muy querido por el público español, fue una visita siempre esperada en el Festival de Otoño de Madrid y en las temporadas del Teatro Nacional de Cataluña.
El pasado mes de agosto, Patrice Chéreau estuvo en Santander para dar un curso magistral en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, pero lo tuvo que abandonar por su delicado estado de salud. En sus lecciones, le dio tiempo a desgranar sus ya muy replicadas sentencias:
“Soy un autoritario, afectuosamente”, dijo.
“No se trata de descansar o de ser feliz, sino de descifrar algo complicado.
La duda es una herramienta muy útil que algunos colegas se pierden”, agregó para concluir que se encontraba “mejor físicamente en el escenario que en la vida”.
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