Las pruebas toxicológicas realizadas al cadáver de la niña Asunta Basterra Porto, que fue fue hallada en un camino forestal de Teo (A Coruña) en la madrugada del pasado 22 de septiembre y de cuyo homicidio se acusa a sus padres,
revelan una cantidad letal de lorazepam, un ansiolítico cuya marca
comercial más conocida es Orfidal.
Según fuentes vinculadas al caso, los análisis arrojan un índice de 0,68 miligramos por litro de sangre (o lo que es lo mismo, 0,68 microgramos por mililitro) frente a la que, explican las mismas personas, se consideraría “normal” o fuera de riesgo para la salud: 0,04mg/l.
Una cantidad 17 veces inferior.
Según el psiquiatra forense y toxicólogo José Cabrera Forneiro, consultado por EL PAÍS, “unos niveles de 0,68 microgramos por mililitro en sangre de lorazepam implican necesariamente toxicidad cercana a la posibilidad de morir, y más aún en niños menores de 12 años”.
Cabrera añade: “Solo en la experiencia clínica con intentos de suicidio en adultos hemos encontrado niveles máximos de 0,60 microgramos por mililitro tras ingerir unas cinco cajas completas del medicamento”
. El lorazepam está contraindicado para los menores de 12 años. Asunta murió en la tarde del sábado 21, cuando le faltaban 10 días para cumplir 13 años.
“Si en el análisis de sangre inicial de la niña se encontraron 0,68 microgramos por mililitro de lorazepam, eso en términos forenses significa tres cosas irrefutables”, sigue exponiendo el psiquiatra forense, autor del libro Toxicología de los psicofármacos: “La primera es que tuvo que ingerir una cantidad equivalente a varias cajas del medicamento
; la segunda, es que quien lo hizo, lo hizo con la intencionalidad de acabar con la vida de Asunta; y la tercera, es que transcurrió poquísimo tiempo entre la ingesta del medicamento y el fallecimiento”.
Fuentes próximas a la investigación sugieren que la dosis de lorazepam, un principio activo del grupo de las benzodiazepinas, podría haberle provocado a Asunta un “estado semejante al coma etílico”.
Las mismas fuentes advierten de que, en las declaraciones recabadas estos días, un testigo relató a los investigadores que la niña le había dicho que en su casa le daban “unos polvos blancos”, en referencia a algún medicamento
. No obstante, estas personas insisten en que la niña estaba “completamente sana” y no necesitaba ningún tipo de fármaco, “ni para el asma ni para nada”.
Desde la detención de los padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra, distintos profesores de la niña han revelado episodios anteriores en los que Asunta no se encontraba en condiciones de asistir a clase. El 16 de julio pasado llegó muy mareada a la academia de música y permaneció todo el rato tumbada.
Tres días antes de morir, su madre excusó la asistencia de la niña al gimnasio donde practicaba ballet, mediante un mensaje de SMS en el que indicaba que la chiquilla había tomado pastillas y estaba “KO”.
Si Asunta hubiese muerto como consecuencia de una dosis letal y no por asfixia, fuentes de la investigación apuntan que es posible que fuese maniatada “inmediatamente después de morir para así poder trasladar el cadáver fácilmente” hasta un camino forestal. “Atándola tan pronto, con el cuerpo aún caliente, la autopsia no habría podido establecer si las marcas de las cuerdas en muñecas y tobillos son premortem o postmortem”.
La policía judicial de la Guardia Civil busca saliva de la niña en cojines y en varios peluches que los agentes se llevaron de las casas de la familia para determinar si fue asesinada por sofocación con alguno de estos objetos.
En la primera inspección de la Guardia Civil al chalé de Teo (A Coruña), la misma noche en que se halló el cuerpo, fue hallado en una cesta un fragmento de cuerda anaranjada, similar a que se localizó junto al cadáver, así como un pañuelo y una mascarilla.
Según fuentes vinculadas al caso, los análisis arrojan un índice de 0,68 miligramos por litro de sangre (o lo que es lo mismo, 0,68 microgramos por mililitro) frente a la que, explican las mismas personas, se consideraría “normal” o fuera de riesgo para la salud: 0,04mg/l.
Una cantidad 17 veces inferior.
Según el psiquiatra forense y toxicólogo José Cabrera Forneiro, consultado por EL PAÍS, “unos niveles de 0,68 microgramos por mililitro en sangre de lorazepam implican necesariamente toxicidad cercana a la posibilidad de morir, y más aún en niños menores de 12 años”.
Cabrera añade: “Solo en la experiencia clínica con intentos de suicidio en adultos hemos encontrado niveles máximos de 0,60 microgramos por mililitro tras ingerir unas cinco cajas completas del medicamento”
. El lorazepam está contraindicado para los menores de 12 años. Asunta murió en la tarde del sábado 21, cuando le faltaban 10 días para cumplir 13 años.
“Si en el análisis de sangre inicial de la niña se encontraron 0,68 microgramos por mililitro de lorazepam, eso en términos forenses significa tres cosas irrefutables”, sigue exponiendo el psiquiatra forense, autor del libro Toxicología de los psicofármacos: “La primera es que tuvo que ingerir una cantidad equivalente a varias cajas del medicamento
; la segunda, es que quien lo hizo, lo hizo con la intencionalidad de acabar con la vida de Asunta; y la tercera, es que transcurrió poquísimo tiempo entre la ingesta del medicamento y el fallecimiento”.
Fuentes próximas a la investigación sugieren que la dosis de lorazepam, un principio activo del grupo de las benzodiazepinas, podría haberle provocado a Asunta un “estado semejante al coma etílico”.
Las mismas fuentes advierten de que, en las declaraciones recabadas estos días, un testigo relató a los investigadores que la niña le había dicho que en su casa le daban “unos polvos blancos”, en referencia a algún medicamento
. No obstante, estas personas insisten en que la niña estaba “completamente sana” y no necesitaba ningún tipo de fármaco, “ni para el asma ni para nada”.
Desde la detención de los padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra, distintos profesores de la niña han revelado episodios anteriores en los que Asunta no se encontraba en condiciones de asistir a clase. El 16 de julio pasado llegó muy mareada a la academia de música y permaneció todo el rato tumbada.
Tres días antes de morir, su madre excusó la asistencia de la niña al gimnasio donde practicaba ballet, mediante un mensaje de SMS en el que indicaba que la chiquilla había tomado pastillas y estaba “KO”.
Si Asunta hubiese muerto como consecuencia de una dosis letal y no por asfixia, fuentes de la investigación apuntan que es posible que fuese maniatada “inmediatamente después de morir para así poder trasladar el cadáver fácilmente” hasta un camino forestal. “Atándola tan pronto, con el cuerpo aún caliente, la autopsia no habría podido establecer si las marcas de las cuerdas en muñecas y tobillos son premortem o postmortem”.
La policía judicial de la Guardia Civil busca saliva de la niña en cojines y en varios peluches que los agentes se llevaron de las casas de la familia para determinar si fue asesinada por sofocación con alguno de estos objetos.
En la primera inspección de la Guardia Civil al chalé de Teo (A Coruña), la misma noche en que se halló el cuerpo, fue hallado en una cesta un fragmento de cuerda anaranjada, similar a que se localizó junto al cadáver, así como un pañuelo y una mascarilla.
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