El estreno de la octava temporada del Palau de les Ars con La Traviata,
de Verdi, fue accidentado.
El tenor que interpretaba el papel protagonista masculino, Ivan Magri, cayó desplomado por un contractura cervical.
Sólo había cantado el primer acto, y después del dúo del segundo acto, se retiró del escenario y se dejó caer al suelo en bambalinas, dolorido e incapaz de continuar.
Se produjo entonces una interrupción de unos 20 minutos, que alteró al público, entre el que se encontraba el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra.
Al no contar con un cover, sustituto contratado para papeles protagonistas, la intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, y el equipo de producción tiraron de alternativas a mano que tenían preparadas. Contaban con un tenor valenciano, conocedor del papel que, de hecho, estaba presente en el estreno de la ópera porque había sido advertido de la posibilidad de cantar, dado que el tenor titular Ivan Magri ya se había estado quejando durante los ensayos de fuertes dolores de espalda y de las cervicales.
Sin embargo, se optó por otra solución. Se ofreció a reemplazarle el tenor austriaco Nikolai Schukoff, a quien el director de orquesta Zubin Mehta sí conoce por estar ensayando el papel de Siegmund en Die Walküre (La valquiria), que se repondrá en noviembre.
Y así fue.
No en vano, Schukoff, que interpretó en varias ocasiones el mismo papel de Alfredo, ya había sustituido en el ensayo pregeneral a Magri.
En el general, el tenor siciliano italiano se desenvolvió sin problemas, por lo que decidió seguir adelante.
En la noche del estreno, Schukoff cantó sin actuar, desde un atril ubicado en un extremo del escenario. Adoptó su registro wagneriano a la lirismo de la ópera verdiana.
Su sombra teatral fue el coreógrafo Christian David Krumm, que interpretó el papel que enseñado a otros, según informa Efe.
Ya al inicio de la función, el Palau de les Arts alertó al público de que el tenor sufría problemas cervicales. Al final, pasó lo que se temía.
Durante la espera de 20 minutos, el público llegó a emitir algún silbido
. El director musical, Zubin Mehta, salió del foso de la orquesta y se ausentó durante ese tiempo.
Fuentes del teatro valenciano de la ópera explican que, cuando se puede, cuentan con un cover procedente del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo del Palau de les Arts.
Y si no, disponen de una lista de contrastados cantantes, localizados y advertidos, capaces de afrontar el papel si acontece algún imprevisto. El sábado por la noche, el coliseo disponía del cantante valenciano y de la posibilidad de Shuckoff. Otras óperas se sirven de los dobles repartos para cubrir posibles bajas.
En función de la evolución de Ivan Magri, que fue retirado en ambulancia del teatro, aunque se encuentra en buen estado, se decidirá quién es el protagonista de la próxima función, el 24 de octubre.
La obra se representará hasta el 13 de noviembre.
A pesar de todos los contratiempos, el público acabó aplaudiendo y ovacionando a los intérpretes, incluido el tenor sustituto y su álterego escénico.
La soprano Jessica Nuccio, como Violetta Valéry, y al barítono Simone Piazzola, que ha dado vida a Giorgio Germont, fueron especialmente aclamados.
También Mehta y la Orquestra del Palau, como es habitual.
Al margen de la confusión vivida tras la indisposición del tenor, la puesta en escena basada en el montaje con el que el alemán Willy Decker triunfó en el Festival de Salzburgo destacó por su elegancia, efectos cromáticos y minimalismo.
Esta producción de De Nederlandse Opera de Amsterdam constituye la segunda vez que el coliseo valenciano programa el clásico del compositor de Busseto, con libreto de Francesco Maria Piave basado en La dama de las camelias, de Alejandro Dumas hijo, tras el éxito en 2010 del montaje de Henning Brockhaus, conocido como La Traviata de los espejos, con Lorin Maazel en el podio.
Meisje Barbara Hummel es la directora de escena de la reposición de esta producción, con escenografía de Wolfgang Gussmann, vestuario de Wolfgang Gussmann y Susana Mendoza, iluminación de Hans Toelstede y coreografía de Athol John Farmer, que ha afrontado en el estreno el difícil cometido de representar el papel de Alfredo mientras Nikolai Schukoff daba voz al personaje, ambos con sobrada solvencia y creciente soltura, algo que ha sabido recompensar calurosamente después el público.
El Palau de les Arts está viviendo unos momentos difíciles tanto por los recortes presupuestarios como por el expediente de regulación de empleo (ERE) que al final afectará a 40 de sus casi 300 trabajadores, incluidos los miembros de la Orquestra de la Comunitat Valenciana.
El tenor que interpretaba el papel protagonista masculino, Ivan Magri, cayó desplomado por un contractura cervical.
Sólo había cantado el primer acto, y después del dúo del segundo acto, se retiró del escenario y se dejó caer al suelo en bambalinas, dolorido e incapaz de continuar.
Se produjo entonces una interrupción de unos 20 minutos, que alteró al público, entre el que se encontraba el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra.
Al no contar con un cover, sustituto contratado para papeles protagonistas, la intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, y el equipo de producción tiraron de alternativas a mano que tenían preparadas. Contaban con un tenor valenciano, conocedor del papel que, de hecho, estaba presente en el estreno de la ópera porque había sido advertido de la posibilidad de cantar, dado que el tenor titular Ivan Magri ya se había estado quejando durante los ensayos de fuertes dolores de espalda y de las cervicales.
Sin embargo, se optó por otra solución. Se ofreció a reemplazarle el tenor austriaco Nikolai Schukoff, a quien el director de orquesta Zubin Mehta sí conoce por estar ensayando el papel de Siegmund en Die Walküre (La valquiria), que se repondrá en noviembre.
Y así fue.
No en vano, Schukoff, que interpretó en varias ocasiones el mismo papel de Alfredo, ya había sustituido en el ensayo pregeneral a Magri.
En el general, el tenor siciliano italiano se desenvolvió sin problemas, por lo que decidió seguir adelante.
En la noche del estreno, Schukoff cantó sin actuar, desde un atril ubicado en un extremo del escenario. Adoptó su registro wagneriano a la lirismo de la ópera verdiana.
Su sombra teatral fue el coreógrafo Christian David Krumm, que interpretó el papel que enseñado a otros, según informa Efe.
Ya al inicio de la función, el Palau de les Arts alertó al público de que el tenor sufría problemas cervicales. Al final, pasó lo que se temía.
Durante la espera de 20 minutos, el público llegó a emitir algún silbido
. El director musical, Zubin Mehta, salió del foso de la orquesta y se ausentó durante ese tiempo.
Fuentes del teatro valenciano de la ópera explican que, cuando se puede, cuentan con un cover procedente del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo del Palau de les Arts.
Y si no, disponen de una lista de contrastados cantantes, localizados y advertidos, capaces de afrontar el papel si acontece algún imprevisto. El sábado por la noche, el coliseo disponía del cantante valenciano y de la posibilidad de Shuckoff. Otras óperas se sirven de los dobles repartos para cubrir posibles bajas.
En función de la evolución de Ivan Magri, que fue retirado en ambulancia del teatro, aunque se encuentra en buen estado, se decidirá quién es el protagonista de la próxima función, el 24 de octubre.
La obra se representará hasta el 13 de noviembre.
A pesar de todos los contratiempos, el público acabó aplaudiendo y ovacionando a los intérpretes, incluido el tenor sustituto y su álterego escénico.
La soprano Jessica Nuccio, como Violetta Valéry, y al barítono Simone Piazzola, que ha dado vida a Giorgio Germont, fueron especialmente aclamados.
También Mehta y la Orquestra del Palau, como es habitual.
Al margen de la confusión vivida tras la indisposición del tenor, la puesta en escena basada en el montaje con el que el alemán Willy Decker triunfó en el Festival de Salzburgo destacó por su elegancia, efectos cromáticos y minimalismo.
Esta producción de De Nederlandse Opera de Amsterdam constituye la segunda vez que el coliseo valenciano programa el clásico del compositor de Busseto, con libreto de Francesco Maria Piave basado en La dama de las camelias, de Alejandro Dumas hijo, tras el éxito en 2010 del montaje de Henning Brockhaus, conocido como La Traviata de los espejos, con Lorin Maazel en el podio.
Meisje Barbara Hummel es la directora de escena de la reposición de esta producción, con escenografía de Wolfgang Gussmann, vestuario de Wolfgang Gussmann y Susana Mendoza, iluminación de Hans Toelstede y coreografía de Athol John Farmer, que ha afrontado en el estreno el difícil cometido de representar el papel de Alfredo mientras Nikolai Schukoff daba voz al personaje, ambos con sobrada solvencia y creciente soltura, algo que ha sabido recompensar calurosamente después el público.
El Palau de les Arts está viviendo unos momentos difíciles tanto por los recortes presupuestarios como por el expediente de regulación de empleo (ERE) que al final afectará a 40 de sus casi 300 trabajadores, incluidos los miembros de la Orquestra de la Comunitat Valenciana.
1 comentario:
En realidad fue algo único y muy, muy divertido. Lejos de ser un espectáculo de ópera, fue una autentica estampa social de nuestra época y su nivel cultural. Increíble!!!
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