El Fondo Monetario Internacional (FMI) han concedido este martes a España la primera revisión al alza
de su economía al reducir del 1,6% al 1,3% la recesión estimada para
2013, una cifra que coincide con la que maneja el Gobierno español, y
elevar el pronóstico de 2014 de un estancamiento a un tímido avance de
dos décimas, lo que queda medio punto por debajo del Ejecutivo.
El organismo ha incorporado en sus hojas de cálculo el efecto de los dos años más de margen brindados por Bruselas para reducir el déficit y la evolución económica del primer semestre para alumbrar a estos mejores pronósticos, ahora más alineados con el consenso del mercado.
Pero la crisis española no es una cuestión de decimales
. Un avance de apenas un 0,2% el año que viene es incapaz de solventar el principal problema de la economía: una tasa de paro de casi el 27% a la que el FMI no ve alivio alguno
. Para el Fondo, el desempleo acabará este año en el 26,9% y en el 26,7% en 2014
. La tasa estimada para el próximo año supone incluso un empeoramiento de dos décimas respecto al 26,5% previsto en el informe del pasado abril.
No encuentra España un yacimiento de empleo de la envergadura que tuvo en su día la construcción para absorber seis millones de desempleados y la demanda exterior no puede compensar la atonía de la demanda interna
. Aunque técnicamente la cuarta economía de la eurozona se encuentra en la puerta de salida de la recesión (al encadenar dos trimestres positivos), la intensidad de la crisis abona la entendida tesis de que queda aún un lustro por delante para recuperar el nivel previo a 2008.
La de hoy ha sido la primera previsión que el FMI mejora para España desde que gobierna el PP, aunque en la legislatura anterior también dominaron las revisiones negativas.
En cinco años de crisis ha habido 50 cambios de pronósticos a peor por 25 al alza, contando con el de hoy. Aun así, el PIB español aparece en el grupo de cola de la zona euro este año, solo por delante de Italia (-1,8%), Grecia (-4,2%), Portugal (-1,8%), Eslovenia (-2,6%) y Chipre (-8,7%). En 2014, en cambio Italia superaría a España con un crecimiento del 0,7%, según el FMI.
La fragmentación de los mercados financieros también pone palos en las ruedas a la reactivación del sur de Europa, que paga mucho más caros los créditos.
El FMI, no obstante, defiende que la economía debe persistir es la llamada devaluación interna: una rebaja de salarios que debe traducirse en una reducción de precios.
Para el Fondo, España comenzó tarde su reducción salarial y cree que aún tiene recorrido.
La misión del FMI para el país planteó en su informe de verano la posibilidad de aplicar una rebaja de sueldos del 10%, con el pacto del Gobierno y los agentes sociales, a cambio de que las empresas se comprometieran a crear empleo.
Para facilitar este proceso, el Ejecutivo además reduciría las cotizaciones sociales e incrementaría de nuevo los ingresos por IVA, pero esta vez sin subir los tipos, como en 2012, sino traspasando productos del tipo reducido al general.
Los números no dan la razón al Fondo de momento.
Los salarios empezaron a caer en términos reales —es decir, con el efecto de la inflación— en 2010 y acumulan ya un ajuste del 7%, según un reciente informe de La Caixa, pero el empleo y la demanda interna siguen sin recuperarse.
. Y estas están engordando sus beneficios.
El informe del FMI lo pone de manifiesta cuando aborda la recuperación de la balanza exterior de la eurozona, ya que advierte de que el ajuste de los costes están teniendo un efecto “modesto” en la competitividad y lo atribuye a que “en Grecia, Irlanda, Portugal y hasta cierto punto en España los márgenes de los exportadores (precios con relación a los costes laborales) han crecido desde la crisis”.
Esto, continúa el informe, “sugiere que las empresas exportadoras han empezado a reconstruir su rentabilidad”.
El problema es que la buena racha de las compañías que venden en el exterior no sirve para generar empleo de forma significativa y el tiempo corre en contra de España, ya que cuanto menor crecimiento, menos ingresos fiscales para pagar una deuda pública que el año que viene quedará a un paso del 100%.
Esta es una de las grandes preocupaciones de fondo del FMI, que prevé que el lastre no deje de crecer hasta al menos 2018, según sus previsiones de primavera, hasta alcanzar el 110,6%
. Además, el déficit público, que para cumplir con los objetivos fijados debería quedar en el 2,8% en 2016, permanecería aún en el 5,5% en 2018.
El organismo ha incorporado en sus hojas de cálculo el efecto de los dos años más de margen brindados por Bruselas para reducir el déficit y la evolución económica del primer semestre para alumbrar a estos mejores pronósticos, ahora más alineados con el consenso del mercado.
Pero la crisis española no es una cuestión de decimales
. Un avance de apenas un 0,2% el año que viene es incapaz de solventar el principal problema de la economía: una tasa de paro de casi el 27% a la que el FMI no ve alivio alguno
. Para el Fondo, el desempleo acabará este año en el 26,9% y en el 26,7% en 2014
. La tasa estimada para el próximo año supone incluso un empeoramiento de dos décimas respecto al 26,5% previsto en el informe del pasado abril.
No encuentra España un yacimiento de empleo de la envergadura que tuvo en su día la construcción para absorber seis millones de desempleados y la demanda exterior no puede compensar la atonía de la demanda interna
. Aunque técnicamente la cuarta economía de la eurozona se encuentra en la puerta de salida de la recesión (al encadenar dos trimestres positivos), la intensidad de la crisis abona la entendida tesis de que queda aún un lustro por delante para recuperar el nivel previo a 2008.
La de hoy ha sido la primera previsión que el FMI mejora para España desde que gobierna el PP, aunque en la legislatura anterior también dominaron las revisiones negativas.
En cinco años de crisis ha habido 50 cambios de pronósticos a peor por 25 al alza, contando con el de hoy. Aun así, el PIB español aparece en el grupo de cola de la zona euro este año, solo por delante de Italia (-1,8%), Grecia (-4,2%), Portugal (-1,8%), Eslovenia (-2,6%) y Chipre (-8,7%). En 2014, en cambio Italia superaría a España con un crecimiento del 0,7%, según el FMI.
Devaluación interna
“La recuperación va ser frágil y tenue”, admitió este mismo lunes el ministro de Economía, Luis de Guindos, en un acto con empresarios. Guindos pasará por Nueva York esta semana, para reunirse con fondos de inversión y vender (cursiva) las bondades de invertir en activos españoles, antes de incorporarse a la asamblea del Fondo.La fragmentación de los mercados financieros también pone palos en las ruedas a la reactivación del sur de Europa, que paga mucho más caros los créditos.
El FMI, no obstante, defiende que la economía debe persistir es la llamada devaluación interna: una rebaja de salarios que debe traducirse en una reducción de precios.
Para el Fondo, España comenzó tarde su reducción salarial y cree que aún tiene recorrido.
La misión del FMI para el país planteó en su informe de verano la posibilidad de aplicar una rebaja de sueldos del 10%, con el pacto del Gobierno y los agentes sociales, a cambio de que las empresas se comprometieran a crear empleo.
Para facilitar este proceso, el Ejecutivo además reduciría las cotizaciones sociales e incrementaría de nuevo los ingresos por IVA, pero esta vez sin subir los tipos, como en 2012, sino traspasando productos del tipo reducido al general.
Los números no dan la razón al Fondo de momento.
Los salarios empezaron a caer en términos reales —es decir, con el efecto de la inflación— en 2010 y acumulan ya un ajuste del 7%, según un reciente informe de La Caixa, pero el empleo y la demanda interna siguen sin recuperarse.
Las exportaciones crean poco empleo
Son las exportaciones las que permiten salvar los muebles a buena parte de las empresas españolas de mediano y gran tamaño. Y estas están engordando sus beneficios.
El informe del FMI lo pone de manifiesta cuando aborda la recuperación de la balanza exterior de la eurozona, ya que advierte de que el ajuste de los costes están teniendo un efecto “modesto” en la competitividad y lo atribuye a que “en Grecia, Irlanda, Portugal y hasta cierto punto en España los márgenes de los exportadores (precios con relación a los costes laborales) han crecido desde la crisis”.
Esto, continúa el informe, “sugiere que las empresas exportadoras han empezado a reconstruir su rentabilidad”.
El problema es que la buena racha de las compañías que venden en el exterior no sirve para generar empleo de forma significativa y el tiempo corre en contra de España, ya que cuanto menor crecimiento, menos ingresos fiscales para pagar una deuda pública que el año que viene quedará a un paso del 100%.
Esta es una de las grandes preocupaciones de fondo del FMI, que prevé que el lastre no deje de crecer hasta al menos 2018, según sus previsiones de primavera, hasta alcanzar el 110,6%
. Además, el déficit público, que para cumplir con los objetivos fijados debería quedar en el 2,8% en 2016, permanecería aún en el 5,5% en 2018.
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