Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

26 sept 2013

“Si mandaran más mujeres, habría mejores horarios”


“Trabajamos de forma tercermundista”, dice Buqueras. / luis sevillano

La frase saldrá varias veces durante la conversación: “Es un asunto de sentido común”. Ciertamente, suena sensato pretender que los españoles tengan un horario de trabajo más razonable y puedan así distribuir su día en tres tandas: ocho horas para dormir, ocho para trabajar y ocho para lo que quieran. Pero llevarlo a cabo no debe de ser fácil, porque Ignacio Buqueras —economista, empresario, doctor en Ciencias de la Información y con un largo currículo en fundaciones de carácter altruista—, lleva ya 10 años intentando que las Administraciones y las empresas lo pongan en marcha.
Buqueras (Reus, 1942) preside la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles y su Normalización con los demás Países de la UE —pide que se ponga el nombre completo porque lo considera un buen resumen de lo que persiguen—. En el hall de un hotel de Madrid, detalla con precisión fechas, hitos y reuniones mantenidas durante la última década y defiende su objetivo con mensajes muy gráficos: “Estamos en el euro, pero somos los únicos que no nos adaptamos a los horarios del resto del continente. En España trabajamos de forma tercermundista”.
Pide a la camarera “lo de siempre”, un vaso de leche “fría, fría, de nevera” para disolver un sobre de descafeinado. Últimamente acude a menudo a este vestíbulo para hablar del mismo asunto, la misión que incluye en sus ocho horas de ocio. La propuesta de racionalización de horarios será votada este jueves en la subcomisión de Igualdad del Congreso de los Diputados. La medida más conocida es adelantar una hora en España para equipararse con el huso horario del meridiano de Greenwich. “Es importante, pero si nos quedamos en eso, no lo habremos abordado con profundidad”, explica.

Hotel Wellington. Madrid

• Descafeinado de sobre: 5 euros.
• Refresco de naranja: 7.
Total: 12 euros.
Ha hablado con cinco ministros de Educación sucesivos para que se enseñe en las escuelas “el valor del tiempo” y quiere que la puntualidad se convierta “en una exigencia ética”. Su fundación también defiende que las televisiones adelanten los horarios de los espectáculos: “¿Qué sentido tiene un partido de fútbol a las diez de la noche?”.
El economista considera que “el 85% de la población” podría entrar a trabajar entre 7.30 y 9.00 y salir antes de las 18.00, con 35 minutos para comer. En 2003 en una entrevista con este periódico auguró que España conseguiría horarios más racionales en 2006, pero “esta crisis no la podía imaginar nadie”. “Algunos altos directivos me dicen que les parece bien para sus hijos, pero no para ellos”, confiesa. “¿Qué quieres, que a las cinco de la tarde esté en mi casa para que mi mujer me ponga las pilas?”, asegura que le preguntan. Por esa razón, sostiene que “si mandaran más mujeres, habría mejores horarios”.
Y, tal cual lo desgrana, con la leche cada vez menos fría, se lo ha contado a políticos, empresarios, sindicatos y todo tipo de organizaciones. Rajoy admitió hace poco que tenían que hacer algo. “¡Hombre presidente, que ya llevas un año y medio!”, fue su respuesta. Josep Antoni Duran i Lleida es el político que se lo tomó más en serio y Jordi Sevilla el único ministro que “se mojó” cuando estaba al frente de Administraciones Públicas. Asegura que la “reforma previa a todas las reformas” resulta de lo más igualitario. “Todos los españoles, del rey a usted o yo, tenemos exactamente el mismo tiempo: 84.600 segundos al día”.

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