Michelle Phan en una imagen promocional de su próxima línea de
maquillaje que la bloguera colgaba recientemente en Instagram. Una red
social en la que cuenta con casi un millón de seguidores.
Michelle Phan es
la reina de la belleza en internet.
En tiempos de recorte de gastos y consiguiente
boom
del háztelo tú mismo, las plataformas gratuitas siguen siendo la
alternativa preferida a los expertos tradicionales -profesionales- para
aprender o recuperar trucos de todo tipo, especialmente a la hora de
ponernos guapas
. Y es que dónde esté el cortarnos el pelo con nuestras
propias manos sin riesgo de trasquilones o crear potingues eficientes
aprovechando restos de serie caseros, que se quite el aprender a hacer
ropa o combinar prendas con gracia.
Al menos eso se deduce de fenómenos
como el de Michelle Phan.
La videobloguera barra empresaria de belleza
por excelencia que no tiene parangón en el ámbito de la moda.
La misma
que, de entrada, no necesita presumir de vida glamurosa -algo que sí
pasa con las
bloggers de mayor tirón en el campo estrictamente del estilo y las tendencias, como Chiara Ferragni, de
The Blonde Salad- para afianzar seguidores y, ya de paso, convertirse en millonaria.
Esta bostoniana, de ascendencia vietnamita por parte de padre y madre,
colgó su primer tutorial en la red el 20 de mayo de 2007
. Se había
abierto un blog un año antes por puro
hobby y no daba abasto
con las peticiones de unas lectoras adictas a su soltura de estar por
casa -y su lenguaje apto para principiantes- a la hora de explicar, por
ejemplo,
cómo maquillarse sin espejo.
Desde entonces ha cosechado más de cuatro millones y medio de suscripciones en
su canal de Youtube y sus vídeos suman casi mil millones de vistas (¿El más popular?
Cómo convertirse en una Barbie,
con más de 46 millones de reproducciones).
Un renombre viral que ha
trascendido de lo puramente doméstico y de aquello exclusivamente
relacionado con
cómo mutar en Sailor Moon a golpe de brochazo (Phan ha ejercido también de
diseñadora ocasional de joyas).
Michelle Phan es a día de hoy una gurú, una prescriptora, una marca.
O
lo que es lo mismo, una exitosa aunque accidental mujer de negocios
. "
Mi sueño cuando empecé era que mi madre dejara de trabajar (su madre ejercía de manicurista en una peluquería)
y lo conseguí el año pasado.
Ahora soy yo la que cuida de ella y de toda de mi familia, y eso es lo único que me importa"
aseguraba en una reciente entrevista televisiva concedida desde su
estudio en la Gran Manzana, si bien vive a caballo entre Nueva York y
Los Angeles.
El día 15 de agosto desvelará en exclusiva su propia marca de maquillaje:
EM by Michelle Phan.
Un proyecto en el que lleva trabajando durante los dos últimos años y
que ha ido compaginando hasta ahora con su papel de videoartista oficial
de Lancôme (firma que, por cierto, la rechazó como dependienta antes de
hacerse famosa) y la gestión de
FAWN,
una red de estilos de vida creada por Michelle en Youtube paralelamente
a su web y canal personales. Phan ha venido ejerciendo, además, de
videobloguera de excepción en
medios como el New York Times o, más recientemente, de cara al próximo septiembre,
la revista Vogue.
Publicación con la que ha colaborado preparando sendos tutoriales de
maquillaje inspirados en ocho icónicas figuras extraídas de los archivos
de la casa.
Como toda celebridad que se precie, a Michelle, los seguidores y los
ceros en el banco le han crecido a la misma velocidad que los enanos
.
Sus detractores la acusan
de haber pasado por quirófano para hacerse unos retoques,
algo que no le perdonan habiéndose hecho un hueco como se ha hecho en
esta industria defendiendo la belleza natural. Ahora, independientemente
de si se ha afilado o no el mentón y la nariz, a Michelle Phan no hay
quien le quite el mérito de haberse hecho rica a costa de enseñarnos
cómo hacer un peeling facial con un cepillo de dientes eléctrico o
cómo fabricar parches para eliminar puntos negros con gelatina y leche, entre otras cosas.
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