La glamurosa jequesa Moza bint Naser al Misned quiere convertir Doha en el imperio de la moda de lujo
En septiembre abre su primera tienda en el barrio La Perla, una isla artificial
¡Qué tiemble París! Catar ha anunciado el lanzamiento de QELA, una marca de moda de lujo “con ambiciones internacionales”
. El Qatar Luxury Group (QLG), que preside la glamurosa jequesa Moza bint Naser al Misned, va a abrir su primera tienda en Doha el próximo 25 de septiembre.
El objetivo, convertir la capital del emirato en centro de moda a la altura de la Ciudad de la Luz, Nueva York o Milán.
“La mujer QELA proyecta una elegancia discreta a la vez que segura, y evita la ostentación”
, asegura el comunicado difundido por QLG como si estuviera describiendo a la propia jequesa.
Pues la jequesa que me fascisna por esos collares de oro que paderecen escudos sus miles de turbantes de seda pura, esa cintura de minima expresión vaya que es ostentación pura....¿Dónde esa esa discreción?
Con ese objetivo, sus creativos adelantan una colección “sobria, de líneas simples, casi minimalistas, y con formas puras y volúmenes generosos inspirados en las ondulaciones del desierto”.
Serán los detalles, finos y delicados, los que realcen cada producto.
Entre estos habrá piezas de marroquinería, zapatos, joyas y alta costura, diseñada y confeccionada en los talleres de la compañía en Catar.
QLG es propiedad de Qatar Foundation, el proyecto estrella de la jequesa Moza y cuya misión se define como “preparar a la gente de Catar y de la región para afrontar los retos de un mundo en constante cambio”. Según su web, el grupo, creado para construir y fomentar las marcas de lujo en los sectores de moda, hostelería y estilo de vida, “contribuye a la diversificación de la economía” del país.
El emirato, que cuenta con las terceras reservas de gas el mundo, apenas tiene 250.000 ciudadanos autóctonos; el resto hasta dos millones son trabajadores extranjeros.
Para la primera boutique de QELA, los promotores han elegido el flamante barrio de La Perla, una isla artificial con forma de aljófar que se extiende sobre casi cuatro millones de metros cuadrados y donde se permite que los extranjeros adquieran propiedades.
En los próximos meses, proyectan dar el salto a París y de allí a Nueva York, dos ciudades en las que ya han buscado el emplazamiento adecuado para sus tienda
s. Pero en su lista están también Milán y varias capitales asiáticas.
Entre los requisitos de los locales, un mínimo de 500 metros cuadrados para poder presentar exposiciones de artistas locales y crear un espacio dedicado a la cultura que refleje “los valores de apertura, creatividad y espiritualidad” de la marca.
“Queremos crear un espacio tranquilo y atemporal; un lugar donde nuestros clientes puedan escapar de las presiones de la vida cotidiana, relajarse y tomarse el tiempo necesario para explorar y descubrir la colección QELA en un contexto artístico”, ha explicado Gregory Couillard, el director general de Qatar Luxury Group.
¿Suena ambicioso? No para este joven y riquísimo país acostumbrado a convertir sus gasodólares en influencia sea a través de la televisión, el deporte o la diplomacia, de la mano de su hiperactiva familia real. La abdicación del jeque Hamad en su hijo Tamim a finales del pasado junio no ha parado la máquina de invertir y diversificar la economía puesta en marcha por el emir recién jubilado.
De hecho, el proyecto que ahora ve la luz no es nuevo. La marca QELA está registrada desde hace cuatro años en varios de los países y el año pasado cuando todavía se guardaba en secreto el nombre se filtró a la prensa en Estados Unidos.
Hace tiempo que la familia real, propietaria de Harrods de Londres, se interesa por el mundo de las grandes marcas y es conocida la afición a la moda de la jequesa.
Sus numerosos fondos de inversión llevan años invirtiendo en el mercado del lujo, en especial en Francia. En marzo de 2012, se supo que Qatar Holding había comprado un 1,03% de LVMH (Moët Hennessy • Louis Vuitton SA)
. Pocos meses después, Mayhoola for Investments S.P.C adquirió la casa italiana Valentino, uno de los diseñadores favoritos no solo de Jacqueline Kennedy o de Audrey Hepburn, sino de la propia Moza.
“Es el tipo de compra que se adapta bien a Catar: una marca de calidad, icónica, con valor a largo plazo y una atractiva cartera de clientes”, declaró entonces Rachel Zeimba, analista de Roubine Global Economics, citada por Reuters.
Así que no se trata sólo de imagen y glamur.
El lujo es un sector en desarrollo y que proporciona buenos resultados financieros.
De ahí que el emirato haya comprado hoteles como el Hotel del Louvre, el Royal Monceau Hotel Lambert y el Concorde Lafayette, en París; el Martinez y el Carlton, en Cannes, y el Palais de la Méditerranée, en Niza.
Los cataríes también tienen una participación de un 6,39% en la Société des Bains de Mer, que posee cuatro establecimientos de lujo en Mónaco.
Además, el QLG es el accionista mayoritario (con el 52,6% de los derechos de voto) en el fabricante de bolsos francés Le Tanneur.
. El Qatar Luxury Group (QLG), que preside la glamurosa jequesa Moza bint Naser al Misned, va a abrir su primera tienda en Doha el próximo 25 de septiembre.
El objetivo, convertir la capital del emirato en centro de moda a la altura de la Ciudad de la Luz, Nueva York o Milán.
“La mujer QELA proyecta una elegancia discreta a la vez que segura, y evita la ostentación”
, asegura el comunicado difundido por QLG como si estuviera describiendo a la propia jequesa.
Pues la jequesa que me fascisna por esos collares de oro que paderecen escudos sus miles de turbantes de seda pura, esa cintura de minima expresión vaya que es ostentación pura....¿Dónde esa esa discreción?
Con ese objetivo, sus creativos adelantan una colección “sobria, de líneas simples, casi minimalistas, y con formas puras y volúmenes generosos inspirados en las ondulaciones del desierto”.
Serán los detalles, finos y delicados, los que realcen cada producto.
Entre estos habrá piezas de marroquinería, zapatos, joyas y alta costura, diseñada y confeccionada en los talleres de la compañía en Catar.
QLG es propiedad de Qatar Foundation, el proyecto estrella de la jequesa Moza y cuya misión se define como “preparar a la gente de Catar y de la región para afrontar los retos de un mundo en constante cambio”. Según su web, el grupo, creado para construir y fomentar las marcas de lujo en los sectores de moda, hostelería y estilo de vida, “contribuye a la diversificación de la economía” del país.
El emirato, que cuenta con las terceras reservas de gas el mundo, apenas tiene 250.000 ciudadanos autóctonos; el resto hasta dos millones son trabajadores extranjeros.
Para la primera boutique de QELA, los promotores han elegido el flamante barrio de La Perla, una isla artificial con forma de aljófar que se extiende sobre casi cuatro millones de metros cuadrados y donde se permite que los extranjeros adquieran propiedades.
En los próximos meses, proyectan dar el salto a París y de allí a Nueva York, dos ciudades en las que ya han buscado el emplazamiento adecuado para sus tienda
s. Pero en su lista están también Milán y varias capitales asiáticas.
Entre los requisitos de los locales, un mínimo de 500 metros cuadrados para poder presentar exposiciones de artistas locales y crear un espacio dedicado a la cultura que refleje “los valores de apertura, creatividad y espiritualidad” de la marca.
“Queremos crear un espacio tranquilo y atemporal; un lugar donde nuestros clientes puedan escapar de las presiones de la vida cotidiana, relajarse y tomarse el tiempo necesario para explorar y descubrir la colección QELA en un contexto artístico”, ha explicado Gregory Couillard, el director general de Qatar Luxury Group.
¿Suena ambicioso? No para este joven y riquísimo país acostumbrado a convertir sus gasodólares en influencia sea a través de la televisión, el deporte o la diplomacia, de la mano de su hiperactiva familia real. La abdicación del jeque Hamad en su hijo Tamim a finales del pasado junio no ha parado la máquina de invertir y diversificar la economía puesta en marcha por el emir recién jubilado.
De hecho, el proyecto que ahora ve la luz no es nuevo. La marca QELA está registrada desde hace cuatro años en varios de los países y el año pasado cuando todavía se guardaba en secreto el nombre se filtró a la prensa en Estados Unidos.
Hace tiempo que la familia real, propietaria de Harrods de Londres, se interesa por el mundo de las grandes marcas y es conocida la afición a la moda de la jequesa.
Sus numerosos fondos de inversión llevan años invirtiendo en el mercado del lujo, en especial en Francia. En marzo de 2012, se supo que Qatar Holding había comprado un 1,03% de LVMH (Moët Hennessy • Louis Vuitton SA)
. Pocos meses después, Mayhoola for Investments S.P.C adquirió la casa italiana Valentino, uno de los diseñadores favoritos no solo de Jacqueline Kennedy o de Audrey Hepburn, sino de la propia Moza.
“Es el tipo de compra que se adapta bien a Catar: una marca de calidad, icónica, con valor a largo plazo y una atractiva cartera de clientes”, declaró entonces Rachel Zeimba, analista de Roubine Global Economics, citada por Reuters.
Así que no se trata sólo de imagen y glamur.
El lujo es un sector en desarrollo y que proporciona buenos resultados financieros.
De ahí que el emirato haya comprado hoteles como el Hotel del Louvre, el Royal Monceau Hotel Lambert y el Concorde Lafayette, en París; el Martinez y el Carlton, en Cannes, y el Palais de la Méditerranée, en Niza.
Los cataríes también tienen una participación de un 6,39% en la Société des Bains de Mer, que posee cuatro establecimientos de lujo en Mónaco.
Además, el QLG es el accionista mayoritario (con el 52,6% de los derechos de voto) en el fabricante de bolsos francés Le Tanneur.
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