En Porzuna, un pequeño municipio de 3.000 habitantes al norte de
Ciudad Real, al cobijo de los montes de Toledo, solo se habla de una
cosa
. Las cercanas fiestas de San Pantaleón o los resultados de la última cosecha han pasado a segundo plano. Uno de sus paisanos se acaba de embolsar 1,674,000 euros en el concurso televisivo Pasapalabra. Haciendo números, un montante similar al total de ingresos de su Ayuntamiento durante 2011.
El afortunado es Juan Pedro Gómez que después de participar durante 24 programas en el concurso se ha embolsado el bote del rosco, el mayor premio que ha entregado el programa desde que se emite en Telecinco.
“Yo a mis hijos no les pude dar una carrera, pero la verdad es que me han salido muy listos los cinco”, explica por teléfono Inocenta, su madre, con la voz llena de orgullo.
Juan Pedro ya había estado varias veces al borde del triunfo.
Hoy iba sobrado de tiempo, como casi siempre. Solo le faltaba una palabra, la que correspondía a la letra M. “No era una palabra difícil, pero había escuchado mal una palabra del enunciado y estaba buscando sinónimos en vez de antónimos”.
Finalmente atinó con la palabra mágica: medianoche. El límite horario entre dos días cambió de golpe la vida de este albañil en paro.
Gómez trabajaba en la construcción como gruista. La burbuja del ladrillo le estalló entre las manos hace cuatro años. Desde entonces ha trabajado poco e irregularmente.
Por eso urdió un plan, un plan B en el que puso todas sus energías. Era simple: leer libros y más libros con los que un hombre sin estudios superiores pudiera prepararse para participar en programas culturales.
Primero probó suerte en Saber y Ganar y luego no se separó del diccionario hasta hacerse invencible en Pasapalabra. “Ni cuando venía a vernos al pueblo se separaba del libro”, cuenta su madre. Gómez reconoce que hizo este esfuerzo por el futuro sus hijos, de 7 y 10 años, y la jugada, el plan B, le ha salido redondo
. Tanto que por ahora descarta seguir concursando en la televisión: “La cosa está muy mal, hay mucha necesidad y hay que repartir este dinero, que se lo lleven otros”, sonríe.
El concursante rompió la tradición que preconiza el presentador, Christian Gálvez, de cortarse el pelo tras ganar el rosco
. Lo hizo por una cuestión de discreción: “No quería que la gente lo supiera y aparecer con la cabeza rapada daría muchas pistas”, explica, “así que lo cambiamos por descorchar unas botellas de cava”.
Inocenta afirma que la vida de su hijo no va a cambiar mucho a pesar de la lluvia de euros que ha caído en la familia, “tiene la cabeza muy bien amueblada y todo va a seguir igual”, afirma con una tranquilidad pasmosa, muy similar a la que muestra su hijo. Juan Pedro confirma sus palabras:
“Seguiré buscando trabajo, pero ya no con tanta prisa y seguramente cambiaré de sector y no buscaré en la construcción”, expone.
“Aún no lo he asimilado”, explica, “si hace dos años me dijeran que me iba a pasar esto no me lo creería”. De momento el verano de este nuevo millonario va a ser tranquilo.
“Pasaremos unos días en la playa y a finales de mes iremos al pueblo, a las fiestas”.
Y recuerda con sabiduría, de esa que no dan los libros, sino el sentido común: “no hay que volverse locos, que en esta vida uno no puede bajar la guardia”.
Su madre, Inocenta, solo tiene una pega que ponerle a esta satisfacción: “Hacienda se lleva demasiado, que se lleve un poco está bien, pero ¡es que se quedan con mucho dinero!”
. A pesar del hachazo, Inocenta puede quedarse tranquila
. Sus nietos tendrán acceso a esos estudios que ella y su marido no pudieron darle a sus hijos.
. Las cercanas fiestas de San Pantaleón o los resultados de la última cosecha han pasado a segundo plano. Uno de sus paisanos se acaba de embolsar 1,674,000 euros en el concurso televisivo Pasapalabra. Haciendo números, un montante similar al total de ingresos de su Ayuntamiento durante 2011.
El afortunado es Juan Pedro Gómez que después de participar durante 24 programas en el concurso se ha embolsado el bote del rosco, el mayor premio que ha entregado el programa desde que se emite en Telecinco.
“Yo a mis hijos no les pude dar una carrera, pero la verdad es que me han salido muy listos los cinco”, explica por teléfono Inocenta, su madre, con la voz llena de orgullo.
Juan Pedro ya había estado varias veces al borde del triunfo.
Hoy iba sobrado de tiempo, como casi siempre. Solo le faltaba una palabra, la que correspondía a la letra M. “No era una palabra difícil, pero había escuchado mal una palabra del enunciado y estaba buscando sinónimos en vez de antónimos”.
Finalmente atinó con la palabra mágica: medianoche. El límite horario entre dos días cambió de golpe la vida de este albañil en paro.
Gómez trabajaba en la construcción como gruista. La burbuja del ladrillo le estalló entre las manos hace cuatro años. Desde entonces ha trabajado poco e irregularmente.
Por eso urdió un plan, un plan B en el que puso todas sus energías. Era simple: leer libros y más libros con los que un hombre sin estudios superiores pudiera prepararse para participar en programas culturales.
Primero probó suerte en Saber y Ganar y luego no se separó del diccionario hasta hacerse invencible en Pasapalabra. “Ni cuando venía a vernos al pueblo se separaba del libro”, cuenta su madre. Gómez reconoce que hizo este esfuerzo por el futuro sus hijos, de 7 y 10 años, y la jugada, el plan B, le ha salido redondo
. Tanto que por ahora descarta seguir concursando en la televisión: “La cosa está muy mal, hay mucha necesidad y hay que repartir este dinero, que se lo lleven otros”, sonríe.
El concursante rompió la tradición que preconiza el presentador, Christian Gálvez, de cortarse el pelo tras ganar el rosco
. Lo hizo por una cuestión de discreción: “No quería que la gente lo supiera y aparecer con la cabeza rapada daría muchas pistas”, explica, “así que lo cambiamos por descorchar unas botellas de cava”.
Inocenta afirma que la vida de su hijo no va a cambiar mucho a pesar de la lluvia de euros que ha caído en la familia, “tiene la cabeza muy bien amueblada y todo va a seguir igual”, afirma con una tranquilidad pasmosa, muy similar a la que muestra su hijo. Juan Pedro confirma sus palabras:
“Seguiré buscando trabajo, pero ya no con tanta prisa y seguramente cambiaré de sector y no buscaré en la construcción”, expone.
“Aún no lo he asimilado”, explica, “si hace dos años me dijeran que me iba a pasar esto no me lo creería”. De momento el verano de este nuevo millonario va a ser tranquilo.
“Pasaremos unos días en la playa y a finales de mes iremos al pueblo, a las fiestas”.
Y recuerda con sabiduría, de esa que no dan los libros, sino el sentido común: “no hay que volverse locos, que en esta vida uno no puede bajar la guardia”.
Su madre, Inocenta, solo tiene una pega que ponerle a esta satisfacción: “Hacienda se lleva demasiado, que se lleve un poco está bien, pero ¡es que se quedan con mucho dinero!”
. A pesar del hachazo, Inocenta puede quedarse tranquila
. Sus nietos tendrán acceso a esos estudios que ella y su marido no pudieron darle a sus hijos.
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