La defensa intenta demostrar que la inquietud de los menores hacía posible que se perdieran.
El juicio contra Bretón por la muerte de sus dos hijos en octubre de 2011
continúa hoy con las declaraciones en la Audiencia Provincial de
Córdoba de trabajadores del establecimiento donde el acusado compró el
gasóleo con el que supuestamente quemó a los niños en una hoguera que
prendió en su finca. Además, hoy declaran testigos que conocían a los
niños y en los que la defensa se apoya para asegurar que es posible que
se perdieran, como afirma el acusado.
Uno de los empleados de gasolinera se ha mostrado extrañado de que Bretón adquiriera una gran cantidad de combustible, que ha calculado en unos 200 litros, y lo transportara en garrafas.
Ha afirmado que le facilitaba un trato especial, pero para llenar el tanque de forma habitual y no en contenedores portátiles.
Un empresario asegura que él mismo le despachó a Bretón “una semana antes de lo que ocurrió”.
Otra administrativa declaró que Bretón fue al menos seis veces al dispensario de combustible y que ella llegó a verlo por allí al menos dos veces por semana. Siempre se llevaba combustible.
Antes de comenzar la sesión, el abogado del acusado, el letrado José María Sánchez de Puerta, ha resaltado que hoy comparecerán responsables de la guardería donde acudía el pequeño José, de dos años cuando sucedieron los hechos.
Con este testimonio intentará avalar "la movilidad del pequeño".
La directora de la guardería de Huelva, que no ha podido soportar la mirada fija de Bretón y ha evitado verlo en todo momento, rompió a llorar cuando respondió a las preguntas del abogado defensor.
La directora defiende al pequeño José Bretón como un “niño feliz”.
“Era un niño travieso como cualquiera de su edad. Estaba descubriendo el mundo, quería explorarlo”, explicó.
Todos los responsables del centro educativo coincidieron en que el padre siempre llevó a su hijo en carrito. Bretón manifestó que lo hacía andando para justificar que cuando los perdió sus hijos iban andando y sueltos, a pesar de su corta edad.
José Bretón, presunto asesino de sus hijos de seis y dos años, Ruth y José, logró dar a algunos que lo conocían la imagen que buscaba: la de un padre perfecto.
Al menos, entre los padres de la guardería y el colegio de sus hijos.
“Teníamos esa idea de Bretón, de padre perfecto”, ha contado una de las madres que ha comparecido en la cuarta sesión del el juicio.
Por el contrario, una de las madres del mismo centro donde iban los hijos de Bretón contó que en la fiesta de cumpleaños de la pequeña Ruth, su padre se se refería a su todavía esposa como “la hija de puta esa”, “podría jurarlo”, dice ella
. La testigo describe a un Bretón muy machista, que decía que no es que aprobara la violencia pero que “casi la entendía”. La declarante describe una extensa conversación con Bretón, en la que le insistía en que quería alejar a los niños de la familia de Ruth, en la que había “desequilibrados”.
La testigo asegura que Bretón estaba “muy enfadado”.
Acerca del carácter de Bretón, un antiguo compañero de trabajo dijo que “lo veía un poquito estricto pero como cualquier padre”. Sobre el matrimonio de Ruth y Bretón: “Discutían, como yo puedo discutir con mi mujer”.
Admite las “manías” de Bretón, como “hacer que me quitara los zapatos para entrar a su casa” o sentarse siempre en lo alto de un trapo. “Siempre tenía un trapo en la mano”, dijo.
Sánchez Puerta ha subrayado la colaboración de su defendido durante el juicio, que, tal y como ha podido observarse, hace comentarios a su letrado e, incluso, le sugiere preguntas.
También ha reconocido que su defendido se emocionó durante la declaración de su exmujer Ruth Ortiz, que ayer compareció en la vista.
Por su parte, la representante de la acusación particular, María del Reposo Carrero, ha dicho que Ruth Ortiz está muy afectada, que ayer se derrumbó tras la declaración.
Uno de los empleados de gasolinera se ha mostrado extrañado de que Bretón adquiriera una gran cantidad de combustible, que ha calculado en unos 200 litros, y lo transportara en garrafas.
Ha afirmado que le facilitaba un trato especial, pero para llenar el tanque de forma habitual y no en contenedores portátiles.
Un empresario asegura que él mismo le despachó a Bretón “una semana antes de lo que ocurrió”.
Otra administrativa declaró que Bretón fue al menos seis veces al dispensario de combustible y que ella llegó a verlo por allí al menos dos veces por semana. Siempre se llevaba combustible.
Antes de comenzar la sesión, el abogado del acusado, el letrado José María Sánchez de Puerta, ha resaltado que hoy comparecerán responsables de la guardería donde acudía el pequeño José, de dos años cuando sucedieron los hechos.
Con este testimonio intentará avalar "la movilidad del pequeño".
La directora de la guardería de Huelva, que no ha podido soportar la mirada fija de Bretón y ha evitado verlo en todo momento, rompió a llorar cuando respondió a las preguntas del abogado defensor.
La directora defiende al pequeño José Bretón como un “niño feliz”.
“Era un niño travieso como cualquiera de su edad. Estaba descubriendo el mundo, quería explorarlo”, explicó.
Todos los responsables del centro educativo coincidieron en que el padre siempre llevó a su hijo en carrito. Bretón manifestó que lo hacía andando para justificar que cuando los perdió sus hijos iban andando y sueltos, a pesar de su corta edad.
José Bretón, presunto asesino de sus hijos de seis y dos años, Ruth y José, logró dar a algunos que lo conocían la imagen que buscaba: la de un padre perfecto.
Al menos, entre los padres de la guardería y el colegio de sus hijos.
“Teníamos esa idea de Bretón, de padre perfecto”, ha contado una de las madres que ha comparecido en la cuarta sesión del el juicio.
Por el contrario, una de las madres del mismo centro donde iban los hijos de Bretón contó que en la fiesta de cumpleaños de la pequeña Ruth, su padre se se refería a su todavía esposa como “la hija de puta esa”, “podría jurarlo”, dice ella
. La testigo describe a un Bretón muy machista, que decía que no es que aprobara la violencia pero que “casi la entendía”. La declarante describe una extensa conversación con Bretón, en la que le insistía en que quería alejar a los niños de la familia de Ruth, en la que había “desequilibrados”.
La testigo asegura que Bretón estaba “muy enfadado”.
Acerca del carácter de Bretón, un antiguo compañero de trabajo dijo que “lo veía un poquito estricto pero como cualquier padre”. Sobre el matrimonio de Ruth y Bretón: “Discutían, como yo puedo discutir con mi mujer”.
Admite las “manías” de Bretón, como “hacer que me quitara los zapatos para entrar a su casa” o sentarse siempre en lo alto de un trapo. “Siempre tenía un trapo en la mano”, dijo.
Sánchez Puerta ha subrayado la colaboración de su defendido durante el juicio, que, tal y como ha podido observarse, hace comentarios a su letrado e, incluso, le sugiere preguntas.
También ha reconocido que su defendido se emocionó durante la declaración de su exmujer Ruth Ortiz, que ayer compareció en la vista.
Por su parte, la representante de la acusación particular, María del Reposo Carrero, ha dicho que Ruth Ortiz está muy afectada, que ayer se derrumbó tras la declaración.
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