La cita del Parque del Retiro se ha convertido en un oasis para el mundo del libro en España que tiene un 20% menos de ventas este año
La Feria frena la propia caída de sus ventas que desde 2008 ha descendido un 43%
La apuesta por autores muy mediáticos firmando ejemplares ha ayudado a cuadrar la caja de muchos expositores.
Una brizna de aire en medio del calor desértico del ecosistema del
libro en España.
Esa es la última página de la 72ª Feria del Libro de Madrid.
“¿Y ahora? ¿Qué pasará a partir de mañana?”. Esas son las preguntas que rondan a la mayoría de libreros, editores y distribuidores españoles, a pesar de que la Feria ha logrado frenar la caída en sus ventas desde 2008, que había llegado al 43% en cinco años
. El aumento es del 9,3%, que representa unos ingresos de 7,1 millones de euros. Sin embargo, para algunos de los 457 expositores la feria solo ha igualado las cifras del año pasado y para otros, como Vicente Higuera Frutos, de la librería Santander, “ha sido peor”.
La sensación general es que los autores mediáticos han ayudado a cuadrar las cuentas.
La cita literaria del Parque del Retiro se ha convertido en un oasis para el mundo del libro en España, cuyo comportamiento general registra un 20% de pérdidas en lo que va de año
. Los motivos de esta tímida alegría ofrecida en la Feria, en medio del paisaje económico y social de España, según algunos de los participantes, puede tener varias lecturas:
A- El gran arranque de la feria el 31 de mayo con las nóminas frescas y los primeros rayos de sol en sus días inaugurales,
B- El aumento de autores firmando, cuyas jornadas en los 17 días llegaron a las 3.600 firmas anunciadas, un 15% más que en 2012, y…
C- La apuesta de muchas casetas por traer a autores muy mediáticos, de todo tipo, cuyas ventas elevaron la media y salvaron las cuentas de los expositores.
Pero esta última estrategia-salvavidas tiene un inconveniente para varios libreros, editores y distribuidores que apuestan más por la literatura de calidad, debido a que un autor mediático crea torbellinos de gente a su alrededor “y deja hecha polvo” a las casetas de al lado al quitarles visibilidad y obstaculizar a potenciales compradores.
Un enmascaramiento de la realidad que hace que la gente se pregunte “¿y ahora? ¿qué pasará a partir de mañana?” sin toda esta escenificación alrededor del libro.
“Estamos contentos con el resultado”, asegura Teodoro Sacristán, director de la Feria, pero, palabras seguidas, expresa su preocupación por que “aunque la feria ha sido este año un balón de oxígeno para libreros y editores me preocupa que mañana el sector vuelve a vender sin la feria detrás”.
Una de las ventajas de la cita madrileña es que ha servido como escenario de revelación de escritores distintos a los previsibles como Dolores Redondo con El guardián invisible (Destino), Juan Carlos Díez con Hay vida después de la crisis (Plaza&Janés), Manel Loureiro con El último pasajero (Planeta). Incluso ha recuperado obras importantes de autores como Rafael Chirbes con Crematorio (Anagrama), cuya novedad este año es En la orilla; y de Luigi Pirandello con Cuadernos de Serafino Gubbio operador (Gadir).
Un soplo de aire en medio de la prolongada tormenta del desierto comercial que afronta el sector editorial español, pero que no hace olvidar a las diferentes partes de la cadena de valor del libro la realidad y su horizonte sembrado de incertidumbres por la situación económica global, la caducidad de un modelo de negocio centenario y la reinvención del propio sector en todos sus aspectos.
Un domingo 16 de junio de 2013 al que se le puede ajustar el comienzo del clásico de Leon Tolstói Ana Karenina, por el contraste de sensaciones: "Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su manera".
Esa es la última página de la 72ª Feria del Libro de Madrid.
“¿Y ahora? ¿Qué pasará a partir de mañana?”. Esas son las preguntas que rondan a la mayoría de libreros, editores y distribuidores españoles, a pesar de que la Feria ha logrado frenar la caída en sus ventas desde 2008, que había llegado al 43% en cinco años
. El aumento es del 9,3%, que representa unos ingresos de 7,1 millones de euros. Sin embargo, para algunos de los 457 expositores la feria solo ha igualado las cifras del año pasado y para otros, como Vicente Higuera Frutos, de la librería Santander, “ha sido peor”.
La sensación general es que los autores mediáticos han ayudado a cuadrar las cuentas.
La cita literaria del Parque del Retiro se ha convertido en un oasis para el mundo del libro en España, cuyo comportamiento general registra un 20% de pérdidas en lo que va de año
. Los motivos de esta tímida alegría ofrecida en la Feria, en medio del paisaje económico y social de España, según algunos de los participantes, puede tener varias lecturas:
A- El gran arranque de la feria el 31 de mayo con las nóminas frescas y los primeros rayos de sol en sus días inaugurales,
B- El aumento de autores firmando, cuyas jornadas en los 17 días llegaron a las 3.600 firmas anunciadas, un 15% más que en 2012, y…
C- La apuesta de muchas casetas por traer a autores muy mediáticos, de todo tipo, cuyas ventas elevaron la media y salvaron las cuentas de los expositores.
Pero esta última estrategia-salvavidas tiene un inconveniente para varios libreros, editores y distribuidores que apuestan más por la literatura de calidad, debido a que un autor mediático crea torbellinos de gente a su alrededor “y deja hecha polvo” a las casetas de al lado al quitarles visibilidad y obstaculizar a potenciales compradores.
Un enmascaramiento de la realidad que hace que la gente se pregunte “¿y ahora? ¿qué pasará a partir de mañana?” sin toda esta escenificación alrededor del libro.
“Estamos contentos con el resultado”, asegura Teodoro Sacristán, director de la Feria, pero, palabras seguidas, expresa su preocupación por que “aunque la feria ha sido este año un balón de oxígeno para libreros y editores me preocupa que mañana el sector vuelve a vender sin la feria detrás”.
Una de las ventajas de la cita madrileña es que ha servido como escenario de revelación de escritores distintos a los previsibles como Dolores Redondo con El guardián invisible (Destino), Juan Carlos Díez con Hay vida después de la crisis (Plaza&Janés), Manel Loureiro con El último pasajero (Planeta). Incluso ha recuperado obras importantes de autores como Rafael Chirbes con Crematorio (Anagrama), cuya novedad este año es En la orilla; y de Luigi Pirandello con Cuadernos de Serafino Gubbio operador (Gadir).
Un soplo de aire en medio de la prolongada tormenta del desierto comercial que afronta el sector editorial español, pero que no hace olvidar a las diferentes partes de la cadena de valor del libro la realidad y su horizonte sembrado de incertidumbres por la situación económica global, la caducidad de un modelo de negocio centenario y la reinvención del propio sector en todos sus aspectos.
Un domingo 16 de junio de 2013 al que se le puede ajustar el comienzo del clásico de Leon Tolstói Ana Karenina, por el contraste de sensaciones: "Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su manera".
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