El ‘reality’ de Telecinco aún cosecha más audiencia que la media de la cadena.
Tras 14 ediciones, decenas de concursantes, miles de aspirantes y millones de espectadores, Gran Hermano,
donde 12 personas conviven encerradas en una casa, sigue siendo el
buque insignia de Telecinco, la cadena que lo emite desde el 2000.
“La acogida que ha tenido la decimocuarta edición demuestra que el formato está más vivo que nunca”, asegura la directora de la división de antena de Mediaset, Patricia Marco.
Telecinco emitió este martes El debate final, con el que dio por concluida la 14ª edición del reality show. Una media de 2.577.000 espectadores (un 18,4% de cuota de pantalla, según la consultora Barlovento Comunicación) han visto la última temporada.
El dato está muy lejos de los ocho millones que estuvieron atentos a la primera edición (el 51,2% de la audiencia), pero sigue aún por encima de la media anual de la cadena (13,4%).
“El programa ha sufrido el desgaste lógico de un formato que ha tenido un rendimiento único en el mundo”, expresa Rosario Lacalle, catedrática de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona y autora de El espectador televisivo (Gedisa, 2001), donde dedica un extenso capítulo al reality.
“El dato de audiencia, aunque más bajo, sigue siendo un buen índice. Hoy un 15% de cuota de pantalla es un buenísimo dato.
Y según la actividad que haya en redes sociales se considera que un 14% también lo es”, apunta.
La final del concurso, que registró menos audiencia que Masterchef (TVE), tuvo 700.000 menciones en redes sociales, según Globalinmedia, dedicada a medir el impacto social de los programas.
En conjunto, la edición ha superado los 12 millones de comentarios y las 500.000 descargas móviles.
Aún así, los datos evidencian una pérdida de audiencia que la profesora Lacalle achaca al desgaste intrínseco del formato y a la ampliación de la oferta televisiva (la llegada de la TDT), que ha hecho que la demanda se diversifique.
“Además, una buena parte de los jóvenes han abandonado la televisión física y acuden a los contenidos a través de tabletas u ordenadores”, subraya. Patricia Marco, de Telecinco, abunda: “Tenemos un público joven que hace que el programa crezca más allá de la televisión”.
El profesor de sociología de la Universidad Complutense José Antonio Ruiz San Román cree que este público “de enganchados” tiende a disminuir.Debería quitarse ya no se puede estirar más Ya El año pasado debía haberse acabado, que termine con gloria y no de Aburrimiento, ese Igor sobraba ahi, era y es un personaje que no sé por qué lo dejaron el 2º....en fin....
“El formato se empieza a agotar.
Es muy difícil sorprender con algo que no esté visto. Y si los protagonistas resultan muy artificiales la identificación del gran público se va agotando”, señala.
La cadena, que ha confirmado otra edición, califica de “natural” la evolución y presume de éxito:
“El programa no solo tiene vigencia, sino que compite con otros más nuevos”, asevera Marco.
La catedrática Lacalle ahonda: “Hace buenos índices de audiencia y además su producción es mucho más barata que una serie”. Y el profesor Ruiz ve peligros para Telecinco en esta predilección:
“Esa sensación de poco real que tiene Gran Hermano puede afectar a la credibilidad general de la cadena. Si el programa no acaba de funcionar como antes podría ser una oportunidad de reposicionar la imagen de marca”.
“La acogida que ha tenido la decimocuarta edición demuestra que el formato está más vivo que nunca”, asegura la directora de la división de antena de Mediaset, Patricia Marco.
Telecinco emitió este martes El debate final, con el que dio por concluida la 14ª edición del reality show. Una media de 2.577.000 espectadores (un 18,4% de cuota de pantalla, según la consultora Barlovento Comunicación) han visto la última temporada.
El dato está muy lejos de los ocho millones que estuvieron atentos a la primera edición (el 51,2% de la audiencia), pero sigue aún por encima de la media anual de la cadena (13,4%).
“El programa ha sufrido el desgaste lógico de un formato que ha tenido un rendimiento único en el mundo”, expresa Rosario Lacalle, catedrática de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona y autora de El espectador televisivo (Gedisa, 2001), donde dedica un extenso capítulo al reality.
“El dato de audiencia, aunque más bajo, sigue siendo un buen índice. Hoy un 15% de cuota de pantalla es un buenísimo dato.
Y según la actividad que haya en redes sociales se considera que un 14% también lo es”, apunta.
La final del concurso, que registró menos audiencia que Masterchef (TVE), tuvo 700.000 menciones en redes sociales, según Globalinmedia, dedicada a medir el impacto social de los programas.
En conjunto, la edición ha superado los 12 millones de comentarios y las 500.000 descargas móviles.
Aún así, los datos evidencian una pérdida de audiencia que la profesora Lacalle achaca al desgaste intrínseco del formato y a la ampliación de la oferta televisiva (la llegada de la TDT), que ha hecho que la demanda se diversifique.
“Además, una buena parte de los jóvenes han abandonado la televisión física y acuden a los contenidos a través de tabletas u ordenadores”, subraya. Patricia Marco, de Telecinco, abunda: “Tenemos un público joven que hace que el programa crezca más allá de la televisión”.
El profesor de sociología de la Universidad Complutense José Antonio Ruiz San Román cree que este público “de enganchados” tiende a disminuir.Debería quitarse ya no se puede estirar más Ya El año pasado debía haberse acabado, que termine con gloria y no de Aburrimiento, ese Igor sobraba ahi, era y es un personaje que no sé por qué lo dejaron el 2º....en fin....
“El formato se empieza a agotar.
Es muy difícil sorprender con algo que no esté visto. Y si los protagonistas resultan muy artificiales la identificación del gran público se va agotando”, señala.
La cadena, que ha confirmado otra edición, califica de “natural” la evolución y presume de éxito:
“El programa no solo tiene vigencia, sino que compite con otros más nuevos”, asevera Marco.
La catedrática Lacalle ahonda: “Hace buenos índices de audiencia y además su producción es mucho más barata que una serie”. Y el profesor Ruiz ve peligros para Telecinco en esta predilección:
“Esa sensación de poco real que tiene Gran Hermano puede afectar a la credibilidad general de la cadena. Si el programa no acaba de funcionar como antes podría ser una oportunidad de reposicionar la imagen de marca”.
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