El nombre de la rosa, obra cumbre de Umberto Eco escrita en
1980, hablaba de la opulencia de la Iglesia Católica, del miedo al
conocimiento, de la censura del saber.
Temas que permanecen intactos en la primera adaptación teatral que se ha hecho en el mundo de esta obra emblemática que fue todo un best-seller en los años ochenta del pasado siglo. La versión escénica de El nombre de la rosa, se estrena hoy en el Gran Teatro de Cáceres, inaugurando el XXIV Festival de Teatro Clásico de esa ciudad extremeña.
El montaje cuenta con una adaptación escénica realizada por José Antonio Vitoria y Garbi Losada, quien también se ha encargado de la dirección del espectáculo en el que participan 12 actores principales y unos 30 figurantes, encabezando el reparto Karra Elejalde, en el papel del fraile Guillermo de Baskerville, y Juan José Ballesta, en el de su joven discípulo Adso de Melk. Ambos tratan de desentrañar una serie de extrañas muertes que se suceden en una abadía benedictina en el siglo XIV. "Mi personaje es un reto, el teatro implica un compromiso muy grande", dice Elejalde. "Los hemos abordado desde el plano naturalista, como si la obra fuese un Chéjov. Guillermo es un franciscano progresista, un tipo muy comprensivo, al que no le gusta juzgar, y yo, por eso, no lo he llevado por la energía ni por lo físico, sino más bien por el camino de un hombre tranquilo y cariñoso, que comprende que los seres humanos estamos sujetos a mezquindades y pecados
. Va ser un espectáculo de calidad porque la historia es apasionante".
El estreno de este montaje no contará con la presencia de Eco, aunque sí con sus permisos para poner en pie este ambicioso proyecto abordado conjuntamente por cuatro compañías, conocidas en el sector teatral, Ados Teatroa, Al Revés Producciones, Tres Tristes Tigres y La Nave Producciones, de cuatro comunidades autónomas (País Vasco, La Rioja, Navarra y Extremadura).
Llevan años peleando por sacar a flote el proyecto, tras adquirir los derechos para su puesta en escena, algo que se hace por primera vez, lo que podría parecer insólito, sobre todo teniendo en cuenta el éxito mundial que tuvo la versión cinematográfica de esta novela, con la película dirigida por Jean-Jacques Annaud en 1986 y protagonizada por Sean Connery y un adolescente Christian Slater.
“Con la Edad Media como telón de fondo, El nombre de la rosa contiene una original mezcla de relato detectivesco a lo Agatha Christie y novela culta, y se revela como una aventura laberíntica, que participa de las características propias de la novela policíaca, la crónica medieval, o la alegoría narrativa”, comenta Losada, “su apasionante trama, llena de golpes de efecto, nos deslumbra además con la reconstrucción portentosa de una época, de sus diversas formas de pensar y los conflictos que entre ellas se desatan”.
Tanto la escenografía como el vestuario se han adaptado a la época en la que transcurren los hechos, y se ha pretendido que fueran elementos que contribuyeran a recrear la atmósfera de misterio que ideó el escritor italiano en su novela.
El montaje que se estrena en Cáceres supone la primera adaptación para el teatro de este best-seller de los años 80 que aborda un debate siempre vigente: la riqueza de la Iglesia Católica, el miedo al conocimiento y la censura del saber.
Temas que permanecen intactos en la primera adaptación teatral que se ha hecho en el mundo de esta obra emblemática que fue todo un best-seller en los años ochenta del pasado siglo. La versión escénica de El nombre de la rosa, se estrena hoy en el Gran Teatro de Cáceres, inaugurando el XXIV Festival de Teatro Clásico de esa ciudad extremeña.
El montaje cuenta con una adaptación escénica realizada por José Antonio Vitoria y Garbi Losada, quien también se ha encargado de la dirección del espectáculo en el que participan 12 actores principales y unos 30 figurantes, encabezando el reparto Karra Elejalde, en el papel del fraile Guillermo de Baskerville, y Juan José Ballesta, en el de su joven discípulo Adso de Melk. Ambos tratan de desentrañar una serie de extrañas muertes que se suceden en una abadía benedictina en el siglo XIV. "Mi personaje es un reto, el teatro implica un compromiso muy grande", dice Elejalde. "Los hemos abordado desde el plano naturalista, como si la obra fuese un Chéjov. Guillermo es un franciscano progresista, un tipo muy comprensivo, al que no le gusta juzgar, y yo, por eso, no lo he llevado por la energía ni por lo físico, sino más bien por el camino de un hombre tranquilo y cariñoso, que comprende que los seres humanos estamos sujetos a mezquindades y pecados
. Va ser un espectáculo de calidad porque la historia es apasionante".
El estreno de este montaje no contará con la presencia de Eco, aunque sí con sus permisos para poner en pie este ambicioso proyecto abordado conjuntamente por cuatro compañías, conocidas en el sector teatral, Ados Teatroa, Al Revés Producciones, Tres Tristes Tigres y La Nave Producciones, de cuatro comunidades autónomas (País Vasco, La Rioja, Navarra y Extremadura).
Llevan años peleando por sacar a flote el proyecto, tras adquirir los derechos para su puesta en escena, algo que se hace por primera vez, lo que podría parecer insólito, sobre todo teniendo en cuenta el éxito mundial que tuvo la versión cinematográfica de esta novela, con la película dirigida por Jean-Jacques Annaud en 1986 y protagonizada por Sean Connery y un adolescente Christian Slater.
“Con la Edad Media como telón de fondo, El nombre de la rosa contiene una original mezcla de relato detectivesco a lo Agatha Christie y novela culta, y se revela como una aventura laberíntica, que participa de las características propias de la novela policíaca, la crónica medieval, o la alegoría narrativa”, comenta Losada, “su apasionante trama, llena de golpes de efecto, nos deslumbra además con la reconstrucción portentosa de una época, de sus diversas formas de pensar y los conflictos que entre ellas se desatan”.
Tanto la escenografía como el vestuario se han adaptado a la época en la que transcurren los hechos, y se ha pretendido que fueran elementos que contribuyeran a recrear la atmósfera de misterio que ideó el escritor italiano en su novela.
El montaje que se estrena en Cáceres supone la primera adaptación para el teatro de este best-seller de los años 80 que aborda un debate siempre vigente: la riqueza de la Iglesia Católica, el miedo al conocimiento y la censura del saber.
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